La mano siempre vaga, la mano siempre presente...
Y es que aunque intervengan los secundarios de lujo -lápices, mesa de dibujo, folios o futuro corto- todo gira entorno a la mano que nada hace ni ganas tiene.
Por primera vez ésta se pregunta sobre qué pasaría si dibujase, sueña con hacerlo pero piensa en cenar menos, y prefiere que no sean las cosquillas las que motiven su arranque.
Entremedias se cuela el folio cada vez más blanco, un lápiz jubilado o la fría soledad de una mesa de dibujo apagada.
La escalera sirve para subir, pero también observa incrédula toda esta marabunta...
