Dicen que los hombres de las cavernas pintaban, quién sabe si ya en el Paleolítico, allá por el XIX.
A mí no me hubiera importado estar allí con ellos, con mi conexión Wifi, e imprimirles en offset unos cuantos animales inventados.
Se los hubiera regalado, claro, en espera de que dejasen de cazar, siquiera un día, y cenáramos juntos estas acelgas que de otra forma se pondrían pochas.