domingo, 27 de febrero de 2011

Mañana empiezo XCIV







Si es que por no haber puede que no haya ni viñeta...

Claro que para no tener ni viñeta, como ya digo, lo mejor es camuflar la nada entre la oscuridad y el vacío.
No es tan difícil, ya os lo digo yo...
Mientras tanto unos rodajes apagados y teléfonos del pasado nos acompañarán en este domingo de viñetas ausentes.

Y si las viñetas escapan, malandrinas, no seré yo quien corra a por ellas.
Ya se cansarán y volverán cuando haya sed...

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (VIII)



050) Porque Manuela Vergara habitaba en una nave espacial que viajaba rumbo a Andrómeda desde el día en que nació.
Sus padres, los cosmonautas ucranianos Pepe Pérez y Lola Rodríguez contravinieron las normas interplanetarias de aviación y unieron sus cuerpos desnudos, retozando mientras flotaban, como le gustaba imaginar a Girondo.
Manuela no sabía leer ni escribir ni sumar, pues sus padres con muy acertado criterio pensaron que estando a años luz de la programación de Telecinco su única manera de aprender algo útil en la vida sería mirar las estrellas.
Manuela jugaba a contar las estrellas viajando por el hiperespacio, y contraviniendo a aquel imbécil que vio en la osa mayor una sartén espacial, ella, cuando acertó a distinguir un 1+1 en el cielo, se dio cuenta que estaba formado por cuarenta y un estrellas.
Sí. 1+1=41.

051) Porque si tú insistes en decirme u no más u no, pues yo te hago caso y no los sumo.
Pero ya sabes que con la adoración que tengo por ti, hace que me resulte imposible negarte nada en lo más mínimo, y si algún día me dices u sí más u sí, entonces, seguro, será que sí...

052) Porque a una inspiración no podemos sumarle una inspiración.
A una inspiración le sumamos de seguido una espiración, por una cuestión eminentemente física que evite asfixiarnos.
Todo esto es aplicable al vulgo en general menos a los genios, claro, que son los únicos que pueden sumar varias inspiraciones seguidas hasta el punto de crear obras de arte, esas cosas que nos conmueven y nos hacen perder el buen criterio y las formas poligonales de nuestro corazón.

053) Porque si contamos con la mano (usando los dedos, como toda la vida de Dios y Alberto hasta que hiciera su aparición la dichosa calculadora del averno) si contamos con la mano, digo, mientras ésta está cerrada y abrimos el dedo pulgar mientras decimos "¡uno!" y seguidamente abrimos el dedo índice mientras decimos "¡más uno!" lo que vemos, lo que obtenemos es una L, la que forman los dos dedos. 1+1=L.
Esta forma de los dedos también sirve para hacer la típica broma del tamaño del sexo masculino en referencia inversamente proporcional a la altura del individuo, pero esa afirmación, aparte de inexacta, escapa al campo de estudio riguroso de estos escritos.

054) Mírame a los ojos y dime que no sería bonito que 1+1 fuese cada vez una cantidad distinta.
Sí, sería precioso, ¿verdad?
Y ahora yo te digo: ¿y por qué no?
Vivamos la utopía a flor de piel, lejos de dogmatismos y cuadricaturas, decidamos que las cosas sean como nosotros queremos que sean, construyamos un mundo a imagen y semejanza de nuestros sueños más profundos, hagamos del 1+1 esa mecha que irradie y explote los convencionalismos adheridos a la rutina y la penuria, hagamos de nuestra vida una pulsión que nos engulla.
Bueno, y si en algún momento -por pereza, por hambre, por sueño o inconsciencia- sumamos 1+1 y nos sale 2, que nos nos preocupe, que seamos conscientes de que siempre existe un mañana, tan cercano, en el que al hacer lo mismo obtengamos el más hermoso número de la historia de los números: 578.693

055) Porque en un examen tipo test de diez preguntas, donde cada pregunta vale un punto, si sólo contestas bien a dos de ellas, lo que el maligno profesor de inglés escribe en la esquina superior derecha de tu escrito no es un 2 y sí un "Muy deficiente", y con ello lo que obtienes también es la comprensible reprimenda de tus padres y la esperada pero no por ello menos temida prolongación sine die de la compra de tus nuevas botas de fútbol rosas.

