lunes, 31 de octubre de 2011

La huella de la luz en el humo que rasga y vuela



















Basta con jugar y dejarse llevar.
Hay que mirar, claro (saber mirar, que diría aquel) y notar cómo el tiempo se detiene.

Fotografiar el humo puede hacer que la noche se coma a la tarde y que los reflejos rojos se expandan por la pared que lo acoge.
Puedes pensar en hacer noventa fotos y sin darte cuenta convertirlas en novecientas.

Las formas cambian continuamente, la luz modela las curvas, el chorro blanco se presenta como las hojas de una planta que no existe, viva y polimorfa.
Yo buceo en ese bosque de incienso a través de una ventana tan pequeña, que a veces da hasta miedo.

viernes, 28 de octubre de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XLII)


288) Porque si sumamos 1+1 en un cuenco chino, los 1 resbalan por las laderas interiores del cuenco hasta posarse suavemente, un 1 sobre el otro, en el fondo del mismo.
Así que dentro de un cuenco chino, 1+1 siempre será = 1.

289)Porque Eugenia Antequera Hidalgo, nativa del encantador pueblo de Rosario de Peñabrava, era la encargada de velar por la seguridad de todo el vecindario vestida con el uniforme de guardia municipala que le había prestado generosamente su antecesor en el cargo, el ahora alcalde Felipe Humberto Alcaraz Barroso.
Eugenia solía cumplir su labor bien a rajatabla y en muchas ocasiones llegaba tarde para almorzar en casa, donde su marido -también conocido como Felipe el alcalde- le esperaba ya con la comida en la mesa.
Felipe y Eugenia eran los únicos habitantes de Rosario.
Todavía recuerda Eugenia con aires de nostalgia y resuello cuando ella era la alcaldesa y las cosas funcionaban mucho mejor, pero no se atreve a sacar el tema en la comida (ese arroz caldoso que tan bien prepara Felipe) vayamos a liarla, nos peleemos y acabemos por encarcelar al alcalde en un calabozo, que además es el trastero de la casa y anda desordenado.
Felipe y Eugenia no pudieron tener hijos, y ahora viven sus días en este pequeño pueblo abandonado donde hace ya cuarenta y tres años se conocieron y enamoraron.
A veces ocurre que Eugenia se mira al espejo y ve con claridad reflejada en su lugar la cara de su marido.
- Y es que 1+1= infinito- piensa mientras sabe que tiene que dejarlo todo para planchar su traje de trabajo, que mañana tiene audiencia con el señor alcalde, y éste es hombre meticuloso que se fija en todo y saca faltas por nada.

290) Porque no quiero desprenderme de la irresistible sensación que deja en mi boca un 1 dulce y sabroso; una manzana caramelizada, un calippo de lima y limón.
Pero por mucho que uno sea goloso, si tomase un poloflash en forma de 2, acabaría teniendo la boca más grande que Elisabeth Berkley, así que yo con 1 me conformo.

291) Porque los 1 son sujetos altivos y orgullosos, y no se dejan sumar fácilmente.
De hecho conocí a uno en Wisconsin que no permitía ni que le sumaran ni que nadie lo multiplicase por toda su esencia.
Cuentan de otro en Cracovia que llamó a su tío que era ministro para que prohibiese cualquier coyuntura adversa que propiciase su suma, y también hablan de una asociación secreta de 1, que se reunían al filo de los acantilados fumando hierba, mirándose de reojo y confabulando en contra de las matemáticas.
En cualquier caso hay 1 que, aunque desconfiados, acceden a regañadientes a sumarse entre sí, pero mirándose frente a frente, ¡como los hombres!
Y entonces sí. Entonces se suman y ocurre lo que ocurre.
Que 1+1 = M

293)Porque un parche da lugar a un tuerto. Y si sumamos 1 tuerto a otro tuerto tendremos a unos amigos que se comprenden, se respetan. Nos encontraremos frente a unos amigos que quedan para beber y compartir penas, contarse sus tristes vidas y pedir otra copa más que todavía es temprano.
Cuando sumamos 1 tuerto a 1 tuerto, efectivamente, nos encontramos con 1 ciego que no veas...

294) Porque sumar es verbo querido la de 1ª conjugación.
Todo el mundo cree saber que si sumamos un 1 a otro 1, lo que nos tendría que dar -lógicamente- es un verbo de la 2ª conjugación, que podría ser -por ejemplo- querer.
Así que, por extraño y rocambolesco que pueda parecer, al intentar sumar 1+1 vamos subiendo de conjugaciones hasta el inevitable final.
1+1= Sumar, Querer, Morir.

