sábado, 30 de abril de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XVII) (la semana mañana y VII)



113) Porque escojamos lo que escojamos (ya sea la mano inquieta, una bombilla con forma de idea, un folio en blanco, un lápiz con bigote, una mesa solitaria o un futuro incierto), si a cualquier cosa que escojamos le sumamos la mano vaga, la suma será solo la primera cosa.
1 lo que sea + 1 mano vaga = 1 lo que sea.

114) Porque si a un lápiz gastado, pulido por los dibujos y la vida, lleno de experiencias y trazos, meditabundo frente a sus últimos días, le sumamos un lápiz nuevo, que habita en la casa de la mano más vaga del mundo, que nunca se ha rozado con un folio en blanco, que nunca ha mostrado sus huellas al tiempo, que derrama su grafito en forma de bigote de otra época, el resultado de esa suma no podrá ser otro que la vida misma, con sus contradicciones, sus paradojas, sus momentos buenos y los no tanto, sus sueños realidad, sus sueños imposibles y la sempiterna lucha que representan el bien y el mal, una lubina a la plancha o una fabada Litoral.

115) Porque si a un "Mañana empiezo" le sumas otro "Mañana empiezo" resulta que pasan los días y tienes 600 mañanas empiezos acumulados en el cajón virtual más grande de tu casa (que es en lo que se ha convertido tu blog).
1+1= a 600 o más

116) Porque Michael Verter cambió las dos ruedas delanteras de su coche frente a una gasolinera en las afueras de Oklahoma. Quiso llamar a Sonya, su exmujer, para contárselo mientras se fumaba un Lucky Strike, y usar tan burda excusa para poder pasar con ella un ratito al teléfono, pero el maldito móvil comunicaba.
Como Michael es un hombre moderno y su teléfono (del que no diremos la marca) tenía tecnología 3G, se conectó a Internet mientras el pitillo se consumía.
Probó a escribir tres nombres -por azar- y ver los resultados en Google (un divertido juego al que se había acostumbrado no hacía mucho).
Los tres nombres escogidos "Tomorrow begins" "Lazy hand" y "Fireman is my passion" no dieron resultado alguno, por lo que (aunque él no lo sepa) el azar quiso que dos pinchazos simultáneos no le acabaran aportando nada, aunque le podían haber ofrecido un universo de sueños y contradicciones a su monótona vida de gerente de una empresa farmacéutica...
1+1= es 0 o infinito, en función del idioma empleado en la suma.

117) Porque si a un cortometraje soñado -que representa el futuro- le sumamos la verdadera creación de ese cortometraje, lo convertimos en presente.
1+1= paradojas temporales.

118) Porque si a una bombilla fundida le sumamos una bombilla encendida, el resultado varía:
En luz: 1+1=1
En aporte existencial: 1+1=0
En necesidad de ir a comprar otra bombilla: 1+1=0
En comparación con la luna: 1+1=-1.000.000.000.000
En ideas para la mano vaga: 1+1=sueño

119) Porque si a una tira cómica que lleva 100 entradas y más de 600 historias le sumas el carácter de su creador, la vagancia, la desidia, el sopor, el verano que llega, el traslado a otra ciudad, la sensación de agotamiento, la repetición de ideas, el cansancio propio de más de dos años con ella, el resultado de dicha suma -inevitablemente- no podrá ser otro que seguir, seguir, seguir con la misma tira, con nuevas entradas, con nuevas historias.
Seguir hasta el infinito.
Sí.
1+1= Infinito.

viernes, 29 de abril de 2011

Echar una mano (la semana mañana VI)




La semana mañana V













Dibujar a la mano, qué contradicción...
Son las cosas que pasan cuando nuestra amiga se pasea sin pudor por todos los rincones de este blog.
Le faltarán lugares que visitar, claro (humor gráfico, cortometrajes) porque la semana se va acabando (hasta que, como la pescadilla que se muerde la cola, llegue de nuevo el domingo); la semana se va acabando, y -dejémoslo ahí- algo habrá que reservar para cuando cumplamos las doscientas entradas.
Quién sabe...

jueves, 28 de abril de 2011

Las definiciones de un coche a vapor XLVII (la semana mañana IV)











Es lo malo y lo bueno de colarse en casas ajenas: que nunca sabes cómo puede acabar la cosa.

