lunes, 31 de agosto de 2009

Plantando flores en el mar









A veces pienso en ponerme a dibujar como quien planta flores en el mar: sin demasiadas esperanzas de que agarren, pero con la ilusión del primer día.
El trazo, el tiempo detenido, una sonrisa entre un fondo de madera, los colores que se evaporan en las noches calurosas, la gaviotas que cruzan un cielo granate, acuarelas, noches luminosas y como siempre, un lápiz graso.
El tiempo detenido está hecho de muchos tiempos. Los dibujos son las flores y el papel ese mar cambiante que las acoge. Lo demás, como ya he dicho alguna vez, pertenece al terreno de los sueños.
O del dormir.

(y al fondo, la tele, dice que el verano se acaba...)

domingo, 30 de agosto de 2009

Mañana empiezo XXVI







"La vida depende de un hilo". 
Esta reflexión, en boca de una bombilla, no puede resultar más acertada.
Pero mientras ese hilo fulgura, las historias siguen entre utopías, conexiones cerebrales, posibles huelgas e idas a por tabaco.

Después de la entrada XXV no hay que pedir mucho más...

sábado, 29 de agosto de 2009

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano I


Uno nunca sabe el por qué.
Bien por el aburrimiento, bien por el fin del verano, bien por irle cogiendo gusto a esto del blog, bien porque vaya usted a saber.

El caso es que inicio hoy una nueva etiqueta: 365 razones.

Siempre hay 365 razones para todo (aunque paradójicamente uno nunca sepa muy bien por qué),  y simplemente hay que buscarlas.
Pueden parecer muchas a priori, y puede que lo sean (sobre todo cuando te las tienes que inventar). 

No tenía muy claro cómo mostrarlas. Una razón al día era buena periodicidad, pero para eso era mejor hacer un blog específico (no creáis que no lo he pensado) y tampoco había que pasarse. 
Quizá por eso empiece con siete razones a la semana, aunque la constancia no esté asegurada. Cuando acabe de demostrar irrefutablemente esta teoría, empezaré con otra. 

O no.


365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano:

001) Porque sí.

002) Porque Galileo me cae mal

003) Porque los mapas (los mapas planos, los de toda la vida) aún coronan las escuelas, esos templos de la sabiduría, mientras que los globos terráqueos sólo sirven para esconder un minibar.

004) Porque si no nos caeríamos (con toda la gravedad que eso implica).

005) Porque las imágenes de los satélites que tanto dinero nos cuestan lo que muestran es un círculo (un círculo plano, vamos) y nunca, nunca una esfera.

006) Porque me lo ha dicho mi vecina Maripuri.

007) Porque Nueva Zelanda no existe, ni existirá jamás.

jueves, 27 de agosto de 2009

Viaje a Vietnam II















Visto ya con algo de distancia, Vietnam es un país de contrastes, y eso lo engrandece. 
Puedes encontrar montaña, playa, selva o ciudades. 
Y yo, que me reconozco urbanita, he disfrutado mucho con la variedad y con todos los paisajes que de esa variedad se derivan: las calles, las gentes, los mercados, el caos, las miradas, el ruido, los rostros, las motos. 
Sé que me repito pero es que es así: por encima de todo mucha vida. 
Ya sea en el encantador barrio antiguo de Hanoi, en las imponentes montañas de Sapa, en la irreal bahía de Halong o en los fascinantes mercados flotantes del Mekong.
Esa variedad y esa vida forman al final un sola cosa: tu viaje.

A fin de cuentas las fotografías, que no dejan de ser reflejo de un instante, intentan, ora demostrar ora recordar, aquello de lo que hablo.
Y en los rostros está el paisaje...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Pájaros VII









No sé de dónde viene el nombre de Ulah. 
Lo cierto es que creía haberlo inventado, por sonoro, y no descarto que así sea (mi memoria es demoledóramente frágil). 
Quién sabe.
Pero antes de añadir aquí estas tiras, un poco por curiosidad, un poco por yo qué sé, he consultado con Google (ese semidiós) y no me ha contestado con ninguna de sus típicas "usted quiso decir" que tanta rabia da, así que demos por válido ese nombre, que a resultas parece ser más un apellido que otra cosa.