056) Porque una vez, estando con mi novia, empezamos a jugar a ver quién quería más al otro.
Era un juego inocuo, divertido, sin más.
Ella me dijo que veinte y yo que treinta.
Luego, inesperadamente y en un requiebro sutil ella subió a quinientos y yo me vi forzado a decir dos mil veintitrés.
Ni corta ni perezosa ella me dijo "te quiero catorce mil doscientos cinco" y yo le dije, porque así lo sentía en lo más profundo de mi alma que "y yo a ti veintiocho mil novecientos once".
No es que no me creyera.
Me creyó.
Pero ella no se dio por vencida tan fácilmente y me dijo sin pestañear "te amo quince millones cuarenta mil dos" y yo tuve que mirarla a los ojos con mi estudiada mirada profunda e interesante antes de decirle "te adoro dos mil billones ciento un mil setecientos doce" y aún hoy creo que me quedé corto.
Ella lloraba ante mis palabras pero pudo chapurrear un "te quiero más que a mi vida, te quiero infinito" y yo, prolongando un silencio emotivo y para nada incómodo le contesté con la cadencia justa, la inflexión exacta "y yo infinito más uno".
Y ahí le vencí.
Ahí terminó el juego, terminó el combate.
Ella lo asumió enseguida.
Todo el mundo sabe que nada hay más allá del infinito más uno.
Nada.
Por eso, en aquel entonces, presa de un amor irracional y auténtico ella únicamente acertó a decir: "Cuelga tú".


sábado, 26 de febrero de 2011

¿Qué es poesía?



No siendo yo mucho de eso que llaman poética, ni en general de explicaciones, asumo que esta frase bien podría acercarse a lo que para mí tiene -al menos- de desvergüenza y divertimento el escribir eso que algunos llaman poesía.

Como hace una semana justo estaba inmerso en el espíritu poético jienense se me ocurrió trastocar ligeramente esta aseveración hasta darle un sentido más profundo, más certero.
De hecho tuve la oportunidad de recitarlo allá y bien bonito que quedó.
Por lo demás se lo dedico a los de entonces, que se lo merecen diga usted que sí.

A Sergio y a Elena

viernes, 25 de febrero de 2011

jueves, 24 de febrero de 2011

Las definiciones de un coche a vapor XLI



Yo no tengo vergüenza, es cierto, pero aquí nuestro amigo el coche a vapor tiene menos, y ni falta que le importa.
Menos mal que sus ansias de tridimensionalidad duran lo que esta tira y todo volverá al mundo plano tal y como ya sabemos que es, circunscrito a esas tres únicas viñetas donde todo cabe.

Lo mejor -dice él- es que su tres de no necesita gafas, y eso es porque, gracias a su juventud, todavía ve bien de lejos.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Lamerica (Cines Renoir)



Son muchas, está claro, las emociones que el cine puede llegar a hacerte sentir.
Risa, temor, llanto.
Pero hay otras, no tan habituales, que se agradecen tanto o más que las anteriormente citadas.
Y una de ellas es el humanismo.
Llamadlo como queráis: Cine comprometido, realismo social, ideológico.
El cine también tiene esa capacidad de acercarnos al sufrimiento de la gente, de los olvidados, de los marginados, de los que necesitan amparo.
Es curioso cómo pese a su carácter de ficción tenga mayor poder de implicación -muchas veces- que fuentes supuestamente más reales, más cercanas o más documentales como la televisión.
Será el poder de la sala a oscuras...

Mucho de esto que estoy contando viví con la proyección de "Lamerica", la película de Gianni Amelio, allá por el año 94.
Indignación, comprensión, desolación.
Rabia, asentimiento, rebeldía.
Una historia clásica -y real- de vencedores y vencidos, de aprovechados y explotados, de países pobres y países ricos.
Y en medio un viaje iniciático.
En medio un turbador descubrimiento de la realidad por parte del protagonista (Enrico Lo Verso) y de nosotros mismos a través de sus ojos.
Esos ojos de Gino, esos ojos de Spiro a través de los cuales no sólo descubrimos la desolación y la miseria de un pueblo, sino cómo los países supuestamente desarrollados (o sea, nosotros) nos aprovechamos de su situación para saquear e hipotecar esa miseria.
Pero que luego no vengan, por favor...

