viernes, 29 de junio de 2012

jueves, 28 de junio de 2012

Jurar o prometer











Aunque nadie me la pide.
O como dice la juventud
de ahora:
;)

martes, 26 de junio de 2012

Pájaros CVIII




















No quiero volar
quiero que el calor
deje de seguirme.
Y a veces
ni eso.

domingo, 24 de junio de 2012

Juan Peña (4 y 4)
















Juan Peña nació con sus dos perfiles cosidos a las mejillas porque quería, desde chico, parecerse a Isaac Asimov.
Y si en el ministerio de Sanidad ponían pegan, ahí estaban las patillas, grande sustituto.

El quejío que dio María la Perrata, su madre, al darle la luz y las sombras encogió el corazón de los doctores, y las batas verdes de la segunda planta del hospital de Lebrija lloraron sudor y dolor, ese que acompaña a los gitanos en su peregrinaje.
Y no hubo médico que le propinase palmaditas en la espalda, pues no era fácil seguir el compás de aquella tremenda soleá de la Perrata.

Aunque había nacido un 24 de junio de 1941, a Juan le fastidiaba la manía irredenta de confundir su santo con su cumpleaños, por mucho que en clase de álgebra y lógica le explicaran que era lo mismo.
Un santo de 4 y 4 acompañado al compás de una sonanta.
Un nombre errado entre patillas canosas y vinos dulces, un nombre fallido que se colaba por las alcantarillas de Utrera, que regaba las noches sin estrella.

Creció Juan entre guitarras y voces, entre fotografías en blanco y negro y neumáticos que ruedan, entre pájaros asustadizos y miradas libres.
Porque todo lo que no era luz era negro, fuera de un escenario.
Creció Juan con el apodo el Lebrijano cosido a sus arrugas, misterio y duende encerrado en los golpes a las mesas, los versos de Félix Grande y el baile del gran Antonio.

Buscando las raíces árabes del flamenco se encontró con un árbol milenario lleno de resina y cortes, cuyas hebras cruzaban el mediterráneo haciéndolo paraguas y puente, tan lleno de tiempo y madera, de olor y herrumbre. 
Y todo aquello creció sin él, aunque no le hubiese importado acompañarlo.
Se hizo gigante el mestizaje de los orígenes, fuera de una flauta, lejos de las mandolinas.

Aún hoy se recuerda la mano firme, la voz profunda, el sonido añejo.
Aún hoy se siente la lucha de sus perfiles por liberarse del mundo, y mirar cara a cara a la vida, que es la primera.


viernes, 22 de junio de 2012

jueves, 21 de junio de 2012

Una historia en cinco partes












I.-
No hay nadie tras tu máscara.
Tan solo un grillo
que perturba mi siesta.

II.-
No tomo pastillas.
Busco el desorden en los armarios
y solo hay calma.

III.-
Tendremos que volver al cuarto de baño
para que tu mano me vuelva loco
de nuevo.

IV.-
No dejes que mi voz inunde las avenidas.
Con sus semáforos en verde
con sus aceras despobladas.

V.-
Hay un aroma en el coche
que tiene que ver con tu pelo.
Me dice me mira me envuelve.

El coche se para,
la carretera desaparece.

miércoles, 20 de junio de 2012

Donde dije digo











Porque decir Diego
es de mucha confianza.

martes, 19 de junio de 2012

Pájaros CVII




















Para tener poca vergüenza, hay que tenerla.
Para volar, hay que tener alas.
Y ganas de sufrir.

lunes, 18 de junio de 2012

Melilla es España
















Vale, esta es, en realidad, no una fotografía con historia sino una historia con fotografía.
Pero hablamos de Melilla, y tanto monta...

Durante más de once años viví en Madrid. Fueron unos años impresionantes, de mucho vivir, de mucho aprender.
Pero en ningún momento, de todo ese tiempo, se me pasó por la cabeza empadronarme allí. Durante todo aquel periodo seguí residiendo "legalmente" en Nerja, sobre todo por votar en las municipales de mi pueblo, una más de mis ingenuidades.

(inciso: un día debiera contar mi relación con las ciudades donde he vivido y los gobiernos municipales, pero eso será otro día. Fin del inciso)

Retomamos:
Fue en noviembre del 2003 cuando los azares de la vida (y una uniprovincial) me llevaron a Melilla.
Tardé exactamente dos días en empadronarme allí.
Dos días.
Y no fue -que también- obligado por los distintos parámetros del régimen fiscal, sino por los descuentos que obtenías al comprar los billetes de barco o avión como residente.
Siempre me encantó esa paradoja: adopté Madrid como mi ciudad sin estar empadronado y lo hice en Melilla para poder escapar de ella.
Hacerte de una ciudad para huir de ella. La vida, siempre, resulta de lo más curiosa.