Otra cuestión no menos importante: aunque no afecte a la historia en sí, hago saber, sobre todo a los lectores más jóvenes, que "veinte duros", equivale aproximadamente a 60 céntimos de euro.
Lo que se podía comprar o no entonces con veinte duros, ay, es otro cantar.

martes, 25 de agosto de 2009

Mi yo del pasado II


"Me gustaría decirte cosas al oído, muy bajito, pero la tecnología no llega a tanto y no puedo, así que en vez de decirte te las escribo al móvil (pero las escribo flojito, que conste)"
Recibido el 14/03/07

"No te lo pienses mucho porque no hay mucho que pensar...sólo disfruta de la tranquilidad que se respira en el futuro...los sueños, por sí solos, volverán a brotar de la tierra mojada...y recuerda: Sé justo al echar la vista atrás...las cosas han sido como han sido...buenas y malas, alegres y triste, mágicas y vulgares...como la vida misma al doblar de una esquina, solo que más cansado..."
Recibido el 30/03/07

"Dime de dónde sacas las fuerzas que tan sólo hace siete meses no tenías...¿de dónde?...bueno, primero dime: ¿las tienes?...ah, eso me temía..."
10/o4/07

"Dime si no eres más que aquello que soñaste...porque si eres menos mal vamos..."
Recibido el 26/04/07

"Tienes la mala costumbre de mandarte sms del pasado al futuro...espero que tengas la buena costumbre de no hacerles mucho caso..."
Recibido el 4/5/07

lunes, 24 de agosto de 2009

Garaje de siesta y tippex









Sacados no ya de un cajón sino de un garaje entero (el verano, la casa familiar y el síndrome de Diógenes, es lo que tiene). La de polvo y dibujos que se pueden ir acumulando por ahí...
Redescubiertos tras la siesta, con el calor que parece que no da tregua pero sí, y en un momento en que los días forman ya una cuenta atrás que se toca y organiza con la punta de los dedos.

Sin pensarlo sé que hace mucho, mucho tiempo.
Más del que quiero calcular. 
Dibujos de esos que cuando vuelven a aparecer al aire libre de la tarde, ante los ojos de uno, no se recuerdan como propios.
Era la época de pintar con los posos del café, con tizas de colores, con recortables, tippex o acetato. 
Era todavía la época del no saber, y así se muestran.
Era la época del dibújame, dibújame mucho.

Era esa época.
Por no decir aquella...

domingo, 23 de agosto de 2009

Mañana empiezo XXV







Tenía "escritas" estas tiras desde hacía ya bastante tiempo...

Algunos días, antes de acostarme, me preguntaba si era posible hacerlo, si era posible tener tanta poca vergüenza, y la respuesta es siempre la misma:
¡Sí, es posible!

sábado, 22 de agosto de 2009

Historias Cuadradas III


No podía hacerlo normal, claro, pero tampoco es que quisiese.
A saber:
A) Estamos en pleno verano, con una calor (y un calor) de aúpa, y yo voy y me dispongo a mostrar historias que tratan de la navidad y el frío.
No son horas.
B) Se supone, como bien reza el encabezamiento de la entrada, que lo que muestro ahora es la tercera parte de "Historias cuadradas", y voy y lo hago con un cortometraje de dos historias.
Dónde vamos a parar.

Pero si nos fijásemos en los "pequeños detalles" todo sería más fácil.
Veamos:
A) Aunque parezca que las historias tratan del frío, están llenas de amor y calorcito, y es que con el caracol bombero qué podemos esperar que no sea eso: Vuelven de nuevo las historias de los cuatro hermanos, de las peticiones absurdas y las diferentes maneras de cumplir con los encargos. Hay ardor, viajes, amistad, hartazgo y calidez, mucha calidez.
B) Cualquier espectador avezado habrá podido comprobar que en la segunda parte de "Historias cuadradas" había tres historias, así que el hecho de que en la tercera parte haya dos no hace sino defender una simetría estúpida tan al gusto del autor. 
Eso sí, en la cuarta parte habrá cuatro, de eso no me libro.

