viernes, 30 de septiembre de 2011

jueves, 29 de septiembre de 2011

Historias del otro lado XXXI



Y es que llevando la lógica hasta los extremos más canallas, nos encontramos frente al hermoso campo del absurdo.
Ya lo cantaba aquel: cuanto más acelero, más desnudo me pongo.
O así.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Me hiciste un flaco favor



Porque yo,
como todos,
lo que necesito son vitaminas,
vitaminas...

martes, 27 de septiembre de 2011

Pájaros LXXII











Yo te miro, tú me miras...
Y mirando los pájaros descubrí las estrellas, aunque era de noche.
Todo lo demás era esconderse.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Livianas manchas de agua inquieta











Tan sencillo como se muestra.
Aguas lanzadas al cielo en busca de un infinito que no existe.
Aguas que caen pero antes se detienen, en mitad de la nada, sobre el azul intenso.

Vuelvo al agua sin saber.
Me fascinan esas manchas de tinta blanca sobre la cartulina canson, aerógrafo disperso olvidado en una esquina.
Y es la fuente la que mancha el fondo, es el aspersor que se cree invencible allá donde no se frena, donde todo se vuelve liviano.

Tan sencillo como una fuente: agua, mar y cielo.
Y la mirada quieta.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mañana empiezo CXVI







No siempre hay que deshacer lo andado para seguir haciendo nada, aunque definitivamente ayude.
Nos encontramos con contradicciones como que una mano de pintura camufla a la susodicha, también que la bombilla se cree el sol hecho canica, o que una mano, por muy vaga que sea, nunca podrá dormir a pierna suelta.

Es domingo y la noche se cuela desde la ventana.
Camarón cantaba que se atarda el alba y yo quiero que se atarde el lunes, que cuesta mucho empezar y a mí la cama me atrapa...

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XXXVII)


253) Porque 1 esperanza en una educación mejor + 1 Esperanza Aguirre = 1 desilusión, 1 certeza, 1 futuro negro, triste y parece que inevitable...

254) Porque Gabriel Cramer, que nació en Ginebra en 1704, apenas si vivió esos 50 años que dedicó por completo al mundo de las matemáticas.
Es sobre todo conocido por su trabajo con determinantes, que publicó en 1750, dos años antes de su muerte.
El bueno de Gabriel, con 35 años, se ganaba la vida dando clase en un instituto de la capital de Suiza. Tenía tres tipos de alumnos: los burros, los muy burros y los alemanes.
Los burros y muy burros nunca supieron sumar 1+1, y los alemanes siempre preguntaban si el 1 que sumaban al otro 1 era suyo o de otro país de Europa y claro, así no había manera.
Así que Gabriel siempre llegaba a casa de Petra, su madre, y tomaba la sopa imbuido en una desolación más propia de 1º de la ESO que del siglo dieciocho.
Y es que hay cosas que ya se intuían...

255) Porque trabajes las horas lectivas que trabajes siempre serán pocas para la gente ignorante. Aunque no es la ignorancia la que recorta los derechos en educación, sino ese capitalismo que más que ignorante siempre destacó en clase como un listillo que sólo se preocupaba de lo suyo.
1 hora lectiva de más + 1 hora lectiva de más = 1 profesor interino de menos.

256) Porque el IBEX controla lo que vale una suma, el Banco Santander decide cuánto es el resultado de una operación, y el FMI impone sus bases sobre la cuantía de determinadas adiciones.
Así que como siempre la ONU no tiene nada que decir.
Y si la ONU calla, el UNO ni te cuento.
El UNO menos.
Así que UNO + UNO= CERO coma POCO.

257) Porque el material escolar que había en la clase del Centro Público "Miguel Hernández", de la alicantina ciudad de Novelda era más bien escaso. Sin embargo, curiosamente, las necesidades del Instituto concertado "Virgen de las Nieves" de Petrel estaban bien cubiertas.
Jose Miguel Herrera, inspector de la Comunidad Valenciana, atribuyó este claro desfase al paso del satélite UARS, y que el rastro metálico y corpóreo que había dejado aquella creación de la NASA había provocado desajustes inesperados.
1 educación pública + 1 educación privada = 1 inspector desorientado.

