viernes, 27 de octubre de 2017

jueves, 26 de octubre de 2017

Hasta las ardillas reciben cartas de amor





















En un bosque de Tailandia, rojo y diminuto, se encuentra un buzón suspendido en uno de sus árboles.
Recibe cartas de amor, facturas y a veces también, avellanas recién cogidas con olor a lluvia.
En su frontal vemos una dirección que no entendemos, aunque no nos extrañaría que hiciese referencia a todas las ardillas que viven en aquel bosque y no sólo a los Peláez, por mucho que estos gusten de divagar y escribir circunloquios en las noche del verano asiático.
Esto, los de los buzones compartidos, es un problema de intimidad y rubor entre la comunidad de roedores, pero las ardillas mayores lo aceptaron en su día para no llenar los árboles de cajetillas, clavos y pintura roja, no fuesen a resultar un reclamo para los toros y luego encima hubiese que limpiarlo todo de pasión y furia.
Los carteros de las ardillas suelen ser autónomos que trabajan por cuenta propia. Monárquicos por naturaleza, visten de negro incluso los días de fiesta. No son curiosos (se hace mucho hincapié en esta cualidad en sus entrevistas de trabajo) aunque la naturaleza es la naturaleza y no pueden evitar mordisquear compulsivamente las esquinas de las cartas, dejándoles en las papilas un sabor a amores locos e irrefrenables que les llena tanto que evita que después le metan mano a las avellanas frescas, ñam, ñam, y a otra cosa mariposa.

miércoles, 25 de octubre de 2017

El Maquinista de la General. Impulso



Con ganas de tirar pa'lante.
Tomamos impulso y a correr.

martes, 24 de octubre de 2017

Pájaros CCXLIII



Berta y el brazo de siete yardas


Berta y el brazo de siete yardas from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.

Casi sin querer ha pasado poco más de un año sin ninguna entrada. Un año en el que, por cierto, me he dedicado con fruición a la más absoluta de las vagancias sin el más mínimo remordimiento.
No hay mucho más que decir, salvo que tras la vuelta estaré el tiempo que toque, sin mirar demasiado reloj o calendario.

Y volver debía volver con lo -poco- que hice en este año.
"Berta" es, por derecho propio, el cortometraje de entre los que he hecho que más gusta y más me gusta. Pese a sus muchos fallos y su ritmo lento. Será que me reconozco en esa Berta del principio, qué sé yo. Será que todos tenemos nuestras farolas, o que Berta tiene, habrá que reconocerlo, un punto entrañable. Y, pese a todo, hay que quererla.