Conforme dibujo estas tiras, les pongo un nombre y las guardo en el disco duro.
En realidad solo les asigno un código numérico y las dejo bien aposentadas en una carpeta que dignamente se titula "mañana empiezo", así, en minúsculas.
Hoy -como muchos días desde que empecé esta aventura- me he vuelto a sorprender: Casi sin querer, al asignar ese código numérico, he sobrepasado las 700 tiras.
Y este exceso de nada me acongoja.
Una vez me planteé cuánto podría durar una tira como esta. Hoy sé que -como alguna que otra cosa que conozco- en realidad es infinita.