295) Porque hay 1 de todos los tamaños, formas y colores -eso lo saben en Bulgaria y en un convento de Carmelitas que hay en Córdoba-, así que cuando sumamos un 1 alto y esbelto, modelo en sus ratos libres de Calvin Klein y que además está de pan y moja, si lo sumamos a un 1 más esmirriado, enjuto y con la planta que de estar trabajando de dependiente en una tienda de cómic, la suma es una hache.
1+1= h

Dadme amor




jueves, 27 de octubre de 2011

Historias del otro lado XXXV



Y para evitar problemas
mi alma se esconde
dentro de la calma

No por mucho madrugar



Y a veces ni durmiendo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Té y zanahoria



Té y zanahoria podría ser buen título
para un poema
si no fuese ya
en sí
el poema mismo.

martes, 25 de octubre de 2011

Pájaros LXXVI











No hay cosa peor para el amor que la timidez y el viento...
Al final probablemente se trate de una carrera de fondo donde en vez de obstáculos te encuentres nubes, lluvia, distancias y viñetas vacías.

Los pájaros vienen y se van, es cierto, pero cuando yo los veo, cuando los miro allá a lo lejos, no pienso en otra cosa que no sea en volar...

lunes, 24 de octubre de 2011

Viaje a Brasil VI



















Un viaje es casi por definición un crisol de miradas.
Tan lleno de pequeños detalles, de rincones escondidos, de sorprendentes descubrimientos que resulta inabarcable siquiera en su recuerdo.
Las calles, la gente, una conversación, aquel desplazamiento, un atardecer cerca de la playa, comprar plátanos en un mercado, observar una discusión sentado en un parque, la majestuosidad de un museo, el hambre antes de buscar un restaurante, la humedad, las ganas de volver o el sueño acumulado.
Un viaje es un maravilloso crisol que en más de una ocasión nos acaba deslumbrando.

Quizá por eso, por esa acumulación de detalles, recuerdos y vivencias, hago pocas entradas de viajes que no sean un cúmulo variopinto de esa amalgama de imágenes que acaban llenando tu tarjeta, tu disco duro.
Y si eso es así siempre, mucho más con Brasil.
Siempre que abro de nuevo las carpetas que contienen las fotografías de aquellos días me asalta el caleidoscopio variado e inabarcable de la esencia de ese país que es muchos y es uno al mismo tiempo.
Tanto en la forma como en el fondo pierdo la capacidad de discernir y agrupar, y me asaltan las imágenes y los recuerdos de las playas, los adoquines, las miradas y la fruta.

En color o en blanco y negro, verticales u horizontales las fotografías de Brasil salen sin querer amoldarse a ninguna clasificación establecida.
Solo son ellas, reflejo de que un día alguien estuvo por allí, y tuvo la inmensa suerte y la fantástica oportunidad de hacer un click.

domingo, 23 de octubre de 2011

Mañana empiezo CXIX







Con lo que cuesta dibujar una cama, como para no usarla...
Y buscando la utilidad de los objetos se inventaron las escaleras (para subirlas), los iceberg (para chocar con ellos), y el ir a por tabaco (para no volver).
Cada cosa parece que tiene su función menos la mano, que en vez de dibujar nos acaricia los domingos.
Y como nos dejamos, la cosa sigue.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XLI)



281) Porque Liu Hui, matemático cuasi desconocido de la china imperial del Reino de Wei allá por el 260, usaba su propia fórmula.
Le temblaba la mano al escribir, como se encargaba de recordárselo Punset, con el que solía compartir pupitre en clase de pretecnología.
-"Liu, no escribas tan raro que pareces chino"- le solía decir aquel rubiales de pelo rizadísimo.
El bueno de Liu Hui como que entrecerraba sus ojos y se dedicaba a inventar nuevas fórmulas que pudieran satisfacer a sus hermanastros gemelos, aunque lo chincharan a la hora del wasabi.
Él decía 1つ プラス 1つ, y claro, así normal que le saliese 双生児

282) Porque un fin de semana son dos días de vacaciones. Porque un puente suelen ser tres y llegan hasta cinco.
Porque si sumamos un fin de semana a otro fin de semana la suma se llena de días, risas, descubrimientos, complicidades, sorpresas, desconexión y asueto.
Si sumamos un fin de semana a otro fin de semana perdonad que os diga, pero la suma sale bastante más que 2.