El cine se apaga y todo se vive con mucha más intensidad.
En la oscuridad todo cobra sentido.
Puede que no sea la realidad, puede que sólo sea "una verdad" de las muchas que habitan los rincones de una historia.
Pero te llega.
Te logra convencer de que en el fondo todos somos personas, todos sufrimos, y aceptas a regañadientes que nuestra realidad se ha construido bajo el sufrimiento de mucha gente.
Y al menos hay que saberlo.
Es lo poco quizá que podamos hacer.
Pero ellos se lo merecen.

El cine se enciende y todo, paulatinamente, vuelve a la normalidad.
Tus egos, los detalles nimios que envuelven tu vida.
El eco de aquel barco que llega a puerto se aleja cada vez mas de tu cotidianidad.
Pero quizá, alguna noche, antes de acostarte, recordarás el polvo seco de las carreteras de Albania, los negocios sucios alrededor de una esperanza.
Quizá, alguna noche, el eco de una pequeña molestia no te deje dormir y, lejos de estar mal, sabrás que es el cine, cuando aquella vez logró remover tu conciencia.

martes, 22 de febrero de 2011

Mirando al jazz








Un año más, y en colaboración con la Uned de Melilla, los alumnos del Ciclo de Fotografía Artística de la Escuela de Arte de Melilla han expuesto las imágenes capturadas durante la edición del año anterior, así como preparan y calientan ya sus obturadores en busca de las fotografías que puedan conseguir en esta.
Es un disfrute a la vez que una buena manera de aprender.
La exposición es un perfecto reflejo de esas inquietudes, aprendizajes y hallazgos.
Que no se quedarán ahí, eso seguro.

En esta ocasión me ha tocado diseñar/dibujar el cartel de dicha exposición.
Una buena excusa para perderme de nuevo entre líneas, para combinar música y trazos, para enfrentar a ese jazz con esa cámara, y que de esa lucha surja la imagen.

Como siempre aprovecho para enseñar un poco del proceso hasta llegar al cartel final.

Que el disparador esté listo, y que el saxofón no pare...

Pájaros XLVI











Hoy hace viento.
Y los pájaros han volado...

lunes, 21 de febrero de 2011

La selva Marcovaldo



















Siempre que regreso a casa sacio rápido la necesidad de revisitar mi terraza.
Hay en esos recovecos de plantas y hojas una selva de formas, una explosión de palmeras y clorofila.
Si encima vuelves y el viento inunda el atardecer, los entrecruzamientos se desdoblan y se multiplican, el verde se expande hacia afuera y hacia arriba, y se mezcla irreverente con el aire revuelto del ocaso.
Y enmedio estás tú, con tu cámara.
Ver el movimiento de las hojas es mirar el mar de la tierra mecido por el viento.
Ver el deslizamiento de las plantas, el baile de sus forma, es jugar con encuadres que cambian a cada segundo.
Y luego vas y los mezclas entre ellos.
Mezclas líneas, mezclas vida, mezclas viento.
Mezclas las hojas entre ellas en una lucha contra el propio espacio.
Y tiñes de verde.
Y desaturas.
Y te pierdes por los recovecos que tanta hoja deja.
Y ya tienes nueve fotos.
Y ya.

domingo, 20 de febrero de 2011

Mañana empiezo XCIII







Un viaje de imaginación y deseo, seis tiras por semana, mundos boca abajo entre hipos y sueños...
Así es "Mañana empiezo", así es esta mano indolente que duerme y me acompaña, así es este Control C/Control V de textos que cambian y bailan.
Un día será otra cosa.
Quizá mañana.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (VII)



043) Porque si 6 más 4 es la cara de tu retrato, 1 más 1 acaba siendo la n que tan esmeradamente escribíamos con la lengua fuera y nuestra mente concentrada en aquel libro de caligrafía Rubio de escritura vertical.

044) Porque como dice Censi, 1+1= nada de ayuno...

045) Por la propia y fácilmente comprensible unidad de los conceptos:
Si a uno le sumamos otro uno ya deja de ser uno, y si deja de ser uno, ya no nos vale como aseveración, porque las leyes de la cuántica sí que se pueden aplicar con carácter retroactivo.
Tendríamos que decir, para que quedase mucho pero mucho más claro y más acorde con la realidad de lo que existe a nuestro alrededor y que se manifiesta como materia sensible, algo así como: "Eso que deja de ser uno, más eso otro de deja de ser uno, se podrán convertir en dos siempre que sus esencias no interactúen con la realidad más tangible, cosa que por otra parte sucede más a menudo que se te caduque un yoghurt Clesa en la nevera".
Esta aseveración, pese a contener varias inexactitudes inherentes, podría ser más difícilmente rebatible.