En cualquier caso este territorio mudo de definiciones absurdas le viene a la mano como anillo al dedo (¿acabo de escribir "le viene a la mano como anillo al dedo"?), y qué duda cabe que podría haber venido para quedarse, aunque no se así ni muchísimo menos.
De todas formas ha sido curioso, porque (esto llevaría más tiempo explicarlo y tampoco hace falta) el coche a vapor es la única tira en la actualidad que realmente dibujo, con lo que volver a dibujar a la mano tanto tiempo después me ha reconciliado, por decirlo de algún modo, con este su mundo estanco.

Aunque inquieta como -no- es, la mano mañana volará, y si me permitís decirlo, no tengo la menor idea dónde.

miércoles, 27 de abril de 2011

Historias del otro lado XXIV (la semana mañana III)



La mano se cuela en esta ocasión en estas Historias del otro lado, aunque ya sepamos que los lados andan últimamente dislocados, y las orillas cambiadas.
Se deja sumergir la mano en esa brisa del que piensa y medita en el rebalaje, y contempla el sol o las estrellas según la hora que corresponda.

Sigue sin dibujar, huelga decirlo, pero se le escapa una añoranza sincera para con su otra mano que nos deja perplejos a la par que tranquilos.
Seguirá la mano viajera en su semana más esplendorosa, aunque mañana le toca callar, y eso sí que le va gustar, cómo negarlo...

martes, 26 de abril de 2011

Pájaros LIII (la semana mañana II)











Llega la mano en su viaje al territorio de los pájaros.
Seria, contemplativa y desvergonzada como corresponde.
Ella no vuela, no espera, no ansía.
Se deja mecer por el ritmo del viento, por el de las olas.
Se mezcla el color y el blanco y negro, el desamor con la vagancia, los pensamientos con las frases.
Llega la mano al territorio de los pájaros.
Cortés como es ella saluda a esos pájaros que vuelan y no vuelven, pero prosigue su camino, sin saber muy bien -como siempre- qué le deparará el mañana...

lunes, 25 de abril de 2011

La semana mañana I

















Que me falta la vergüenza es una cosa ya sabida, que hago bien uso de esa carencia algo palpable a ojos vista, y que encima me gusta resulta indiscutible.
Así que allá que vamos.

Estamos de celebración, ayer se cumplieron la cien primeras entradas de la tira "Mañana empiezo" (más de 600 historias), y la cosa no se iba a quedar en una simple entrega triple.
Claro que no...

He decidido pues inaugurar "la semana mañana" (qué me gusta el título) y hacer un crossover total donde la mano vaga y sus compañeros de fatigas se pasearán por fotografías, pájaros, dibujos y demás, expandiendo su universo de vagancia y desenfado por todos los rincones de este blog.
Era lo menos.

Y empezamos como buen lunes con diversas fotografías de viajes, que permiten a la mano ocupar en sueños el museo del Louvre, decorar con estilo las suaves cadencias de las curvas de la arquitectura de Niemeyer, o descansar como corresponde en un hotel de Sao Paulo.
Permitiremos igualmente que el lápiz se sienta útil en los restos de la biblioteca perdida que se encuentra en Tombuctú, que la mesa olvidada se crea puente en la inconmensurable ciudad de Shanghai, que la bombilla ilumine con tibieza un mercadillo en Hangzhou, que la mano dispuesta se convierta en guerrera y guardadora de la tumba de un emperador loco, y que, cómo no, la luna mora acabe iluminando la noche de las mezquitas en la mágica ciudad de Estambul.

Una manera como otra cualquiera de empezar la semana mañana.
A ver mañana...

domingo, 24 de abril de 2011

Mañana empiezo C



















C de cien.
Cien entradas. Seiscientas tiras cómicas.

No puedo decir que fuese siempre un hombre excesivo, pero es cierto este blog me ha hecho un poco así.
Hoy tocaba celebrar las cien entradas, las seiscientas historias, los cien domingos de la tira cómica "Mañana empiezo", y no he encontrado mejor forma de celebrarlo que con una triple entrega de la misma. Y si me hubiese propuesto que fuesen cinco, cinco habrían sido.
Pero está bien así.

Dentro de una cosa tan loca, tan inasible, tan caótica y excesiva como este blog, "Mañana empiezo" se ha convertido en paradigma de muchas cosas.
Me gusta por eso.
Tan contradictoria como que más de seiscientas historias giran entorno a la vagancia y la creatividad, hace ya mucho tiempo que las invento (efectivamente, no las dibujo) el mismo domingo que son publicadas.

Soy así.
Sigo pensando que mañana haré mejor las cosas.
Mañana seguro.
Pero mientras llega ese mañana, me conformo con hacer lo que buenamente me salga en el inabarcable mundo del presente.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XVI)



106) Porque uno, en inglés, es one.
Y si a un one le sumamos otro one nos sale un Juanes.
1+1= Juanes.

