Estas tiras son como ese folio de acetato. Tan transparentes que por un lado no engañan a nadie pero por otro resulta que casi casi ni se ven.
Pasan desapercibidas, como esa brisa de sal, como el sonido del mar cuando sin viento te bañas de arena a la orilla de la playa.
Por eso estas tiras juegan al escondite, descansan cada siete días (o al revés) e hibernan cuando todos están levantados.
Es verdad que muchas de las líneas, casi como si se hubiese caído un lápiz de entre las manos, han sido hechas de casualidad y rebotes descuidados.
Y ahí siguen...