domingo, 30 de enero de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (IV)



022) Porque podemos convenir (aceptando que es una generalización estándar y que depende de cada sitio) que llueve una media de un quinto de los días del año.
Y entonces, si resulta que sumamos "uno más uno" los días de lluvia, el "más" no, el "más" permanece mojado pero impertérrito, pero los "unos", los "unos" -sobre todo si los dibujamos sin el remate de arriba- se confunden con las gotas de lluvia, y entonces no hay manera de que salgan las cuentas.
ENTONCES UNO MÁS UNO ES INFINITO, como bien puede apreciarse en la imagen adjunta.
Y sí, listillos, os preguntaréis qué pasa los días que hace sol, ¿no?, ¿que qué pasa?...
Pues os lo diré: Esos días están para salir a beber cerveza o pasear con una bicicleta verde al lado del mar, no para sumar, y mucho menos una suma tan rematadamente complicada y ambivalente como es "uno más uno"...

023) Porque si cogemos el dedo índice de la mano izquierda y lo sumamos al dedo índice de la mano derecha, poniéndolos juntos a cosa de cinco centímetros de distancia entre ellos, lo que tenemos es una bravucona imitación de un toro pequeñito.
Sólo nos falta una servilleta roja y ponernos a hacer el ganso, digo el loco, digo el...tú ya me entiendes..

024) Porque la mitad de las veces que nos ha dado por sumar uno más uno estábamos borrachos (podremos engañarnos, tratar de decirlo con otras palabras pero era así: borrachos) y entonces nos sale siempre siempre veintidós (aunque nosotros, en nuestra limitada y doble percepción, veamos dos mil doscientos veintidós).

025) Porque 1+1 son 11, eso lo saben Miguel Ángel, los cuánticos, Parada, un chino que vive en Suiza y Stephen Hawkings.

026) Porque una gota de lluvia (sí, otra vez las gotas de lluvia, qué pasa) porque si una gota de lluvia cae sobre la palma de una mano abierta y otra gota de lluvia cae poco después sobre esa misma palma, sobre esa misma gota, lo que tendremos es una gota más grande, no dos gotas.
Las gotas de lluvia siempre suman, y no dan dos.
Ahora, si sigue lloviendo, lo mejor que puedes hacer es cerrar la palma de la mano, gilipollas, y buscar un buen paraguas, o en su defecto el amor, que seguro que está por aquí, si yo anoche lo dejé encima de la mesita de noche, no puede haber ido muy lejos...

027) Porque un espermatozoide y un óvulo no suman dos (o sí, pero no es muy frecuente).
Un espermatozoide y un óvulo suman un escalofrío.

028) Porque si sumamos un pie derecho y un pie izquierdo estamos sumando dos pies, pero no tenemos ni dos pies derechos ni dos pies izquierdos, lo que tenemos es unas ganas de salir corriendo que no veas, y que sea domingo otra vez, pero temprano a la mañana.
Si sumamos dos pies lo que tenemos es unas ganas locas de que el tiempo sea volátil y regresar al futuro para borrar esa coma que tanto estropeó aquel precioso escrito.