lunes, 4 de abril de 2011

Chema y las oposiciones



No nos llamemos a engaño. Detrás de cada fotografía siempre hay una historia.
Quizá por eso el título que en su momento di a esta entrada resulte un poco engañoso.
Pero hoy no.
Hoy hace honor a su título, y detrás de esta foto hay una historia, o quizá varias.

Y eso que esta imagen no es una fotografía que haya tomado yo, si no simplemente una en la que salgo.
Por eso, aunque no sólo, la historia de la misma no es mi historia y sí de quién la tomó.
Esta es, por tanto, la historia de Chema.

Julio 2006. Melilla.
En mitad de las oposiciones que se convocaron aquel año.
Tuve suerte, es cierto, y conseguí sacarlas.
Aunque nada de esto sea importante en esta historia.
Lo realmente curioso, sorprendente y en cierto modo fascinante es que nuestro compañero José María Segura, Chema, que también se presentaba a las de su especialidad, dedicase un esfuerzo más que especial en fotografiarnos a nosotros mientras realizábamos las pruebas.

No dejaba de ser raro: uno mismo se notaba nervioso, pensando en qué prueba podían mandar, en qué temas iban a salir, en si nos daría tiempo a mostrar lo que sabíamos, y ahí estaba Chema, con su sempiterna compacta en la mano, dispara que dispara, que si Rafa dibujando, que si Paco Ponce sacando la bola del tema 6, que si Encarni recopilando ejercicios, que si Sonia concentrada escribiendo.
No sé cuántas fotografías pudo sacar.
No fue hasta tiempo después, cuando los ecos de aquellas pruebas habían disminuido, que me las pasó en una carpeta, por si las quería como recuerdo, me dijo.
- No sé, igual te molan -
Qué personaje.
No sé cuántos de los opositores de España tendrán una foto del momento en que estaban realizando su ejercicio.
Yo sí la tengo. Gracias a Chema.

Era verano y hacía mucho calor. En el antiguo aula que ahora se ha convertido en biblioteca nos dejaron una antigua mesa verde y unos folios para poder desarrollar el tema.
Yo me coloqué al lado de la ventana. Cola de caballo, gafas y gesto serio. Supongo que pensaba entonces que era mucho lo que me jugaba y de algún modo así era.
El ventanal abierto fue propicio para, desde el primer piso de enfrente, poder capturar la imagen.

Cinco años han pasado desde entonces.
Los recuerdos se tamizan, algunas cosas se borran, otras se olvidan. Pero siempre que veo esta fotografía no puedo evitar pensar en aquellos ratos de concentración y folios, escribiendo como un cosaco la evolución de la cámara fotográfica y sus accesorios, tema 14, aunque sobre todo me siga asombrando el arrojo de este tipo peculiar, que entiende como nadie el valor documental de una fotografía, y gracias al que de vez en cuando me permito el lujo de pasear por aquel momento, tan perdido en mi memoria.

Si esto es sólo un ejemplo, qué no guardará tu disco duro, Chema.
Gracias de nuevo.