107) Porque el mundo está lleno de cosas que no se pueden sumar, porque son únicas: La luna, Carmen de Mairena, la pirámide de Keops, Monchito, el lunar de tu pecho, Almayate, una canción de Sinatra, mi dedo gordo, Arrigo Sacchi, la película "Mala Sangre", el caracol bombero, Les Luthiers, la esquina entre Puebla y Ballesta, las milojas de viento o la lluvia.
Bueno, la lluvia no.
La lluvia se puede sumar, pero no da 2 ni de coña.

108) Porque Paolo Ruffini fue el primero en demostrar la imposibilidad de resolver mediante procesos elementales de álgebra las ecuaciones generales de un grado superior a cuatro.
Y encima lo demostró con un éxito parcial.
Paolo tomaba mate solamente en febrero (cuando viajaba a Argentina para ver a sus abuelos), y su cerebro estaba dividido con la coherencia de las mariposas.
Estábamos a principios de 1800 y el bueno de Paolo consiguió con una única y fallida explicación humana hacernos ver que el universo se expande.
Es por eso que, como Niels Henrik Abel corroboraría años después, con un universo expandido 1+1 siempre es 2 coma algo.

109) Porque uno (escrito en Times New Roman Regular, tamaño 12) + uno (escrito igualmente en Times New Roman Regular, tamaño 12) suman uno (escrito igual, pero en negrita).
Es lo que tiene sumar y poner encima.
1+1= 1.

110) Porque Atila era casi analfabeto, y es que apenas si podía ir a clase cuando fue chico, así que se dejó crecer libre en las llanuras danubianas.
No sabía escribir, por eso cuando le tuvo que mandar una misiva a su máximo enemigo, el general romano Aecio (con motivo de la batalla de los campos Cataláunicos) le pidió a un sirviente que escribiese uno, y éste no pudo sino transcribirlo con una hache: Huno.
Y como andaba mal no solo de ortografía, sino también de matemáticas, la suma de huno más huno le salía dose.
1+1= 12.

111) Porque 111 es el resumen de esta entrada, es el resumen de esta tira.
1+1=1.
Vale que no siempre, vale que no a todas horas, pero por consenso intergaláctico (con el voto particular en contra de Andrómeda, qué porculeros) 1+1=1, y eso hacen 111.
1+1+1=1=111
(y el mundo, lleno de unos, se llena de lluvia, se llena de lágrimas)

112) Porque Pere Tarrés, nacido en 1974, tenía un barco en su imaginación con el que navegaba por Tarragona.
Ha surcado el Índico y el Bósforo, ha salvado con su pericia de filibustero las incursiones de los corsarios malandrines que querían secuestrar a su dama, y tenía guardado en la suela de cuero de sus botas de serpiente el mapa de un tesoro que Long John había regado con ron una tarde de pavoneos.
Pere Tarrés sabía sumar pero que muy bien.
Por eso sus aventuras no tenían fin.
Pere sabía que si a una vida rutinaria le sumas una imaginación sin límites, el resultado es infinito.
1+1= infinito.
Y es por eso que yo imagino a Pere, que se imagina grumete.
Y es por eso que alguien me imagina a mí, imaginando a Pere.

sábado, 23 de abril de 2011

Los nombres de los árbitros de fútbol



Aprendieron a viajar en el tiempo, pero da igual.
Saben como ninguno contar historias que se cuelan dentro y nos transportan a mundos reales, a mundos imaginarios, a mundos imposibles, a mundos soñados, mundos tangibles.
Son los novelistas.
No se puede ser nada mejor: Novelista.
Buscan las palabras justas, el ritmo exacto.
Profesan amor a las palabras y a los sonidos que se desprenden de su lectura.
Destilan pasión por vivir las vidas que no son nuestras vidas pero que se convierten en nuestras vidas mientras las vivimos a media luz cuando el día languidece.
Sí. Así son.
Pero aun siendo los más excelsos en activar nuestra imaginación, los que más luz desprenden en las frías noches de invierno, unos pocos, insatisfechos por naturaleza, se sienten tristes.
Muy tristes.