046) Porque un ojo y otro ojo dan una única mirada, y si encima es la tuya se convierte no en dos, sino en infinita, infinita, infinita...

047) Porque si al primer mandamiento (amarás a Dios sobre todas las cosas) le sumamos el segundo (no tomarás a Dios en vano), ya no hace falta sumar ningún mandamiento más, ya tenemos lo suficiente para darnos cuenta de que estamos ante una boludez como un piano de grande.
1+1 = un piano grande, negro, limpio y sonoro.

048) Porque cuando tus alumnos llegan tarde y alguno ha comprado gominolas, a ti como profesor sólo te quedan dos procederes posibles.
Uno, el primero, conforme a la legalidad vigente, respetando el currículo oficial y los parámetros correctos del nuevo Real Decreto, es requisarlos y no permitir que se coman ni que se compartan.
Eso sí, las mismas leyes te obligan, dita sea, a devolverlos al final de la clase.
La otra posibilidad, la segunda, es mucho más fácil. Le pides una.
Eres el profesor, sabes que te la van a dar. Dejas que quien sea siga comiendo gominolas y tú le pides una porque están muy buenas, eres un goloso y no sabes resistirte. Eso es así.
El problema es cuando pides otra.
Entonces no has pedido dos gominolas, vayamos a equivocarnos, porque la primera ya ha sido engullida y ni te acuerdas a qué sabía.
Cuando pides una gominola, aunque ya las hayas pedido antes, siempre es la primera.
En el mundo de las gominolas sólo existe el uno, el número eterno...

049) Porque nunca hay dos unos. Siempre están los unos y los otros.

viernes, 18 de febrero de 2011

Los recuerdos siempre son engañosos

Untitled from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.

Seguimos en la senda de la recuperación de los cortometrajes perdidos...
Y como tengo todavía esa obcecación de "si YouTube no quiere nada conmigo yo no quiero nada con YouTube" aprovecho para subir aquel material que me interese a mi canal de Vimeo.

Poco más que añadir a lo que dije en esta entrada, la original, sobre este cortometraje que realizamos los de Yaumate allá por el año 91.
Veinte años, quién lo diría...
En todo caso volver a incidir en el cariño especial que le tengo -por lo ingenuo, por lo tierno- y en que sobre todo se salva gracias al remontaje que le hizo Pelu hace ya algún tiempo.

Espero que disfrutéis con este pequeño homenaje al cine mudo, realizado en un stop motion a base de rec/pause con una cámara doméstica.
Demencial y divertido a un tiempo.

Y tratadlo con cariño...


jueves, 17 de febrero de 2011

Las huellas sobre el negro











Trazos, ceras, líneas y difuminados.
Así son los bocetos.
Empiezas por no pensar y acabas dibujando. Siempre funciona de la misma manera. No hay que tener nada en la cabeza y sí todo entre las manos.
Tienes el mundo entero lleno de posibilidades y no eliges porque sin saber eligen por ti, de hecho ya han elegido y no puedes hacer nada por evitarlo.
Entonces tú, contento por no haber pensado, feliz de lo hecho o al menos en parte, sólo aciertas a ser consciente de que el tiempo, tan misterioso como siempre, ha pasado ya inexorablemente.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La goma Läufer



Dónde me puedo meter para no verte
si en la oscuridad te cuelas hasta el colon.
Dónde puedo evaporarme
sin que los vientos me estampen contra un mar que se hace agua.
Dónde me puedo borrar
usando tu läufer indelebe
para que las escoban me barran la tarde de los jueves.
Y dónde puedo desaparecer,
si los mandos de la opacidad ya no funcionan
y todavía reflejo la luz
que de tu espejo emana.

Pájaros XLV











La lluvia es el escondite perfecto...para meterse en casa y no salir.
Los pájaros son y no son de lluvia, por su propia naturaleza, eterna contradicción del que sueña en el aire con amores imposibles.
Son de cristales mojados y de evitar su vuelo.
Son de mirar al sol y esconderse entre la nubes.

