miércoles, 29 de octubre de 2014
martes, 28 de octubre de 2014
domingo, 26 de octubre de 2014
viernes, 24 de octubre de 2014
jueves, 23 de octubre de 2014
miércoles, 22 de octubre de 2014
martes, 21 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
La columna de Trajano
A vueltas con el desborde, la locura, el ansia, la vorágine y el exceso.
Este verano me encontré en Bucarest con un molde que reproducía trozo a trozo la columna de Trajano que se encuentra en Roma.
En el Museo De Historia de Rumanía, se halla esta reproducción que conmemora las victorias de Trajano frente a los Dacios.
Llevaba dos días en la ciudad y casi ni había sacado la cámara, pero fue encontrarme frente a tanta majestuosidad, tanto detalle, tanta historia entre la piedra que no pude evitarlo.
Desapareció el Museo, desaparecieron los otros visitantes, desapareció Rumanía entera. Empecé a sudar como solo la concentración te obliga y perdí la noción del tiempo, la del espacio.
De lo que ocurrió durante ese tiempo solo tengo respuesta por las imágenes que hoy reencuentro.
Testigo mudo que aquel momento hoy se vuelven a asomar entre la piedra, para recordarme que allí estaban, que aquí siguen.
Y al mirarlas quiero volver, sin darme mucha cuenta de que en realidad, mirándolas, allí que sigo.
domingo, 19 de octubre de 2014
sábado, 18 de octubre de 2014
jueves, 16 de octubre de 2014
miércoles, 15 de octubre de 2014
martes, 14 de octubre de 2014
lunes, 13 de octubre de 2014
Viaje a Japón VI
Cuando no puedes, no puedes.
Aunque lo intentes.
A veces te dices: voy a mirar sin mirar, a huir, a escapar de mí mismo.
Pero no hay manera.
Hoy quería buscar imágenes de Japón sin orden ni coherencia. Quería huir del sentido, de la unidad. Quería mirar sin saber y detenerme en aquellas imágenes que hubieran pasado desapercibidas, que me gustasen individualmente, detenerme y jugar con ellas sin pesar en sus acompañantes.
Metro, ciudades, templos, calles. Lo que fuera. Lo que hubiese.
Pero no he podido.
Uno hace el recorrido, se cree libre y luego se da cuenta: todas en blanco y negro menos una. Y colocada justo en la mitad. Alternando campo y ciudad, árbol y asfalto con meridiana simetría. Huyendo casi en su totalidad del elemento humano. Y tratadas, sí, de un modo parecido.
Las imágenes se unen y juegan, se enroscan y se amalgaman. Por uno y a pesar de uno.
Así es cuando mandas al garete la coherencia pero ella llega sigilosa, a la hora del té de la tarde, y te abraza por detrás. Un abrazo con aromas a lluvia y a "no voy a dejarte nunca" de tal intensidad que no puedes sino corresponderle y, como mucho, despeinarte un poco en el momento.
domingo, 12 de octubre de 2014
viernes, 10 de octubre de 2014
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