lunes, 30 de enero de 2012

Viaje a Uzbekistán III



















Volvemos a la normalidad de los días buceando entre carpetas de fotos, mirando al pasado, recordando paisajes, olores y personajes.
Volvemos a los viajes, aunque bien pensado quién pudiera.

Siempre me sentí cómodo en Asia, sin saber muy bien por qué.
El carácter de la gente, amable y reservado, suele ser propicio para quien como yo gusta de pasar de puntillas observando desde lejos.
Los escenarios, enormes y majestuosos, resultan perfectos para perder los pensamientos y que cuando estos vuelvan a ti se encuentren fuertes, renovados y absurdos.
El idioma, casi siempre una barrera, permite centrarte en gestos, miradas y signos a la par que fabulas, inventas o mientes.

Siempre me sentí cómodo en Asia fascinado por la diferencia, degustando el exotismo, atrapado en la historia prendida a los paisajes.

Cómo no sentirse cómodo en Asia.
Cómo no sentirse cómodo viajando.

viernes, 27 de enero de 2012

Cortometrajes: y con esto y un bizcocho


En todo estos años de blog siempre hubo tiempo también para no poner entradas (y lo seguirá habiendo, nada de hablar en pasado), coincidiendo sobre todo con los viajes.
Lejos de mi casa, lejos de mi mesa de dibujo y de mi ordenador todo era más difícil.
Y además viajar es desconectar, también de esto.
Pues eso me pasa mañana.
Como me voy, aparcaremos este bonito recopilatorio aniversario y el lunes retomaremos las entradas como el menda manda.

Así que qué mejor que dejar ese espacio vacío -a veces tan bonito- que es relajarse y dedicarse a otras cosas con una selección de mis cortometrajes.
Por buscar la variedad, he escogido uno de animación, otro de "imagen real" y un pequeño audiovisual de mi visita a Uzbekistán.

Lo sé, lo sé, se han quedado fuera los Tecnomutantes Radiactivos, y todavía me estoy arrepintiendo...

Una mañana cualquiera from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.



Bartolomé concretando from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.



Un viaje a Uzbekistán from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.


Humor gráfico: Pinceladas de realidad

Y esto del "Humor Gráfico", que llegó casi de casualidad, casi sin saber si podría tener continuidad, y se ha convertido en un incondicional de los viernes.
Siempre me gustó, además, "pintar" las fotos, así que el disfrute es doble.

Como casi siempre, funcionan mejor (o a mí me gustan más) aquellos más atemporales, aquellos menos prendidos a la realidad diaria y que pueden ser entendidos en cualquier momento, ya que el hambre, las injusticias, los problemas de medio ambiente o las guerras están, lamentablemente, prendidas a nuestro día a día...




















jueves, 26 de enero de 2012

Fotografías con historia: la memoria quemada con la plata

Como tampoco hace tanto ya mostré una selección de mis fotografías de viajes, me decido hoy por incluir en estos fastos de aniversario la más prosaica "Fotografías con historias".
Aun sabiendo que toda fotografía tiene siempre detrás una historia que la sustenta, hay algunas que cobran especial relevancia por aquello que las rodeó, por lo vivido en el momento exacto de la toma.
Y yo, que soy más de historias que de fotos, no puedo evitar recrearme en esos detalles que dan vida y enjundia a la fotografía.

Hoy selecciono las huellas.
Me gustó por lo entrañable, sentida y especial que fue la historia de estas huellas pintadas sobre el asfalto, mezcladas en el aire con el movimiento 15M y con mi viaje a Uzbekistán.
Y todavía hoy, cuando regreso a la Puerta del Sol, las busco desgastadas en la plaza.



Finales de julio del 2011.
Las huellas en el asfalto: las que permanecen se mezclan con las que el tiempo desgasta.