Los pájaros también son agua evaporada.

Dicen que nosotros somos un setenta por ciento agua.
Como -ya sea por nuestra propia pulsión, ya sea por el calentamiento global- a la temperatura le de por subir, al final nos veremos todos en las nubes.
Y entonces sí que jugaremos al escondite...

lunes, 14 de febrero de 2011

Aisha y el avión, o llamadme Paco



Mopti al amanecer:
un avión por una foto
y me regalaste tu mirada.

Sí. Habíamos llegado a Mopti apenas dos días antes. Se acercaba el final del viaje.
Pero antes de que os hable de Aisha permitidme que os cuente una anécdota:

Recién llegado a Bamako, tres semanas antes.
Paseando por la bulliciosa y caótica capital de Malí, un grupo de niños empezó a perseguirme en la distancia.
Estaban jugando y riendo, aunque pronto empecé a escuchar un grito nítido que me dirigían claramente a mí.
Los niños cantaban: "Paco, Paco" y cuando yo los miraba o me giraba, ellos echaban a correr por todas direcciones, risueños y divertidos.
No le di más importancia, aunque me llamó la atención.

Volvamos de nuevo a Mopti, tres semanas después.
Allí estábamos tras haber viajado por Segou, por Djennè, por el país Dogón y por Tombuctú.

Cosas de África, fuimos a casa de unos primos de Alí, el guía que me acompañaba.
Y allí estaba Aisha, una de las peques de la casa, de unos cuatro años, con unos ojos inmensos, una sonrisa cautivadora y a la que desde un primer momento desperté toda su curiosidad.
Me miraba y se escondía, atenta y expectante.
Yo me dejaba, y hacía el payaso con ella jugando al despistado, al que se tapa la cara y se gira rápido, lo que la asustaba y divertía al mismo tiempo.
Su madre, siempre presente, me miraba y también reía.

Y entonces ocurrió.
Muy despacio, tomándose su tiempo, Aisha se fue acercando y permaneció a tres metros de una prudente distancia.
Y entonces lo dijo.
Me miró, se volvió seria, levantó la mano como si me señalase y me llamó: "Paco".
Mi sorpresa era mayúscula. Otra vez.

Entonces Alí me lo explicó todo.
Resulta que estaba de moda en Malí una telenovela brasileña donde uno de los protagonistas era un fotógrafo barbudo llamado Paco.
Así de simple.
Yo era Paco.

Pero tenía a Aisha a tres metros y no podía dejarla escapar. Quería una foto de ella.
Recordé que dos días antes había comprado a un niño en la calle un avión hecho con partes de una lata de coca cola.
Abrí mi mochila y saqué al mismo tiempo aquel avioncito artesanal y mi cámara de fotos.
Le enseñé el juguete a Aisha, mirando a la madre como pidiéndole permiso para regalárselo.
No puso impedimento, y yo alargué la mano hacia la pequeña.
Ella, ilusionada pero reticente, apenas si avanzó dos pasos hacia mí, lo suficiente para que al alargar también su brazo pudiese alcanzar su objetivo.
Y ya con el avión entre sus manos yo alcé mi cámara ante su mirada, preguntándole sin hablar si podía hacerle una foto.
También miré a la madre y la madre sonrió.

Yo me concentré en el visor y todo lo demás fueron seis únicas fotografías.
Desapareció su sonrisa (¡cómo impone la cámara!) pero su mirada imponente estaba intacta.
Cómo disfruté ese momento.
No hay palabras, no, que puedan contarlo tal y como lo viví.

Y sí, es que en aquel momento, efectivamente, yo era Paco...


domingo, 13 de febrero de 2011

Mañana empiezo XCII







Superhéroes, desayunos con leche y árboles mano.
Los domingos no pueden acabar sin un poco de cine, un poco de mentira y un poco de buenos propósitos para el día que mañana empieza.
Ese día que sí que llegará con mariposas en el aire, ya sea lunes o septiembre.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (VI)



036) Porque es imposible sumar una hormiga y otra hormiga si siempre hay mogollón, qué hijas de puta...

