domingo, 3 de marzo de 2013

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (XI)


071) Porque el mundo tuvo una visión de futuro, eso que los americanos suelen llamar "flashfoward". Pocas veces le había sucedido. Cuando era joven visualizó una lluvia de fuego que mataría a sus juguetes preferidos, siendo ya adolescente supo sin saber cómo que los extraterrestres pasarían siempre de largo, y bien entrado ya en la madurez que dan los catorce mil años, tuvo una visión de futuro tan real, tan aterradora, tan espeluznante que hizo desequilibrar sus bien entalladas sábanas de franela.
El mundo tuvo una visión y vio el futuro más desolador resumido en una sola palabra: Bárcenas.
De ahí solo quedaba una opción: encogerse vergonzoso sobre sí mismo, sin despedirse siquiera de sus primos.

072) Porque yo miro para atrás y no veo nada.

073) Porque el mundo nació un 11 de agosto de 3114 a.C., y fue colocado como procedía en el sistema solar, pasillo tres mostrador cuatro, del Mercadona interplanetario que acababan de inaugurar.
Nadie nunca quiso comprar la Tierra. Menudo desastre. El encargado de la tienda se afanaba en limpiarle el polvo, regarla con saliva mojando sus dedos y pasándoselos suavemente pero no hubo manera. Ni las abuelas que concienzudas van tachando de su lista las necesidades básicas, pendientes de su dieta y su pensión, ni los estudiantes que robaban un mini babybel por cada cuatro bolsas de pan bimbo.
Nadie nunca quiso comprar el mundo y claro, caducó de tanta amargura.

074) Porque Harold Camping, conocido interpretador de sueños que siempre dormía en hoteles, nonagenario norteamericano experto en predecir el fin del mundo y superviviente de un derrame cerebral, se atrevió a dar dos fechas (sí, solo los muy avezados se jactan de no comprender cómo se pueden dar dos fechas para el fin del mundo si con una basta).
La primera fecha fue el 7 de septiembre de 1994, donde llegaría a su fin el primer periodo de gran tribulación de 2.300 días (13.006 años desde la creación). Así, comenzaría una lluvia tardía.
Después de que su teoría fallara (por poco, eso sí) el 8 de septiembre, retomó sus cálculos y predijo que el fin del mundo llegaría el 21 de mayo de 2011, quizá solo para adelantarse al bueno de Nostradamus, que lo había fechado el 11-11-11.
Cuando comprobó que no había lluvia de azufre, ni terremotos, ni lavas que borrasen islas se sintió desolado pero, inasequible al desaliento, se dijo:
Harold, cariño, no hay dos sin tres.

075) Porque Alberto, el padre de Dios, tenía también sus días malos.
Mira que se dijo, aquel 21 de diciembre cuando salió de casa, de coger 20 euros y echárselos al bolsillo. Pero no. Que si decidirse por qué camiseta ponerse, que si dónde están las gafas de sol, que si llamo o no llamo a Alejandra.
Total que ahí tenéis a Alberto, pantalón vaquero sin cinturón y parado en la Plaza de las Batallas, fumando un Pueblo sin boquilla, cuando le viene un senegalés vendiendo un kleenex. 
Alberto, que siempre fue mucho de quitarse los paluegos con la lengua y restregar la suciedad de sus manos por la fina rugosidad de sus pantalones, no pudo evitar comprarle esos pañuelos aunque no los fuese a usar, solo para hacer el bien, que siempre gustó de ello. 
Pero al no tener un billete como su hijo manda, echó mano de las monedillas sueltas que tenía en el bolsillo, y al resbalarse Plutón de entre los dedos, la Tierra acabó siendo el pago exacto, oh traidores, por un paquete de kleenex.

076) Porque la letra F es la sexta del alfabeto, la letra I la número nueve y la N la catorce.
6+9+14=29. Si le quitamos los sietes días en que se tarda en hacer el mundo (seis en realidad, y uno para descansar) nos quedan 22, menos un único día que se tarda en destruirlo (es mucho más fácil destruir que crear, eso lo sabe todo el mundo), nos da 21.
El FIN del mundo debía llegar un 21. 
¿Por qué en diciembre? ¿Por qué en 2012? Porque hartos de contar, los mayas preguntaron a Felipe, que había llegado borracho a casa y su mujer lo había echado a deambular por las calles, y fue lo primero que se le ocurrió.
El fin del mundo, como todo en la vida, es una mezcla de rigor matemático y azarosas venturas, por lo demás etílicas.

077) Porque el mundo es como un balón de baloncesto. 
Y ya no se hacen dobles, se hacen pasos.
Así que el mundo pasó, ya te digo que pasó.