Había llegado a Madrid dos días antes para terminar las gestiones de mi visado y coger un vuelo que me llevaría a Uzbekistán.
Mi llegada coincidió con un desalojo brutal -nocturno y alevoso- de los pocos que quedaban acampados en Sol bajo la reivindicación del 15M y el desmantelamiento -incomprensible, absurdo- del pequeño stand instalado para informar de las actividades e intenciones del movimiento.
Por el Papa, dijeron unos.
Si querían liquidarnos han conseguido lo contrario, pensamos la mayoría.
Y así se reactivó la cosa.

Durante tres noches la Puerta y los accesos a Sol quedaron cortados por una policía sin identificar, y fueron muchos, yo incluido, los que nos echamos a la calle para agolparnos frente a los furgones (siempre desde un punto de vista festivo) y tratar de poner freno a esa estúpida e incoherente tropelía.

Tres días después ya no se cortó Sol y entonces -claro- no fue una poca representación sino millares de personas las que se sentaron de nuevo a la sombra de la libertad que da una plaza.
Y en ese ambiente festivo, reivindicativo y alegre observé, a lo lejos, una escena que me dejó perplejo.

Vi como una persona mayor pedía con el máximo respeto a una gente que estaba por allí agrupada que por favor se apartaran, cosa que ocurrió de inmediato.
Aquel hombre, de unos 60 años, sacó un pincel de mango largo y se puso a pintar en el suelo.
¿Una proclama?, me pregunté mientras dudaba si acercarme o no para contemplar mejor la escena.
Decidí quedarme y verla desde lejos.
La gente alrededor del hombre le hablaba, se reían mientras él, muy concentrado pero afable con sus interlocutores, pintaba resuelto en el suelo de la Puerta del Sol.

Terminó pronto.
Igual que había venido se fue, dando las gracias humildemente a quien allí estaba, y la gente volvió a sus conversaciones, sus historias, sus lugares, pero respetando escrupulosamente el hueco donde ese hombre había estado.

Una vez que hubo desaparecido, la curiosidad pudo conmigo y me acerqué.
Imagino que debería haberlo pensado antes, pero en cuanto llegué y miré hacia el suelo lo comprendí todo.
Comprendí la llegada de aquel hombre, comprendí las huellas blancas en el asfalto que veis en la fotografía, comprendí la amabilidad entre extraños y comprendí la necesidad de aquellas marcas con aquel tumulto, con aquel gentío.

Y es que Antonio López se levanta muy temprano para pintar ese Madrid que tan bien conoce.
Y es que Antonio López necesita que esas marcas blancas donde colocar los pies y el caballete permanezcan mientras elabora su cuadro.

Después de mirar al suelo instintivamente miré al cielo, a ese cielo de Madrid que nos iba invitando a la noche.
Imagino que sonreí para mí, le hice una fotografía a aquellas marcas y me fui pensando en las huellas -las de los hombres, la de las ideas, las de la esperanza- que nunca se borran, que siempre permanecen...

Lo bueno si bre: Marcado por su título















Me pasa mucho: De "Lo bueno si bre" me gusta sobre todo el título, y no hubiera estado mal haber hecho una única entrada, o quizá media.
Pero claro. No puedo evitarlo y pasa lo que pasa.

miércoles, 25 de enero de 2012

Biografías apócrifas: Mentiras y matemáticas


Estas "Biografías apócrifas" han sido de las últimas en llegar, pero igualmente vinieron para quedarse.
La idea era simple: inventarme la biografía de personajes/creadores que cumplieran dos condiciones: 1) Que me gustasen a mí y 2) Que tanto su nombre como su apellido tuviesen el mismo número de letras.

Son muchos, y en espera de DAVID MAMET, que promete ser el siguiente (y especial entrada), os dejo con la que escribí de CHARLES CHAPLIN, con sus impagables 7 y 7 letras...



Todavía lo recuerdan en East Street, haciendo malabares con naranjas.
Su mirada inquieta, su voluntad de hierro, su profunda sonrisa.