283) Porque los matématicos, mal que le pese a Ernest Holloway, escriben malos poemas y aunque llenan las pizarras verdes de bellos números inútiles, suelen cometer faltas de ortografía cuando menos se lo esperan.
Así, un martes cualquiera hubo quien se atrevió a formular "1 mas 1" tal como lo leéis, sin acentuar.
Así que claro, de esta manera, 1+1 = 1 pero 1.

284) Porque los poetas, mal que le pese Hoover Blanche, son malos matemáticos y aunque se les llena la boca de amor y lucha social, no pueden evitar rimarlo todo en la vida.
Así que claro, de esta manera, 1+1 = vete a tomar por culo.

285) Porque para sumarle un 1 a otro 1 lo primero que tienes que hacer es tener un 1. Y la cosa está mu mala.

286) Porque todos los números que van del 0 al 4 son perfectamente intercambiables.
Es más: gusta cambiarlos.
Que si no hay 3 sin 4, que si 1 es multitud, que si donde comen 2 come 1, que si 1,2,3 al escondite francés.
Aunque nosotros, modestos pero profundos, nos quedemos siempre con el cero.
1+1 acaba sin querer queriendo en 0.

287) Porque no hay nada más bonito que sumar.
Bueno, sí que hay: inventar. No hay nada más bonito que inventar.
Bueno, sí que hay: soñar. No hay nada más bonito que soñar.
Bueno, sí que hay: crear. No hay nada más bonito que crear.
Bueno, sí que hay: Vivir. No hay nada más bonito que vivir...
(podría seguir así todo el tiempo, sumando, y es que no hay nada más bonito que sumar...)

viernes, 21 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Sin ti



Un amigo me dijo una vez que el doble de nada es nada, pero para mi que multiplicar por dos la nada requiere un esfuerzo, oye.

Quizá por eso -o no- los días en que no soy ni la mitad de bueno apenas si duran 12 horas.
Y es entonces que, casi sin querer, me convierto en el vizconde demediado de tus noches, partiéndolo todo, en espera de una fugaz promesa.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Historias del otro lado XXXIV



Los montes están impregnados de piel, y los ombligos de vistas.
Se trata simplemente de ir subiendo, en escalada sin fin.
Hay que asomar la cabeza, dejarse seducir e inventar palabras que no existan.
Basta con coger un poco de papel para embalar, y desempaquetar las historias que siempre estuvieron ahí, aunque un día no las viésemos.

Un fuerte olor a azufre




martes, 18 de octubre de 2011

Pájaros LXXV











Los pájaros no se dan la espalda: miran el horizonte mientras esperan para coger impulso y lanzarse hacia no se sabe dónde.
Los pájaros no se van: dejan huecos reemplazables.
Los pájaros no forman huracanes: son culpa de las manos que no se tocan.
Los pájaros no dejan de estar: lo que permanece es su ausencia.
Los pájaros no son un dibujo: son una pipa.

lunes, 17 de octubre de 2011

Beijing Kaoya, o llamadme Arturo















Lo mejor de los descubrimientos es pensar que poco antes de que ocurran estaban ahí, y que en realidad era solo que tú no te habías dado cuenta.

Jaén, hace dos semanas.
Visitamos a unos amigos en su casa de campo, acompañados de un pato, sin saber muy bien quién era el regalado a quién, si el pato a nuestros amigos o al revés.
En cualquier caso pasamos un estupendo fin de semana en buena compañía, charlas y reencuentros, y al pato se le construyó un pequeño corralito donde pudiese sentirse cómodo, con una piscina de plástico a modo de estanque improvisado.

Y no fue hasta diez minutos antes de irme que saqué la cámara y -en vez de buscar a los amigos y sus peques, como correspondía- me centré en ese animal feliz en su charco de plástico.
Solo con los reflejos, el color, la materia orgánica entre lo artificial, la profundidad de campo y el agua tenía yo bastante juego.
Y me dediqué a jugar.

