martes, 30 de junio de 2009

Viaje a India IV















Viajar es patear las calles. Es inmiscuirte en el ambiente de un mercado, es callejear por los barrios perdidos, es vislumbrar atardeceres entre coches y bicis. 
No hay museos en la calle y sí vida, jolgorio y tumulto. 
Y en India ni digamos.
El olor de la calle, el ritmo de la calle, la gente en la calle, el polvo de la calle, las tiendas, las vacas, los rickshaw de la calle.
Todo se acumula a cada paso y las sensaciones se agudizan y se colman.
Viajar es bajar al piso y compartir esos ritmos. 
Y qué decir de India.
Tengo negativos escondidos de las calles de India. Negativos olvidados, vencidos por el tiempo, avejentados por el pasar de los días.
Y sin embargo algunos aún conservan el aroma de toda aquella vida, de todo aquel gentío, de toda aquella locura impregnada en polvo y plata.
Capacidad de transportar, de recordar el pasado y proyectar un futuro.
Quién sabe...
 

lunes, 29 de junio de 2009

Dos pensamientos, una única idea





Un par de dibujos pequeñitos con un gran fondo en blanco que los acoge.
Un par de pensamientos sacados de la noche que confluyen en la misma idea cuando el amanecer aparece.
El blanco y negro, con su gama de grises, espera la llegada del color al otro lado.
Hay ganas.
Hay minaretes en la luna que esperan más sueños por recorrer.
Lo de construírmelo era broma...

Me queda la porquería



Pensamiento leve:
En mi paseo
se cruza un hombre
que dice:

"Cómprame, chaval,
me queda La Porquería".

Un día antes de partir
me doy cuenta:
Sigo en Melilla.

domingo, 28 de junio de 2009

Mañana empiezo XXI







Para qué nos vamos a engañar: Mañana no voy a empezar
Ni mañana, ni pasado. 
Es solo cuestión de tiempo. 
El calor, las ganas de mar y la necesidad de desconectar de la rutina. Viajar, evadirse de lo cotidiano, pensar en un futuro con optimismo y energía. Recuperar la confianza, leer, reconocer en los atardeceres a un nuevo día.
Para qué nos vamos a engañar: Vienen las vacaciones.
Y cómo las necesitamos...

sábado, 27 de junio de 2009

Historias lineales



Este cortometraje lo realicé en el 2006.
La idea no era tal sino más bien una excusa para rodar un corto entre amigos. El mundo del cortometraje funciona así, y aunque eso de contar una historia está muy bien, cualquier pretexto es igualmente válido.
Nos lo pasamos bien.
Ahora coincide que son días de despedida así que venía bien incluirlo -mostrarlo- una tarde como esta.
Juande se prestó encantado, a Elena la hicimos saltar para nada, y Katia, nerviosa, se negó a salir sin su perra Meli.
Sí. Nos lo pasamos muy bien.

Técnicamente resultó bastante sencillo aunque laborioso. La parte de "imagen real" son fotografías dibujadas puestas en continuidad, y los trozos de animación del caracol bombero están hechos en Flash, con un fondo panorámico del Painter.

La música, que me encanta, está sacada de un magnífico recopilatorio -descubrimiento de Rolf- de canciones de Alemania del Este de la década de los sesenta, llamada "L'amigamore".
Brutal.

Tengo que decir que el corto se estreno en "Cortos de Vista" con una duración de 11 minutos. Esta versión de siete es bastante más llevadera, y con algo más de tiempo haré una aún más corta, que la historia y sobre todo los espectadores se merecen el mejor de los tratos.

Animar como siempre a los que tengáis cosas que contar, a los que queréis pasar un rato con los amigos, a los que queráis reíros y disfrutar.
Haced cortos. 
Hacedlos con amigos, hacedlos con cariño.
Y todo irá bien...

viernes, 26 de junio de 2009

Ver bailar














Siempre me gustó ver bailar con la misma fuerza que detestaba hacerlo yo mismo.
Un nulo sentido del ritmo, algo de pereza y cierta introspección me ha hecho nulo para esos pagos. Quizá sea por eso que me fascine tanto ver a quien lo hace bien. 
El dinamismo, el aire en movimiento, música y plasticidad en una unión eterna, todo eso y más se juntan en el baile.
Hace poco tuve la oportunidad de ir a un festival para ver bailar a una amiga y con la cámara en la mano, claro, no pude estarme quieto.
No bailando. Disparando.
Una muestra de aquello os enseño ahora.

