Es lo malo y lo bueno de colarse en casas ajenas: que nunca sabes cómo puede acabar la cosa.
En cualquier caso este territorio mudo de definiciones absurdas le viene a la mano como anillo al dedo (¿acabo de escribir "le viene a la mano como anillo al dedo"?), y qué duda cabe que podría haber venido para quedarse, aunque no se así ni muchísimo menos.
De todas formas ha sido curioso, porque (esto llevaría más tiempo explicarlo y tampoco hace falta) el coche a vapor es la única tira en la actualidad que realmente dibujo, con lo que volver a dibujar a la mano tanto tiempo después me ha reconciliado, por decirlo de algún modo, con este su mundo estanco.
Aunque inquieta como -no- es, la mano mañana volará, y si me permitís decirlo, no tengo la menor idea dónde.