domingo, 3 de abril de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XIII)


085) Porque la mancha de la mora con otra verde se quita. 1+1 = 0.

086) Porque las noches más desconsoladas en la vida de Guillermo Andrada, aquellas en las que el insomnio vencía a su alma y se dedicaba a vagar cigarro en mano por el Paseo Marítimo del Rincón de la Victoria, aquellas noches las sumas no le salían al bueno de Guillermo.
No podía contar estrellas porque estaba nublado, no podía contar papeleras porque no había, no podía contar náufragos porque no llegaban, no podía contar la arena porque él estaba solo pero no era loco, no podía contar el sonido de las olas chocando en el rebalaje porque unas se mezclaban con otras, y no podía contar ex novias porque la última chica que durmió con él en su apartamento de la Urbanización La Biznaga se llamaba Olivia, tenía 73 años y era una amiga de su madre.
Guillermo paseaba mientras sentía cómo la humedad iba penetrando en su interior, pero la humedad no se puede sumar, y si se hace sale que 1+1 es muchísimo.

087) Porque 1+1 no pueden ser 2, al menos no los días impares...

088) Porque la Fórmula 1, auspiciada por gente de mucho dinero que gusta de viajar en yate y de beber champagne en copas de un finísimo vidrio, no puede ser sumada con nada.
No.
Ellos no lo permitirían.
Supuestamente, dicen mientras bailan con chicas neumáticas en terrazas de madera natural, la Fórmula 1 es lo más.
Así que si ellos hubieran querido, ya habrían sumado a la Fórmula 1 otra Fórmula 1, y si hubiesen obtenido una Fórmula 2 eso habría resultado ser la repera.
Pero no.
Hay veces que sumar no significa tener más. Y cuando eso te lo dice alguien que tiene mucho, habrá que creerlos.

089) Porque Fibonacci se puso a cruzar parejas de conejos como un loco (y un principio matemático debería haber optado por una prudencia conyugal menos fértil que la coneja) en su famosa secuencia 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89 -curiosamente, el número de esta entrada- y así.
Pero Fibonacci no había inventado nada nuevo, sino que tres hindúes de piel morena y sonrisa ancha, los sabios Pingala, Gopala y Hemachandra, ya lo habían inventado antes, dejándose de conejos y mirando la increíble forma de una alcachofa, con lo que cualquier profesor de un IES que se precie, le quitaría un punto a Fibonacci por su plagio.
De esta manera, su serie se queda 0, 1, 1, 2, 4, 7, 12, 20, 33, 54, 88 -curiosamente, la entrada anterior- y acaba siendo una sucesión que inevitablemente nos lleva al pasado.
1+1 = un viaje al pasado.

090) Porque en cualquier suma que se precie -y aquí no estamos para tonterías- Hacienda se lleva su porcentaje, así que, aunque dependa del Real Decreto correspondiente, podríamos establecer que 1+1 suele ser igual a 1,3683, aproximadamente.

091) ¿Cuánto es 1+1, preguntas mientras clavas en mi pupila tu pupila azul?, ¿Cuánto es 1+1?: 1+1 eres tú.