Algo hay de capa de mago en esa falda y esos volantes que se sueltan al viento. Algo de misterio en los colores que la luz roba a la noche. 
Mucho hay de liberación compartida encima de un escenario. Mucho de vanidad, mucho de locura contenida, mucho -probablemente y aunque sea contradictorio- de tiempo detenido.
Así que el tiempo detenido del baile baila inquieto delante de la cámara de fotos, que lo detiene una vez más, en ese juego eterno.

jueves, 25 de junio de 2009

Pájaros II











Pajaritos por aquí.
Los pájaros siguen volando entre desengaños, abandonos y poca vergüenza, con más ingenuidad que alas, y sin demasiada racionalidad, que para qué sirve, releches.

Los duendes verdes también se asoman por estas páginas. Los duendes verdes, como todo el mundo sabe, conceden sólo un único deseo. Esta peculiaridad más lógica hace que la cosa sea, para aquel que tenga que elegir, mucho más difícil pero también, qué duda cabe, bastante más emocionante.

Esta noche debo recordarme que tengo que seguir dibujando.
Es que a veces se me olvida...

miércoles, 24 de junio de 2009

Dibujos de artificio y brisa







Siguen volando trazos y caminos sin destino, entre sueño, calles y arboledas. 
Los paisajes irreales son los que se asoman en la noche para acompañarnos en esa extraña construcción de líneas, formas y colores.

Como siempre digo, precisamente para eso, para perderse y encontrarse, dibujar en el propio ordenador, sin mancharte las manos de tempera, está muy bien.  
Prontitud, despreocupación, rapidez. 
Mola.
Puede que el resultado, al no sentir el tacto del papel -ese gramaje de la superficie- quede un poco artificial, sí que es posible, pero a la vez resulta tan improvisado, tan vivo, tan despreocupado, que hay que quererlo igual.
Y se le quiere.

martes, 23 de junio de 2009

Dersu Uzala (Cine de verano de Nerja)



Dersu Uzala.
Hablamos de nombres rotundos, de nombres sonoros, de nombres sugerentes que evocan sentimientos y sensaciones y ahí está él: Dersu, el cazador. 
Un ejemplo de humanidad y humanismo, una película que atrapa, una oda al medio ambiente y a nuestra relación con él. 
Una verdadera obra maestra.

Reconozco que la había visto ya emitida en televisión, pero me voy a referir aquí a una sesión especial, que organizamos a través del ayuntamiento de Nerja. 
Era 1992 y por aquel entonces, a través de uno de esos contratos de primer empleo, colaboraba con Damián Bueno en el área de cultura del ayuntamiento, con José Luis Aponte de concejal. 
Solo puedo decir que me lo pasé muy bien aquel año (conociendo a mucha gente, Carlos Jaime, Escalante, ¡tantos!) y que, sobre todo, me reí -y bien a gusto- con el bueno de Damián. 
Por aquello de la prestación social sustitutoria fueron varios los amigos que pasaron posteriormente por allí, y para todos fue una gran experiencia.

Se hicieron varias cosas durante aquel año de trabajo, y una de las que recuerdo con más cariño fue precisamente la proyección de la película del maestro Kurosawa.
No recuerdo muy bien, pero se trataba de organizar un ciclo de actividades por el medio ambiente, o algo así. 
El ayuntamiento tenía medio inutilizado un proyector de 16mm. (que se utilizaba si mal no recuerdo para proyecctar películas en verano, en las barriadas del pueblo). 
En un catálogo de largometrajes en 16 mm. que cayó en mis manos ví que, entre una variopinta oferta, se incluía la de "Dersu Uzala"
Como ya he dicho había visto la película en televisión, y me fascinó la posibilidad de proyectarla ¡con mis propias manos!, bajo la supervisión de Damián, qué duda cabe.
No era de los largometrajes más caros en contratar y acordamos proyectarla en el marco de otras actividades como conferencias, excursiones y demás.

El lugar elegido fue el cine de verano, que se encontraba por aquel entonces situado en la calle Granada. 
Soy de frágil memoria, ya digo, aunque recuerdo que ha estado en calle Cristo, y que algunos años también anduvo por el descampado del Chaparil. 
De calle Cristo recuerdo especialmente la subyugante proyección de la película "El sur", que yo no había visto antes, y de la que quizá hable en alguna otra ocasión.

