Yo me iré.
Cruzaré inquieto al otro lado,
cogeré al vuelo las mantas que necesite,
vaciaré mis bolsillos antes de partir,
perderé mis canicas
y regalaré pasta de dientes
a todo aquel que se cruce en mi camino.
Pasarán los días ocultos y desterrados.
Pasarán las tardes de siesta y regocijo.
Pasarán los trenes que nos llevan a otros mares.
Volverá el olor a madera, la lluvia en los cristales.
Volverán los ruidos, las noches subtituladas, el azabache en la nevera.
Volverán los bomberos a mirar el verde tras la ventana encerrado.
Y habrá más vida, sí, aunque se sufrirá de lejos.