Y ahora que lo pienso, ¿de qué estamos hablando?, ¿esto a qué venía?. ¿por qué estas absurdas explicaciones?...
En fin, así me entretengo yo

viernes, 21 de agosto de 2009

Luna nueva


La luna nueva ha venido
para quedarse.
Negra noche sin marea
donde me engañaste
con tu eclipse.
Qué ganas tengo 
de que Galileo se muera
y que la tierra vuelva a ser
plana de nuevo.


jueves, 20 de agosto de 2009

Mucho más acá de las boyas amarillas













Estamos en verano ("todavía", "por fin", "y lo que queda", "por poco tiempo", poned el calificativo que queráis) y -no queda otra- es época de calor. 

Cada uno busca la manera de afrontarlo conforme a sus gustos y posibilidades (desde la sombra al AC) pero yo me reconozco como hombre de mar. Me gusta el mar aunque no las aglomeraciones, pero esa es otra historia. 
Me encanta el sonido, ora leve ora tremendo, del agua cuando llega y muere en la orilla. me encanta su forma y su color cambiantes, su final que se pierde en el infinito, más allá de las boyas amarillas...

Pero soy también un hombre contradictorio (o no).

Me encanta el mar y me encantan las piscinas. Ese agua controlada en una pequeña cuadrícula, ese azul cloro recogido y capturado. 
Me gustan igualmente sin aglomeraciones, a ser posibles de amigos y no públicas o comunales, pero me gustan. 
Si tuviera una, que no es el caso, sé que no conseguiría aburrirme de ella. 
Me bañaría recién levantado, antes de comer, después de la ineludible siesta y sobre todo antes de acostarme, por la noche, a esa hora donde el mar infunde respeto y la piscina tranquiliza.
La noche y el agua unidos antes del sueño, qué bonito.

En fin.

No fue por la noche y sí una mañana radiante que estuvimos hace muy poquito compartiendo un rato junto y dentro de una piscina.

Muestro aquí las fotografías -veraniegas, qué duda cabe- de aquel feliz momento.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Punch Drunk Love (Cines Ideal)



Los Cines Ideal son de las pocas -llamémosles importantes- salas que todavía no habían pasado por esta etiqueta.
Un clásico histórico de los cines de Madrid (todavía recuerdo al genial crítico Alfonso Sánchez en alguna memorable crónica narrada con su peculiar voz desde las puertas de este cine) al que, no me preguntéis por qué, le tengo a la vez cariño y recelo.
Me encantan las vidrieras que coronan su fachada, su emplazamiento y el que sea también en V.O., pero no puedo desprenderme de una sensación de despersonalización en su interior, y tampoco es que me termine subyugando la selección de películas que ofrece aunque, lo reconozco, es un lugar común al que acabo volviendo.

Recuerdo muy bien la proyección de Punch Drunk Love, entre otras cosas porque fue no hace mucho, en el 2003, y porque desde entonces permanece fijada en mi retina.
La vi además el día de su estreno. 
Había leído cosas, me habían llegado comentarios, leves apuntes deslavazados que acabaron anidando en mi espíritu, así que tenía ganas, muchas, de verla. 
Y allí estaba yo en la cola (Ideal y cola, una unión bastante común) un viernes a primera sesión de las cuatro de la tarde.

Punch Drunk Love. Aquí se tradujo como "Embriagado de amor", y aunque mi inglés deje bastante que desear, el título vendría a significar algo así como "amor resacoso" (menudo título, ¿eh?) o "resaca de amor" que sí que se ajusta más a lo que en la pantalla se cuenta. 

No fue difícil quedar fascinado por esta película. Absurda, inclasificable y sorprendente. Con una mezcla justa de existencialismo y estupidez, imposible de explicar, ni de planificar, ni de nada. 
Excesiva y contenida a un tiempo: tan extraña como los personajes que la habitan, tan psicodélica como su música y sus títulos de crédito. Un martillazo intenso que nos golpea y nos hace añicos cual frágil cristal, como en la propia cinta.

Es raro salir del cine y que sea todavía de día. Ya metidos en primavera, cuando vas a primera sesión no te queda otra, pero tu cuerpo no responde. Te vas perdiendo entre las calles, entre el bullicio de la gente -demasiada luz, demasiada vida allá afuera- y tardas en reincorporarte a ese mundo que te acoge sin saber.
La realidad.
Mucho más raro después de haber visto cómo se destroza un piano en plena calle, cómo tus miedos más profundos salen a flote, cómo se pueden comprar packs de puddings y salir indemne, como el amor vence -o no- como en la vida misma.
El mundo no es real aunque lo sean los pasos.