Con todo, lo más llamativo de aquella historia fue el sobre que me llegó con el certificado.
Una reafirmación patria que, reconozcámoslo, para un recién llegado resulta extraña, divertida, y que, a la par, da un poco de miedo.
En la parte de atrás, a la altura del remitente, me encontré ese texto en forma de sello que rubrica todo un sentimiento:

MELILLA ES ESPAÑA.
18 años antes de que Navarra se incorporara a la corona de Castilla.
162 años antes de que el Rosellón fuera francés.
279 años antes de que existieran los EEUU de América.

No puedo evitarlo. Cada vez que leo la frase (lapidaria, contundente, mágica) echo de menos que se rubrique, de nuevo, con un MELILLA ES ESPAÑA, en mayúsculas y al final.
Y te entran ganas de gritarlo, sientes que no basta con leerlo para ti, te gustaría recitarlo a viva voz y rubricarlo con un puñetazo en la mesa.
Yo, que tan poco sentimiento patrio desprendo, reconozco que me encanta.
Me gusta su sonoridad.
Me gusta la palabra Rosellón.
Me gusta la de significados adicionales que se juntan al ser precisamente el envoltorio de un empadronamiento.
Es, no hace falta ser muy ducho para darse cuenta, una advertencia y una consideración: ¿Quieres empadronarte aquí? Pues esto es aquí.

Guardé ese sobre, no podía ser de otra manera.
Aunque me aprendí su letanía de memoria, la parte física viaja aún conmigo.
Ahora se cumple un año de mi partida, de mi desempadronamiento, de mi salto al otro lado, pero, aunque probablemente no me sirva de mucho, siempre sabré que, 279 años antes de que existieran los Estados Unidos de América, Melilla ya era España...

domingo, 17 de junio de 2012

Mañana empiezo CXLI
















Domingos que esperan a la noche deseando que el aire se vuelva nuevo, fresco y oscuro.
Hay noches de lunas sin bombilla, bombillas sin ideas, ideas sin sueño, sueños sin cama, camas sin manos, manos sin luna.
Y cuando llegue el día la mano se encontrará sin sábanas, y como no tiene ojos, abrirá sus dedos al día.
¿Dibujar? Eso es otra historia.

Kaspar Hauser (6 y 6)
















De tanto nacer Kaspar Hauser igual ni existió.
Nada sabemos y nada es cierto, dicen los historiadores, pese a los rastros de sangre que pudieron analizarse en el año 2002 por unos expertos suizos.
Y él de eso se ríe, pues nunca estuvo seguro de nada.

Se mira en el espejo.
Y casi se acuerda.

Pese a todo, le duelen a través de las muelas unas caries irredentas, le molesta la futilidad que otorgan las sentencias mal formuladas, y sufre con pañuelos y oporto los puñetazos de honor y vino perpetrados en las tabernas oscuras de Baden.
O sea que existe.

Nació con 16 años porque en su vida anterior se imagina atado con cadenas a las entrañas del mal.
No sabe ni leer ni explicar, no conoce el color de las violetas, la falsa fragancia de los jazmines, el rubor de una niña que te besa.
Anselm von Feuerbach lo miró desde la condescendencia para aplicarle desde el rigor nociones de astrofísica, urgencias sociales, cariño, modales en la mesa, anda deja que te peine.

Kaspar se imaginó hijo de Napoleón, emperador cortejando a su madre Estefanía.
Kaspar se intuyó heredero del misterio y la maldad, como en un cuento de Gorey. Se sintió grabado a buril en una plancha de cobre y zinc, con tramas que definían su contorno.
Kaspar se supo distinto, y en la diferencia encontró sabores a mar que provenían del este.

Lo quiso el pueblo, tan necesitado de misterios.
Lo quiso Anselm, pedagogo en sus ratos libres, y lo echaron de menos -tanto- los animales salvajes que veían en su mirada la crianza libre, la tristeza eterna, el agua estancada en sus mejillas.

No quiso desentrañarse nunca el bueno de Kaspar. Rodeado de enigmas sin resolver sobre su propia existencia se imaginó en manos de Francois Truffaut o de Werner Herzog (directores que a la fuerza habrían de tener 8 y 8, 6 y 6 letras en su nombre y apellido) para que lo acompañaran en el camino de luz y pantalla, de mentira y proyección.
Y en esa maraña de posibilidades se deslizó hasta la muerte, oscura, negra e inevitable.
Un escrito en la mano, unas heridas imposibles.
Unos forenses atónitos, el misterio que se hace círculo.