Aunque Charles Spencer Chaplin (siete, siete y siete, menudo pendejo) vivió en tres épocas distintas de la humanidad.
Fue un esclavo más bien enclenque que ayudó poco a construir la pirámide de Keops, pues murió de tisis a los diecisiete años, fue marinero fantasma en el barco del holandés errante (asustando a una señorita inglesa que se llamaba Margaret) y fue, nunca ha renegado de ello, uno de los mejores actores y directores que ha dado el cine en toda su historia.

De madre esquizofrénica y padre alcohólico, al joven Chaplin lo que más le gustaban eran los billares y las bibliotecas.
Sabía bailar en once idiomas diferentes y toda su ropa fue siempre en blanco y negro, incluso en 1971, cuando se inventó el color.
Dicen los maledicientes que sus calzoncillos eran rojos, pero como nunca pitó en los controles de los aeropuertos, la duda nos acompañará siempre entre olas de estaño y mirra.

Charles Chaplin era un genio. Sabía vivir la vida a 16 fotogramas por segundo, sabía cómo detener una nube en mitad de una tormenta, y sabía que cuando la noche llegaba, Nueva York era sin duda la capital más hermosa del mundo.

A sus dos primos, de quince y doce años, los bautizó un 14 de marzo como Keystone y Essanay, pero ellos protestaron porque ya tenían un nombre y no eran esos precisamente.
Era un payaso.
Y qué bonito era ser payaso.
Su máscara era la nuestra por eso su cara fue un espejo.
Y la melancolía de su risa, nuestra almohada.

Cuando había descanso en sus rodajes Chaplin siempre volaba a Egipto llevándose a su madre para ver amanecer y así recordar su otra vida.
Los besos y los martillazos estuvieron siempre en la balanza para pesar las manzanas y los jureles, que con kilo y cuarto se conformaba.
Pintó la pobreza sobre acetato de celulosa y las luciérnagas palidecían en sus proyecciones.

Había mil doscientos treinta y cuatro engranajes en la cabeza de Chaplin que no paraban de moverse: La nieve y un zapato, el mundo plano, el veneno del amor en forma de venganza, el bombín, las caléndulas, la lluvia de abril o el policía que nos persigue.
Todo giraba y todo gira.
Inventó los tiempos modernos y se rió del mundo en toda su cara. Luego se sentó y dejó que lo acompañásemos tomando un licorcito.

Chaplin nos hizo reír mientras nos hacía pensar.
Y eso da que.

Historias del otro lado: Cuando las palabras bailan con los trazos










Las "Historias del otro lado" fueron hechas siempre desde el mismo sitio, ya fuese en una orilla o en la otra.
Supongo que vienen de mi gusto por mirar más allá, o de sentir que lo inalcanzable está siempre al otro lado y que ahí reside parte de su encanto.

Me gustan porque se conjugan bien los dos bailarines de este blog, dibujo y texto, y aunque es verdad que hay que dibujarlas, intento dejar que la pereza no me envuelva y me pongo a ello.

No disfruto más porque no las hago más grandes.
Bien pensado, podría hacerlas más grandes...

martes, 24 de enero de 2012

Textos: en la medida de lo posible


Y también hubo textos.
Siempre hubo textos sin querer queriendo.


TE CONOZCO

No me digas que no te conozco
porque te conozco.
Tienes, no lo niegues, un carnet en el que se adivinan tus años.
Tienes bolígrafos que no pintan.
Tienes roces en tu piel que la ducha no ha quitado.
Tienes, no me cabe duda, una uña ligeramente más larga
que la del dedo de al lado.
Tienes sed aunque no ahora,
tienes sueños en forma de pendiente que a lo mejor olvidaste esa mañana.
No me digas que no te conozco.
Te conozco.
Tienes un espejo y lo usas.
Tienes o has tenido,
frío, miedo, fiebre, hambre y angustia,
aunque no necesariamente las cinco al mismo tiempo,
ni en ese orden.
Tienes lluvia y no solo entre tus manos.
Tienes dinero, no sé cuánto.
Tienes bolígrafos que pintan, aunque no sepas dónde.
Te conozco.
Tienes suerte pero no la suficiente.
Tienes almas, más de una.
Tienes mucho y tienes poco, según dicte el despertar correspondiente,
y tienes
aunque de nada te sirva
un poema más,
éste, colgado a tu inabarcable y fugaz estela.