Yo no sé muy bien en qué estaba pensando Paul Thomas Anderson cuando se embarcó en este proyecto. Dicen que en la historia real de "El hombre pudding" pero yo creo que no era más que una excusa.
Y más conociendo su tendencia a hacer películas excesivas en todos los sentidos, que aunque esta lo sea, dura menos de hora y media y tiene si cabe mayor hondura y profundidad. 
Qué alegría eso de ochenta y cinco minutos...

Es también una película de actores. Adam Sandler, quién lo diría, con Emily Watson, Philip Seymour Hoffman o Luis Guzmán. Están todos espléndidos en esta densa, oscura, a veces desasosegante a veces luminosa (¿comedia romántica?) historia de amor surrealista.

Una llamada telefónica, esa idea brillante no entendida, el peso de la familia, viajar por amor, aquella canción que se te mete tan dentro, un paseo entre las natillas de un supermercado, la soledad, sí, siempre tan presente.

Los Cines Ideal se pierden a medida que mis pasos se dirigen a la Puerta del Sol. La plaza Jacinto Benavente empieza a oscurecerse con el cambio de tono en el azul del cielo. Mis pasos, como tantas veces, se confunden con mis pensamientos y aunque sepa que voy andando, de algún modo una gran parte de mí se ha quedado en aquella butaca de aquel cine.
Y sí.
Allí sigue.
 

Pájaros VI









Teatros, diluvios, muros, mares, amores ciegos, lluvia y flores, cupones, huidas, aromas eternos y otras tragedias. 
También hay alegrías, claro, aunque bañadas en verde.
Así son los pájaros.

martes, 18 de agosto de 2009

Maneras negras (de viví)







La manera negra es esa técnica en la que partes del negro como base, como superficie, y dibujando vas sacando las luces, descubriendo las formas. 
Descubriendo es una buena expresión. 
Justo al contrario de lo que ocurre cuando te enfrentas al folio en blanco con un lápiz en la mano. Es un juego curioso, un proceder distinto, otra manera de divertirte con las formas, las sombras, bastante cercana a la escultura.
Hay que probarlo todo.
Ya decía que el grabado tiene algo. Uno no sabe explicar muy bien qué y -como siempre que esto ocurre- enseguida te das cuenta que no hace falta.
Hay que dejarse llevar.
No es mala esa manera (negra) de vivir, la de irle sacando brillo a los días.
Aunque no sea dibujando, también vale.

lunes, 17 de agosto de 2009

De bomberos XII



No hay en el corazón bombero sitio ni espacio para otra cosa:

Autobuses interurbanos,
escaleras,
tornillos, metal y ruedas,
medias de tomate,
poemas, sofá, luz, casa y diantres,
los pelos en la ducha,
la mirada imposible,
las cartas no mandadas, el silencio mantenido,
un buzón,
volante y extintores
el puto mar de los cojones,
la sonrisa eterna del vete tú a saber y más que me callo,
una matrícula, dolores y el parabrisas estropeado,
aquel portal cuarenta y dos en la penumbra más hermosa,
su cara su piel sus ojos y su boca...

Pobrecito corazón bombero.
¡Tan chiquito!
¡Tan rebosante!

domingo, 16 de agosto de 2009

Mañana empiezo XXIV







Cuando uno se pasa tanto tiempo en la cama acaba soñando. Y los sueños se convierten en historias. El problema empieza cuando las historias tratan de alguien que se pasa tanto tiempo en la cama que acaba soñando y esos sueños se convierten en historias. Entonces es difícil distinguir qué fue primero, la historia, el sueño, o la historia del sueño.

Me estoy liando pero yo me entiendo...

La mano escalera pensaría, no me cabe duda, que lo mejor sería echarse una cabezadita y reflexionar sobre esto.

jueves, 13 de agosto de 2009

Viaje a Vietnam I















Aunque no viene mal un poco de reposo y tiempo para ver las fotografías y tomar conciencia del trabajo realizado, la impaciencia vence y acaban llegando aquí antes de lo que tenía pensado.
Intentando al menos recoger parte de lo que allí había: paisajes, gente, rostros, calle y -sobre todo- mucha vida.
Habrá más, qué duda cabe, aunque estoy por auto imponerme unas reglas que todavía no existen.

Como decía antes: Tiempo al tiempo.