Kaspar vino a morir rodeado de las incógnitas que ofreció al mundo tras aparecer por primera vez.
Que supiera comunicarse, tras años de dolor y aprendizaje, no lo hizo, para nada, menos doloroso.

sábado, 16 de junio de 2012

viernes, 15 de junio de 2012

jueves, 14 de junio de 2012

Las bolsas de























Si no voy a volver,
si ya no vendrán mis pasos a tu alfombra,
ni la risa colada se fije en el suelo como un charco
que gotea.
¿Para qué mojarnos en saliva amarga
que no huele,
para qué inventar un paraguas roto
que no abre?
Si no hay salida en la ratonera metálica,
si no manda patrón en el barco varado en la cocina,
si remito con acuse legañas impuestas en la madrugada,
y si las bolsas se agrandan
sumando a su peso basura y nudos.
¿Para qué buscar madrigueras sin topos,
recovecos sin sal,
aromas emigrados?
Si yo no voy a volver
todo queda en tus manos.
Revuelve tú,
revuelve en mí,
revuélveme.
Y bájame siempre
más tarde de las siete.

miércoles, 13 de junio de 2012

Heladera











Y como hace calor
yo me derrito.

martes, 12 de junio de 2012

Pájaros CVI



































Ahí siguen los pájaros, en su sala de aire y nada, dejándose mecer por memeces y balancines.
Se sienten ya de vacaciones, festivos y fiesteros, y buscando una chaquetilla fina en sus armarios para que la noche sea, una vez más, benévola con ellos.
Si piensan en emigrar es solo por los genes, porque  no les importaría ser osos e hibernar, por qué no, también en verano.

domingo, 10 de junio de 2012

Mañana empiezo CXL

















Vuelven en domingo los lápices con bigote y los sueños con mentiras.
En una tarde de siestas y rescate, las manos se reconocen vagas y envidiosas y los lápices viejos recitan a Quevedo como si para ellos no hubiese mañana.
Y así quién empieza.


Константин Николаевич (11 y 11)


















Constantino Nikolaevich observó perplejo nada más nacer cómo su padre se metía en Google para comprobar que el nombre que estaban a punto de otorgarle tenía el mismo número de letras en español que en ruso.
Y toda su familia se fue a comer tortilla de patatas regada con vodka, dejándole por primera vez en su vida -y no sería la última- solo.

Escribió poemas, Constantino, dejándose caer sobre una pluma en punta. 
Comprendió el dolor de la guerra a través del olor a muerte en el barro polaco.
Mitigó las ansias de esclavos y nobleza.
Dibujó una vez un retrato de sí mismo: sombrío, apático, orgulloso.

Emancipó los siervos, Constantino, con el valor de un obrero de la mina. Bregó con sus dos hermanos porque el verde de los olivos no se perdiera en los cuadros de la época, y lucho denodadamente porque las frases venenosas de masturbación y oprobio se pudiesen enterrar en el mar, cortadas por la proa de un bergantín español.

En la pequeña e irascible Varsovia, el malo de Jonza le disparó una flor en el hombro, y el cielo se tiño de mortífagos insaciables.
Supo escapar de la muerte como los baños: al fondo a la derecha.

Fue promotor de la causa eslava, recibió honores de un pájaro eremita, tuvo hijas ilegítimas a las que compró mansiones, soñó con el nacimiento de Chagall diez años antes de su muerte, fue Virrey de Polonia, sastre a media jornada y boxeador en los chiringuitos de Acapulco.

Un director de cine, joven y talentoso, quiso rodar su historia en un medio metraje. Inició aquella aventura con un primer plano de su barbosa boca, con unos labios que decían "Oreanda" mientras dejaba caer una bola de esas en las que nieva dentro.

Constantino se paralizó por dentro y mantuvo la distancia correcta con el mundo.
Pensaba, intuía, lloraba.

sábado, 9 de junio de 2012

viernes, 8 de junio de 2012

jueves, 7 de junio de 2012

Las definiciones de un coche a vapor LIII















El juego de ver quién aguanta más podría haber durado estas cinco tiras, o todas las del mes, soy consciente, pero sea por el cansancio, la edad o el calor, me noto de a últimas más benévolo con el lector, mira tú que cosas.

Y mientras eso pasa, el coche sigue a su ritmo, persiguiendo lo inevitable, mirando a su manera, convirtiendo el triple en tiple y dejando que el paraguas, la acampada y la escampada hagan de las suyas.
A ver quién aguanta más la próxima.

miércoles, 6 de junio de 2012

No te lo tomes a mal











No te lo tomes a mal y suéltalo a peor.
No te lo tomes a mal y cómete solo las patatas.
No te lo tomes y suéltate...

martes, 5 de junio de 2012

Pájaros CV




















Pájaros que desaparecen, pájaros que se quedan
Corazones que no caben en ningún sitio, colas del paro infinitas, gusanos y camas.
Desde lo más prosaico hasta lo más terruño. 
Así es el vuelo de un pájaro.

domingo, 3 de junio de 2012

Mañana empiezo CXXXIX
















Mesas que llevan cojeando desde que abril se escribe con hache, lápices tan pequeños que se pierden en los bolsos femeninos, folios arrugados que nunca se encestan a la primera, camas sin sueño, cielos sin ganas y manos que luchan entre ellas por ver quién tiene la culpa de la frustración que olvidaron ayer.
La goma sabe bien cómo terminar con todo esto.
Y deja su rastro.