258) Porque desde el 15 de febrero del año 2012 quedó terminantemente prohibido sumar, restar, dibujar, leer, pensar, escribir y aprender historia.
En lo de pensar y aprender historia incidieron mucho las autoridades, fíjate tú.
Es posible que fuésemos nosotros los que permitimos que eso ocurriera, pero es que el día que se pensó para manifestarse en contra de dicha ley resulta que echaban un partido Marid-Barça y claro, no es plan, cualquiera lo entiende.
Desde entonces 1+1 es una incógnita, aunque nada halagüeña.

259) Porque si a 1 esperanza en una educación mejor le sumas 1 Esperanza Aguirre la cosa es igual a 1 esperanza.
1 Esperanza + 1 Esperanza = 1 Esperanza.
Porque la esperanza, pese a Aguirre, es lo último que se pierde.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Tiempo de línea y dibujos













Si el tiempo no existiera habría que inventarlo
para poder dibujar.
Pero para qué inventar el tiempo
si podemos dibujarlo.

viernes, 23 de septiembre de 2011

jueves, 22 de septiembre de 2011

Tú pusiste grano a grano



Aunque el recuerdo de tu lluvia
gota a gota
mojaba mis noches más frías.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Historias del otro lado XXX



Las historias del otro lado, cuando cambias de lado, siguen siendo historias del otro lado, porque el otro lado siempre está allá, lejos, inalcanzable, observándonos desde la otra orilla.

Por eso, ahora que estoy en este lado, seguiré dibujando las historias pensando, como no, en el otro.

Y porque, no nos engañemos, todos los lados conducen a Roma.

martes, 20 de septiembre de 2011

Pájaros LXXI











Y en esas idas y venidas se incluye el viaje, el regreso, la añoranza.

Los pájaros vuelan alto pero los pajarracos los superan. Quizá no en número pero sí en vanidad y ostentación.

Mientras tanto a nosotros no nos queda otra que sentarnos a la orilla, o flotar sobre el mar, y esperar que el mar encelado por el vuelo de un pájaro nos devuelva de una vez todo lo quitado.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Viaje a Estambul VII















En los instantes más cercanos a la cotidianidad...

Volver cada dos meses (o el intervalo que corresponda) a enfrentarme con una carpeta de fotos de viajes resulta ser siempre el mejor de los juegos, donde sorpresa, recuerdos y fascinación se juntan a partes iguales.
¡Ah, la fotografía!

Recrear esos momentos en que parece que nada pasa, allá donde la vida transcurre lenta, y rememorar rincones robados al aire.
Mezclar inconscientemente el blanco y negro con el color.
Reencontrarse con los vivido a través de imágenes olvidadas, tratar de buscar el aroma, la textura, aquellos pequeños ruidos de mar, gente, bullicio y mercados.

Fotografiar me recuerda cada vez más -en sí mismo- a un viaje, aunque por la amplitud de las carpetas traídas y por la frágil memoria del que dispara, acabará siendo siempre un viaje infinito, inabarcable y sorprendente.
Donde bucear, donde jugar, donde perder el tiempo.

Sea pues.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mañana empiezo CXV







Hay domingos pequeñitos, llenos de múltiples y diminutas cosas, esparcidas por el tiempo mientras los minutos pasan y tu casa se aposenta.
Esos domingos doblados en el cajón de la cocina se abren al mundo y salen por el balcón confundidos con el viento.
Y es ese aire, renovado y distinto, tan corpóreo como inasible, vale por todos los domingos inactivos.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XXXVI)


246) Porque una canasta de baloncesto, de esas que se quedan tambaleando en el aro suspendidas en lo que parece un instante eterno de dudas, esfuerzo y magia hasta que caen dentro, llenando de alegría el corazón de un pueblo, de unas gentes y unos aficionados, recreando sueños a la par que decepcionando a los rivales, haciendo que surjan lágrimas donde antes sólo había expectación y repitiendo una y otra vez el rito incomprensible de eso que llamamos deporte, una canasta de baloncesto, únicamente una, ya vale por sí misma dos puntos.
Y si encima le sumas una falta adicional, o un tiro desde 6'75, la cosa vale tres.
Actualización 2.0: Si encima ganamos 98-85, mejor que mejor.

