Dicen que los jardines chinos son como universos en miniatura...
La recreación de ese mundo propio donde se aúna la arquitectura con la poesía, con la pintura, la caligrafía o la música se expande de lo pequeño a lo inabarcable.
Tiene el poder de la sugestión y el simbolismo de lo eterno. Lugares únicos y cambiantes con la luz donde perderse con nuestros propios pensamientos.
Pino, bambú y loto alrededor del lago.
Rocas, puentes y ventanas en mitad de la ciudad para descanso del viajero.
Colinas, bosquecillos, bonsais, grutas o laberintos entre el zigzag de las pasarelas en las que nos adentramos, nos asombramos y nos diluimos a medida que avanzamos.
La ciudad de Suzhou, con el jardín del Maestro de las Redes, con El Bosque del León, con La Política de los Simples o con el de la Pareja Dividida es el mejor ejemplo de todo ese universo.
Y estas sietes fotos, una sola gota en uno de sus estanques...