Pero claro.
Vimos "Dersu Uzala" apenas seis personas.
Es de esos actos que uno organiza con cariño pero que al final (película de dos horas y media, noche de mayo que refresca, silla sin cojín que amortigüe...) no termina enganchando a la gente.
Hay que entenderlo. No pasa nada.
 
Pero el cine es lo que tiene. Mágico, imprevisible y absorbente. Te cura te engancha te atrapa y te transporta.
Me senté -estaba con Charo- y el mundo desapareció. 
Sólo existía aquel pequeño hombre en toda su inmensidad. Su sabiduría, su humildad, su modo de vida, su amistad por encima de todo, sus supersticiones, su cariño, su dignidad, su ternura y todo, todo su encanto transmitido en cada fotograma.

Aquellas tortuosas e incomodísimas sillas de frío aluminio pintado de azul, el relente de las noches primaverales, el patio desangelado, nada pudo enturbiar aquella proyección.
El asombro y la fascinación de aquel oficial ruso por el cazador mongol eran mi asombro y mi fascinación.
La tristeza del final de la vida, el hermanamiento con la naturaleza, el declive de las facultades, la amistad auténtica, la imposibilidad de adaptarse a un nuevo medio, el más hermoso de los paisajes boscosos de la Siberia o la crueldad de un viento en mitad del desierto.
Sentimiento a flor de piel.

"Dersu Uzala", dirigida por Akira Kurosawa en 1975 no envejece con el tiempo.
Volví a verla allá por el 96 en Madrid, en los circuitos de versión original y me volvió a fascinar. Sé que ocurrirá cada vez que la vea.
Además tengo el poster en grande enmarcado presidiendo mi estudio de trabajo. 
Miro a la derecha mientras tecleo estas letras que acaban mi entrada y ahí está Dersu. Yo lo miro y él me mira, tal como es, de un modo transparente: eterno, sencillo, cazador solitario, tan real, tan extraordinario.

Dersu Uzala, una maravillosa película.
No dejéis de verla.
 

lunes, 22 de junio de 2009

Autorretrato I



No he podido resistirme...

La poca vergüenza, tarde o temprano, lleva a la vanidad, cuando no caminan de la mano. 
Así que mirarse en un espejo, al igual que fotografiarse a uno mismo, forman parte del mismo juego.
No he podido resistirme, pero lo peor es que habrá más.
¿Que no?

domingo, 21 de junio de 2009

Mañana empiezo XX








En el mundo moderno lo digital ha llegado sin invitación pero con la idea fija de quedarse.
La luna es la culpable de los sueños, los lápices jóvenes se van de marcha, las manos parafrasean anuncios y las luces tenues no sirven para dibujar pero nos dejan el ánimo perfecto para otras cosas...

De nuevo en domingo...

sábado, 20 de junio de 2009

Siete más tres



Esta noche quiero soñar 
con un duende
que riega en flor 
mientras fuma en pipa.

Pero anoche soñé
que vivía en un mundo
donde siete más tres sumaban siete
(7+3=7) 
y los minutos,
malandrines,
tenían sólo veinticuatro 
(24) 
segundos.

Pájaros I











El cajón que he abierto esta noche es un cajón sin fondo...

Un cajón enorme que nació hace al menos veinte años y que se ha ido llenando con el tiempo sin llegar nunca a rebosar.
Muchas historias y muchos los dibujos que he ido guardando en este cajón...

Este cajón del que hablo es una tira cómica sobre el desamor en forma de pájaro
Y lo más curioso de todo es que nunca en estos veinte años conseguí encontrarle un nombre que me gustase.

Así que "Pájaros", que lo sepáis, es un título momentáneo.
Quizá porque sean historias bastante deslavazadas que buscan la frase o el sentimiento sin mucha mayor concreción.
Quizá porque nombrarla es limitarla y no quiero.
Quizá porque no deba tenerlo.
Quién sabe.

El caso es que "Pájaros", o como quiera que acabe llamándose, recién llegada a las páginas de este blog, ha venido para quedarse.