037) Porque un blog (llamémosle, hipotéticamente, "Bombero es mi pasión") sumado a otro blog (ponedle, no sé, "Breve encuentro" o algo así) no suman dos blogs, suman muchas más cosas de las que a uno le gustaría, cosas imposibles de controlar, que encima devienen en demandas que acaban en años de cárcel, pasados en una prisión turca a las afueras de Estambul, intercambiables -quien sabe qué es mejor, qué peor- por trabajos para la comunidad, llevando a la guardería de Príncipe Pío al sobrino de Carme Chacón o barriendo los suelos de mármol (expropiados ilícitamente a Extremadura por subcontratas fantasmas) que pueblan los infinitos suelos del Ministerio de Agricultura...

038) Porque hay cosas que no se deben sumar nunca. Nunca.
Por ejemplo, si a un Dios le sumamos otro Dios lo que tenemos son guerras, odio, cruzadas, recelo, miseria y rencillas eternas.
Sin embargo, curiosamente, si a un Dios le restamos ese mismo Dios (u otro, ya puestos también otro) lo que tenemos es tranquilidad, sosiego, hedonismo a raudales y una lubrificada, sensual y hermosísima paz.
Lo siento, Alberto, pero así es.

039) Porque la 11uvia no se escribe 2uvia, ni el 11anto es 2anto, que yo sepa...

040) Porque Ruben Héctor Cocuzza, profesional de la noche y windsurfista en sus ratos libres, sabía muy bien cómo funcionaba la imparable y sexista maquinaria de una discoteca de verano: Chicos y chicas en busca de baile, diversión, conversaciones cuánticas, alterne y confrontaciones dialécticas a cuenta de las teorías de Slavoj Zizek.
Es por eso que, invariablemente, él sumaba todas las noches y todas las noches las cuentas le salían.
Si entraban una chica y otra chica en la discoteca, no entraban dos chicas, lo que entraban eran al menos ocho chicos guapotes de gimnasio y colonia justo detrás, demostrándose a sí mismo y a sus congéneres que el pensamiento de Nietzche nunca podrá suplantar -metafísicamente hablando- a un buen sofisma.

041) Porque uni doli, treli, catoli, quili, quileta, estaba la reina sentá en su silleta, vino el rey, le apagó el candil, candil, candó, cuenta las veinte que las veinte son.

042) Porque no es ya que no sepa sumar, no, es que no sé multiplicar, ni contar ni leches en vinagre. De hecho siempre, durante mis 42 años de vida, he pensado que 7x6 eran 41 y no señor Juan Ramón, efectivamente, son 42...espero que el inefable hecho de que esté probando esta teoría no acabe obligando a las autoridades educativas competentes a mandarme de nuevo a primaria...

sábado, 12 de febrero de 2011

viernes, 11 de febrero de 2011

Una mañana cualquiera

Una mañana cualquiera from Juan Ramón Carneros Pardo on Vimeo.

Recuperando, que es gerundio...
Como comentaba hoy mismo en esta entrada, he tenido ciertos problemas que han llevado al cierre de mi canal de YouTube, con lo que me veo en la obligación de ir recuperando poco a poco el material perdido...

Nada hay mejor que volver a la normalidad -pese a todo- con una sonrisa, así que el primer cortometraje en recuperar será precisamente este, que me sirvió para inaugurar este blog excesivo y condescendiente hace ya más de dos años.
Con "Una mañana cualquiera" sólo pretendía eso: Hacer reír.
Algo de kafkiano hay en esta historia, al igual que lo vivido por mí esta misma mañana, pero bienvenidas sean las risas para acompañar el desconcierto.

Aún me recuerdo grabándolo yo solo en casa (cámara y actor al mismo tiempo), buscando esos encuadres imposibles, bebiendo té para repetir una toma...
Y, como escribí aquel 23 de enero de 2009, no puedo contar aquí lo que me divertí haciéndolo.

jueves, 10 de febrero de 2011

Las definiciones de un coche a vapor XL











Entramos con el coche rezagado (el que primero empezó, el que más tardó en llegar) en las tallas grandes, en el mundo XL (las cuarenta son)...

Y si definir el mundo en tres viñetas ya era de por sí complicado, pretender hacerlo con el coche invisible me da que va a resultar imposible hasta para mi desvergüenza.

Menos mal que enseguida llega la selva que lo llena todo de verde.

En todo caso tendré que tener cuidado de elegir proa o popa cuando me regale un crucero, que nunca se sabe...