Allí dejamos a Arturo, el pato, feliz de haber sido aceptado con tanto amor, feliz de no haberse convertido en un vulgar Beijing Kaoya.
Y aquí quedan sus fotos.

domingo, 16 de octubre de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XL))


274) Porque si sumamos, si simplemente sumamos, que es lo más bonito que hay, no nos debemos quedar en lo fácil.
Hay que sumar miedos a impulsos, dudas a riesgo, vida a sueño.
Hay que sumar iniciativas a las incógnitas, verdiales a los fajines.
Sumemos el mar Adriático a cuarenta y dos tomates, la gelatina de manzana a una lágrima que está por venir.
Sumemos diatribas a devenires, collares a pellizcos, bandoleras a sandalias de esparto.
No nos quedemos en la suma fácil.
Sumemos, aún sin saber.
Sumemos, y que sea lo que Pitágoras diga.

275) Porque UNO + UNO = UUNNOO

276) Porque en cada rincón del alma de un 1, este guarda el enigmático secreto de convertirse en dos.
Así que, paradojas de la vida, 1+1=4.

277) Porque Ildefonso Abantos Pérez trabajó en una máquina de tabaco casi toda su vida laboral, hasta que lo despidieron por la crisis.
Él vivía dentro de la máquina expendedora, claro, y se encargaba de recoger las monedas que la gente echaba.
Luego, con una linternilla que su jefe había comprado en el chino, Ildefonso trataba de contar las monedas para rebuscar en su bolsillo (la estrechez del sitio hacía esta operación altamente dificultosa) el cambio que devolver al cliente.
Si algo odió Ilde de su trabajo todos esos años fue que hubieran instalado un convertidor de voz que cambiaba su grave y profunda tonalidad en una más parecida a la de una mujer.
"¿Por qué no puedo decir "su tabaco, gracias" con voz varonil?" se preguntaba con toda la razón del mundo. No es justo.
El caso es que nadie tuvo nunca queja de la profesionalidad de Ildefonso, y como auto homenaje a tantos años de dedicación exclusiva, diez minutos antes de que terminase su último turno, y ante una pareja de jóvenes que se acababan de tomar un café en el local donde se situaba la máquina, Ildefonso les obsequió con un paquete de Camel después de que la chica echase dos monedas de un euro.
1€+1€=1 paquete de Camel.

278) Porque una vez hice una tira que se llamaba "Mañana empiezo" y justo después le sumé otra tira. Pues bien, llevo 706.
También ocurrió otra vez que hice una tira que se llamaba "Pájaros", y después le sumé otra tira, tal que ahora llevo 335.
Sumar tiras es una locura maravillosa que yo, personalmente, espero que no acabe nunca.

279) Porque si a una vida le sumásemos otra vida, se nos llenaría el tiempo de aburrimiento, hastío, tiempos muertos, inactividad, desidia (ah, ah, al borde del mar) apatía y desazón.
Vivamos la única, la que tenemos, sin sumar más que ganas de que no se acabe, pues casi sin quererlo todos sabemos que 1+1=0.

280) Porque no se dice un o, se dice una o.

sábado, 15 de octubre de 2011

No escribí, no fui


No escribí poesía para decirte que te quiero.
Si acaso escribí lamentos que se perdían en la noche,
escribí enjaulado
escribí demente,
escribí azoteas llenas de misterio.
Escribí cajones, escribí sonetos,
escribí magnolias de terciopelo negro.
No escribí poesía para decirte que te quiero.
Si acaso te miro, siempre desde lejos.
Me silencio en tu pluma, me columpio en la fuente,
complazco a viandantes con sonrisa de acera
y viajo en alondras para perderme en tu pelo.
Nunca dije te quiero.
Nunca pulsé la mesa donde guardo los secretos,
nunca derramé gabardinas a la hora del café,
nunca prometí acertijos que nublasen cielo y cena.
No escribí poesía para decirte te quiero.
Ojalá lo hubiera hecho
antes de que el mar borrase mi memoria,
antes de que las huellas de tus pasos resbalaran calle abajo
deslizadas por el aceite de una indiferencia
que a veces me sabe a miel
y otras a repámpanos.




Si hoy no vengo a por ti no me esperes levantada.
Si no recojo las sobras de la noche,
si no pinto de amianto las aceras del parque,
si me empeño en rodar de lavadora en peonza
no trates siquiera de seguirme en pensamiento,
no intentes que el ascensor baje al piso menos cuatro
ni que las ballenas aúllen como lobos en celo.
Déjalo estar, déjame ir.
Si hoy no voy a por ti
será que ya te tengo
o pensemos al menos
que lo hemos soñado juntos.