domingo, 18 de abril de 2010

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano XXXIV


232) Porque cualquier cocinero con dos dedos de frente y un cuchillo afilado cortaría en láminas los champiñones antes de freírlos con unos ajetes, y mucho más si luego tienes la intención de hacer croquetas con ellos.
Laminados. La-mi-na-dos (y es el segundo domingo consecutivo que abro esta sección con comida...)

233) Porque por mucho que a la gran mayoría nos pese, solo hay dos grandes verdades en el universo: a) Que la única libertad real del individuo reside en la mirada, en el hecho de mirar y b) que Dios es lo más parecido a Rita Barberá y el mundo -plano o en vías de- es el Cabanyal.

234) Porque Washakie, jefe de la indómita tribu de los Shoshone, se inclinó sobre las vías del ferrocarril recién terminado por la Wallcot Limited S.L. para comprobar si venía el tren o no.
Esperando pacientes estaba los guerreros más bravos de su tribu, aguardando su orden para lanzarse al asalto de la locomotora.
Y, ya que estaba allí, Washakie pegó la oreja al caliente acero y pudo comprobar -no hay mejor vista ni la habrá jamás- que el absurdo mundo que se extendía ante su mirada era más plano que la mojama.

235) Piénsalo Luego Acertarás Necio Onubense

236) Porque cualquier cosa que sirva para guardar información (el CD, el DVD, el mundo o la tarjetas de memoria Compact Flash) son planas.
Y si lo que queremos es mucha información, planas y gordillas.

237)Porque me lo dijeron en sueños una misma noche donde se me aparecieron los dos mayores héroes de mi infancia: Miguel Strogoff y El Conde de Montecristo.
Edmundo Dantés conducía un Lamborghini amarillo mientras el bueno de Miguel intentaba sin éxito sintonizar Cadena Dial.
Es verdad que me lo dijeron de pasada, pero se les veía bastante convencidos.

238) Porque si nos creemos eso de que todo lo que sube baja, todo lo que baja -silogismo irreductible- debería igualmente de subir.
Pero míranos.
Mira a la humanidad.
Aquí estamos todos desde hace un buen puñado de siglos: en la más profunda de las mierdas, sin el más mínimo atisbo de que alguien pueda sacarnos...