Y le echará humo al más pintado.

viernes, 19 de junio de 2009

Tres caras a la sombra de la luna







Tres caras que miran al cielo con colores. Tres caras tranquilas que se plantan enmedio de ningún sitio. 
Dibujando sin mancharse...
Algo de étnico en el trazo, algo de melancolía en el gesto. Y los colores que no se van.
El calor derrite el fondo y se hace antesala de la noche. 
Busca el negro intenso un hueco donde quedarse, a la sombra de la luna.
Llega la hora del descanso, y los ojos acompañan.
Mañana más...

jueves, 18 de junio de 2009

La uña rara



La uña rara no tiene, por mucho que quiera, una vida propia que la acoja.
La uña rara es hija de nuestra propia impericia. Nace de nuestra desatención, de los versos inventados, del té que se enfría y del viento en la ventana.
Todos, menos aquellos con la malsana costumbre de limárselas, hemos tenido más de una, más de una vez, en más de un dedo.

Un pequeño despiste por mucho que la ducha nos haya despertado, ese ínfimo descuadre en la curvatura del apéndice, un leve saliente, la irregularidad latente.
La uña rara crece poco a poco, se forma en su ser, en su esencia, dejándose descubrir cada día un poco más. Incipiente y tímida pero constante e incorregible.
Algo hay en su devenir que nos atrae, algo hay de su forma que nos repele.

Y sin embargo reivindico su hermosura...

Qué bonito.
Qué bonito interrumpir una suave curva con la potencia indómita de una quebrada.
Qué bonito lo imperfecto, qué bonito lo incontrolable, qué bonito el dulce sabor que deja su roce en una piel.
Qué bonito es el amor.
Entrañable en su devenir incierto, en su original forma. Haciéndose mujer paso a paso, creciendo sin engañar a nadie de un modo único e irrepetible.

Pero ella está triste a la espera del recorte que acabe con su esencia.
También siente la mirada altiva, presuntuosa y estirada de la uña perfecta que crece (en su mundo de piruleta y diseño) justo en el dedo de al lado. Siente el desdén de la curva procelosa que nunca ha sido abandonada en una gasolinera.
Pues que le den.

La uña rara está pegada a nuestra alma.
Dos son los lugares para el asentamiento de nuestra amiga: Pulgar y meñique. Y una razón para ello: La impericia.
Al empezar por estos dedos y por mucho que nos sintamos seguros y duchados nos falta la práctica de no haber cortado una uña en veinte días.
Y en el pulgar confluye también el ancho de la curva, que no ayuda.

No me gusta pelar patatas con la uña rara, lo reconozco, pero me encanta dibujar con ella.
Y aunque no lo he hecho nunca, con ninguna, no se me ocurriría comerme una uña rara.
No está bien.
Recuerdo que una vez se echó un novio, un portaminas del 0,5, aunque como nunca pudieron viajar a Vietnam la relación se fue enfriando y enquistando de un modo lento, doloroso y absurdo por ambas partes.

La uña rara nunca se va de copas sino que las sostiene. A veces siente el frío intenso y la humedad que se transmite del hielo que adentro aplaca el alcohol que nos aturde.
Ella es testigo.

Nos da mucho más placer a la hora de rascarnos, nos permite arrancar el fixo con mayor facilidad y desatarnos los cordones como lo hacía nuestra madre.
No hay una igual a otra, me quiere sin decírmelo a la cara, la quiero sin besarla, forma parte de mí...

Algo hay de mantis religiosa en el final de la uña rara.
Pocas veces es la tijera la encargada de recobrar la uniformidad aburrida de una curva igualada.
Hay un juego erótico impagable en los últimos momentos de la uña rara. Un baile sensual, desinhibido y poderoso que se da cuando otra uña de la mano contraria se acerca firme y dispuesta a emparejar mediante contundentes frotes el saliente rebelde.
Ese acto lascivo, salvaje y sexual que se genera en el encuentro de dos uñas distintas, únicas e irrepetibles, aunque no tan diferentes. 
Una mata y otra muere como cantaban los Mártires.
Y así acaba.
Y esperaremos cautelosos y prudentes a la próxima, a que como siempre, casi sin quererlo, de un descuido nazca un milagro.

martes, 16 de junio de 2009

Viaje a ChinaV













Un país lleno de contrastes, un país inmenso, un mundo...
China es su escritura milenaria, la futurista arquitectura de Shanghai o un puestecillo familiar de vete tú a saber.
China es la religión tallada en piedra, lo grande lo pequeño y otra vez lo grande, es la política mezclada con dragones, es siglos mostrados en un único trazo.
China es calle, humedad, gente, bicis, miradas, noche, caminos y encuentros.
Un país, un mundo.
China es inabordable en su inmensidad y eso, precisamente, la hace tan cercana.

Sé que volveré...