Aprendieron a viajar en el tiempo, pero da igual.
No sabes muy bien por qué, pero los ves vagar tristes e irredentos por bares de alterne de carreteras secundarias, los ves deambular de siglo en siglo perdidos, nostálgicos e inquietos.
Nunca acaban el cubo de Rubick, se dejan a medias los crucigramas de Tívor Reves, alias Peko, y la melancolía se instala con tanta fuerza en su alma que no se atreven a echarle pepino al gazpacho de sus abuelas, y se dejan olvidado en un cajón su colección de colillas manchadas con carmín femenino.
Pobres escritores tristes.
Son novelistas que buscan nombres.
Nombres.
Son los novelistas que saben que parte de la magia que consiste en enganchar al lector en una buena historia depende en buena medida de los nombres de los protagonistas de esa historia.

¿Y cómo encontrar el nombre perfecto?
¿Cómo dar con la sonoridad justa, con la contundente cadencia de una pronunciación impecable?
Muchas han sido las fórmulas desplegadas en el tiempo.
Que si el nombre de tu mascota + el segundo apellido de tu madre, que si mezclar las sílabas, que si combinar nombres de filósofos con apellidos de los criados mestizos de la baja Inglaterra, que si buscar en Wikipedia nombres aztecas, repúblicas bálticas, caballos percherones, ínsulas del Pacífico...
A los novelistas tristes en busca de nombres nada de esto les sirve.
Y beben calimocho.

Tan tristes los novelistas, tan perdidos en su búsqueda y los tenían delante.
Los nombres perfectos.
Nombres que sirven para los espadachines de la Edad Media que lavan su honor en sangre, para los pilotos de combate engañados por el gobierno japonés, para amantes sudorosos que vuelan entre alcobas, para mendigos que roban el pan de los mercados de Oriente, para bailarines del Bolshoi con paperas el día del estreno o para fiscales obesos que afinan su traje blanco en una sastrería de Bulgaria.
Para todos ellos hay un nombre.
Y lo tienen aquí.
En España.
Sólo tenían que haber rebuscado entre los nombres de los árbitros de fútbol y ya.
Los árbitros.
La mejor novela, la mejor historia.
El nombre perfecto.

Los árbitros de fútbol no tienen por qué saber que es un libre directo. No necesitan un especial fondo físico, no deben conocer la regla del fuera de juego, y pueden confundir sin ningún problema diez pasos con ocho.
Los árbitros de fútbol no tienen por qué ser buenos en su profesión, al menos en España, pero lo único que se les pide a cambio es sonoridad en sus nombres.
Nombres contundentes, nombres imposibles, nombres perfectos.
Y ellos, displicentes, cumplen con lo que se les pide.

Atención, novelistas del mundo: Se acabó vuestra búsqueda.
Todas las historias no escritas, todas las nuevas aventuras por imaginar y traspasar al papel ya tienen sus protagonistas.
Ya existen sus nombres.
Pueden parecer mediocres personajes vestidos de negro que tratan de imponer su ley frente a veintidós jóvenes de calzón corto. Pueden parecer frustrados deportistas en busca de una verdad que nunca será verdad para una parte al menos. Pueden parecer eternos cuestionados, falibles humanos, mediocres almas.
Pero qué nombres.
Para todos ellos hay una historia.
Sólo tienes que escribirla, sólo tienes que leerla.
Yo te ofrezco una pequeña pincelada, pero su dominio no es de esta tierra. Son tantos que desbordarían Vida y Destino.
Los árbitros de fútbol.
Brito Arceo, Undiano Mallenco, Japón Sevilla, Urizar Azpitarte, Teixeira Vitienes, Ansuátegui Roca, Daudén Ibáñez, Andradas Asurmendi, Soriano Aladrén, Guruceta Muro, Esquinas Torres, Mejuto González, Lamo Castillo, Mejía Dávila.

Y empecemos a soñar...

viernes, 22 de abril de 2011

jueves, 21 de abril de 2011

Bailes mil









Bailes loco, bailes mar, nada baile y bailes perfil.
Todo vale para el baile.
Todo vale para recuperar poco a poco la normalidad de unos días de vacaciones y regresos.
Y qué mejor que el dibujo para llegar a casa.
Bailes loco, y volvemos a empezar...

miércoles, 20 de abril de 2011

Viaje a París I















Mirar las imágenes con los pies todavía doloridos.
Escudriñar entre los días, el Sena, las estatuas y los puentes.
Recordar lo que todavía no se ha olvidado, bucear entre la luz de las aceras, navegar por la memoria prendida entre las nubes.
París bien vale una quedada.
La luz se cuela entre los días y la memoria fluye. La mano dispara imágenes que se quedan en una pequeña tarjeta que volará contigo en el avión de vuelta.
No puedes evitarlo y las miras.
Entonces estás de nuevo allí, y las orillas vuelven a confundirse.
París bien vale un regreso.