247) Porque Amadeo Cebollino estaba acostumbrado, en su pueblo de Alcalá de Guadaira, a las mofas de sus vecinos por el apellido tan ridículo con el que se presentaba en misa todos los domingos a las 12.
Sus padres venían de Soria pero eso, para los chismosos ánimos de finales del siglo XIX, donde no había Play-Station ni Nurias Bermudeles que calmar el sopor de los días iguales, no influía en la nula consideración que siempre tuvieron para él.
Amadeo, soltero y feo como él solo, se fue ensimismando cada vez más en su casa y en su campo de boniatos, y para que aquellos comentarios maledicientes no le afectasen se fue creando múltiples capas protectoras que lo aislasen del verbo y la palabra.
El cebollino se fue haciendo cebolla, y comprobó en su carácter de roble añejo que una capa y otra capa hacen una capa más fuerte, más sólida, más triste.
Pero que les den.

248) Porque en el partido de dobles de la Copa Davis jugaban dos equipos -Francia y España- y no cuatro.
Por mucho que cada equipo tenga dos jugadores, la suma de esos dos jugadores da un país (1+1=1), no vayamos a joderla (vía matemática) de nuevo con eso de que da 2, y con el rollo regrese lo de las dos Españas.

249) Porque Slev Pritz no salió de Montenegro en sus cuarenta y ocho años que estuvo viviendo y trayendo por la calle de la amargura a sus padres.
Ni trabajaba, ni sonreía, ni fregaba los platos.
Dicen en su pueblo que una vez, tras los negros cristales de su pequeño cuarto dio los buenos días al cartero que había sustituido a Karel, pero todo son suposiciones.
Slev fue lo que se dice un mal hijo no, lo siguiente.
Desoía los consejos de los abuelos, se rascaba la entrepierna sin al menos abrir como ese debido los pantalones al mundo, ponía en la tele canales de teletienda y silbaba mientras se cenaba en casa himnos pop de los 70.
Sus padres querían la parejita pero viendo el panorama decidieron gastar sus pocos ahorros suscribiéndose al club del coleccionista.
1 niño malo = 1 hijo único

250) Porque resulta imposible sumar los granos de la harina de tempura que sirven para freír con esponjosa cadencia y oriental sabor los más exquisitos manjares.
Si intensa sumar 1 grano + 1 grano lo normal es que obtengas 1 pella.

251) Porque para vivir hay que respirar. porque para respirar hay que inspirar y expirar, con una cadencia que no enseñan en las escuelas ni falta que hace. Porque para expirar e inspirar hace falta una nariz, y porque para que haya una nariz necesitamos irresolublemente dos agujeros.
1 agujero + 1 agujero = 1 nariz = la vida (inspirada y expirada).

252) Porque una vez (en mi época de estudiante universitario) me tocó escuchar a un conferenciante exaltado por los efluvios del trina de naranja, mientras hablaba sin parangón de la popularización del arte a raíz del rompimiento de la representación clásica de finales del Siglo XIX.
Y entonces dijo aquello de:
"¡Y pare usted de contar!"
Y yo, obediente, sumiso, abrazo la máxima.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Viaje a Uzbekistán



Un paso más, en el mundo de los viajes.
Y es que llevar una cámara que a parte de fotografías te permite realizar vídeo cambia, no podía ser de otra manera, tu mirada, tu ritmo y la percepción de lo que te rodea.

Ha sido, no quedaba otra, una experiencia fascinante a la par que ligeramente frustrante.
Resultaba imposible despegarte de esta idea: mientras grabas video estás perdiendo alguna foto.
Por mucho que la imagen fija fuese tu objetivo, por mucho que el propio ritmo y la cadencia de las mismas te llevasen a dedicarle siempre más tiempo, la posibilidad de grabar video, la novedad, la magia de la imagen en movimiento también se hacía presente y reclamaba su lugar.

En esa lucha he aprendido a convivir en este viaje. Alternando, jugando y aceptando la pérdida.
De cualquier modo en ese instante de abstracción, de concentración y de pulsión que supone la captura, ya sea fija o en movimiento, hay inherente una pérdida.
Desde el momento en que seleccionamos un gesto, un encuadre, un momento, estamos dejando atrás todo lo demás.
Y en la aceptación de esa frustración está gran parte de su encanto.

Mucho material acabó viniendo en mis tarjetas de memoria.
Quizá dé para un segundo audiovisual pero hoy, un mes después de haber regresado, me reencuentro con Uzbekistán a través de sus gentes, sus calles, su vida en cada esquina.

viernes, 16 de septiembre de 2011

jueves, 15 de septiembre de 2011

El lenguaje de las toallas de hotel



La toalla en el suelo significa "cámbiela"

No, no hay manera.
No nos entendemos.
Han sido años de tratar de aprender su lenguaje, de poner la máxima atención a las comas de los carteles explicativos, de someterme con infinita paciencia a sus peticiones, de seguir paso a paso las indicaciones tal y como fueron expuestas, pero nada.
Nada.
Ni en el Meliá María Pita de A Coruña, ni en el Salom Inn de Bukhará, ni en el Hotel Central de Belgrado.
O es rebeldía o es una conspiración, pero las toallas de los hoteles van, no os quepa duda, a su libre y suavizante albedrío.
Y así no hay manera.