SI TÚ ERES MI HOMBRE

Si tú eres mi hombre
y yo tu mujer,
tenemos distintas secciones
en El Corte Inglés.


PIENSO EN TI

Pienso en ti con la cabeza,
pienso en ti con el esternón.
Pienso en ti en cada peldaño,
en cada zumo de albóndigas
en cada suspiro de fruta.
Pienso en ti,
aliño tus tomates, congelo tus impulsos.
Me lluevo en tus ojos, me pienso en tu blusa,
paseo con tu sonrisa describiendo parábolas.
Pienso en ti,
me sueño
y me doy un oscar.
Te susurro lindezas, miento a tus defectos,
bailo con el viento y discuto con el guarda.
Pienso en ti y me vuelvo olímpico.
Pienso en ti, sí,
a las diez menos veinte.
Pienso en ti, esto ya lo sabes,
con los ojos cerrados,
perdido en tus pupilas,
centrado en tu mirada.
Pienso en ti a la una, pienso en ti a las dos,
pienso en ti a las dos y un cuarto.
Pienso en ti siempre.
Pienso en ti, coño,
igual podías tú corresponderme un poco.



PIDE UN DESEO

Tres cosas hay en la vida,
salud,
dinero
y amor.
Y el que tenga esas tres cosas,
que me dé alguna, no le da lástima...

Pájaros: El desamor está en el aire



























Los martes son de los pájaros.
Se lo ganaron a fuerza de venir y volar, y ahora se han quedado.

Estas tiras son paradigma de lo que quise con este blog y que he acabado encontrando:
Empecé a dibujar estas historias en la época universitaria, hace ya más de veinte años, y tenía poco más de un centenar guardadas en un cajón.
Les quité el polvo, las adecenté y las fui mostrando poco a poco.
Pero cuando se acabaron, aquellas primigenias, el cuerpo me pidió más y no me quedó más remedio que entregarme de nuevo a ellas.

Hoy suman casi cuatrocientas las historias de pájaros y desamor, y no veo que se vayan a acabar mañana.
De hecho, curiosamente, me parece que he tardado más en leerlas y seleccionar las que ahora enseño que lo que habría resultado de ponerme y hacer cinco nuevas.

Ya dije que últimamente me piden salir de aquí (así son los pájaros, siempre con ganas de vuelo) y yo no sé si sabré, yo, que soy muy torpe...

lunes, 23 de enero de 2012

Dibujos: Dibujos porque sí



























De una manera u otra, este blog vive de los dibujos.
También del texto, ese que involuntariamente se convierte en protagonista, pero nació y yo lo sigo concibiendo como más visual que otra cosa.

Y qué decir del dibujo que no haya mostrado o dicho en sus 85 entradas, en sus caso 600 dibujos distintos...
Decir, una vez más que dibujar ha sido, es y probablemente seguirá siendo lo que más llena, lo que más me gusta.
Sobre todo (¡lo he dicho tanto!) en el momento de su realización.
Luego, si quedan mejor o peor, si me gustan más o menos, si llegan a la gente o no, pasa, inevitablemente, a un segundo plano.
Lo importante es el momento.

He dado esta tarde una vueltecita por todos esos dibujos. Más que elegir una entrada, un estilo o una técnica, he preferido hacer una pequeña y rápida selección de dibujos distintos, estilos diferentes, variedad de técnicas.
Así suele ser.
A lápiz, a ordenador, con acuarelas, con lápiz óptico, formatos grandes, pequeños folios, guardados en cajones, enmarcados en pasillos.
Los dibujos inundan mi casa. Inundan mis días. Inundan mi blog.
Y yo en vez del paraguas, agarro con fuerza -una vez más- ese grafito que es mi balsa...