La toalla en su soporte significa "la volveré a usar"

Años después de tratar de descifrar esas enigmáticas palabras he podido comprobar, día a día, momento a momento, que hiciera lo que hiciera, ya fuese dejarla en el suelo, en la bañera, o nuevamente colgada, aquella la toalla era cambiada y lavada indefectiblemente.

Y aquello se convirtió en un sin vivir.
- "¿Por qué no me entiende la toalla?"- Me preguntaba a mí mismo, descorazonado y hundido.
- "¿Tan mal hablo, tan poco se me entiende?" -
Cualquiera que me conozca sabe que sería incapaz, ¡incapaz!, de dejar una toalla usada una sola vez para secarme en el suelo, y mucho menos si esa toalla me mira con los ojos húmedos, se pone a hablar de los litros de agua usados en todos los hoteles del mundo, de las cantidades de suavizante echados al mar, de la ecología, de las gacelas Thompson de la sabana, de Kioto y de Ángela Merkel.

A mí se me parte el alma, toalla, al ver que no nos entendemos.
Yo me voy del hotel, desaparezco en la ciudad de turno para beber té con los transeúntes, para capturar fotos de la vida extraña en los mercados, para enfrentarme a mis miedos, mis curiosidades o mis afectos, y cuando regreso al hotel mi corazón se hace pequeño.
Antes de entrar en la habitación me acuerdo de ti y entiendo derrotado que ya no estarás sobre el soporte como te dejé, sino que te habrán bajado, te habrán lavado, que habrán borrado de tu algodón inmaculado las huellas de mi piel y que ya no recordarás, desmemoriada e inútil, las caricias que no hace tanto nos intercambiamos en placer y sintonía.
Tú me lo dijiste, toalla, y yo creí entenderte. La toalla en su soporte significa "la volveré a usar". ¿Por qué me haces esto?


Las toallas de los hoteles nacieron a la par que los mismos, descansando esponjosas y tiernas, tan bien dobladas que parecían de mentira, en en frío y calculador interior de los aseos impolutos.
Son hijas de lo esponjoso y la mayoría de ellas tiene un oso de peluche vivo que las abraza cuando se sienten tristes.

Y yo ni siquiera pienso en salvar al planeta, en parar el cambio climático.
Yo pienso en la comunicación.
En las ganas que tendría de que me explicaras con la de molestias que te has tomado para que tú y yo cogiésemos confianza, con lo tajante que has sido en tus indicaciones, por qué diantres te saltas todo a la torera y dejas que unas manos desconocidas, mucho más desconocidas que las mías, te secuestren y te laven la piel y el alma.

Alguna vez he barajado la posibilidad de quedarme todo el día en la habitación, de luchar a brazo partido porque te quedes conmigo, con mi olor, y que no dejes que te bañen pese al calor reinante, a la humedad que te chorrea.
Alguna vez he barajado la posibilidad de apuntarme a una academia de lenguaje de toallas, pero sé que nunca superaré la prueba de acceso, ni siquiera la de mayores de veinticinco años.

Mi fracaso es absoluto. Mi desengaño total.
Soy un ignorante y mi vida viajera nunca estará completa.

Mi única esperanza es que las toallas de hotel no sean de verdad de este mundo, que vengan de Andromeda o más lejos, y que allí no se hable castellano.
También pudiera ser, y eso me reconforta en cierta medida, que si tuviesen cualidades extraterrestres, ellas solas, al salir yo de la habitación y dejarlas en soledad y artificio, pudiesen tener la facultad de doblarse sobre sí mismas, de absorber mi sudor y mis penas, mi agua y mis angustias para volverse hermosas y mágicas, y que es así y solo así el por qué se presentan ante mí como si estuviesen lavadas.

¡Pero entonces, toallas mías, para qué tanta palabrería!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Pájaros LXX











Volar entre pájaros, perderse entre mares.
Idas y venidas eternas.
De eso se trata.

El amor es un reloj que nunca se para, y yo voy por ahí preguntando siempre la hora.