lunes, 31 de enero de 2011

Viaje a Vietnam IX (Sapa)


















Estoy empezando a incluir nueve fotografías en vez de siete, no se yo...

En cualquier caso hoy tocaba Sapa. Norte de Vietnam, frontera con China.
Tierra de arroz y paisajes hermosos.
Vida de campo y monte, tiempo detenido.
Y los hmong.
Algo hay de mezcla inevitable entre antropología y turismo, pero te dejas prender del encanto indiscutible. Algo hay de agobio, algo de impostura, pero sigue habitando la verdad y los ritos heredados.
Y uno está allí y es inevitable dejarse seducir por las vestimentas, las poses, las telas y los artificios.

Bastante tienen de artificio también las fotografías retocadas.
Mucho de juego entre los contrastes, y el blanco y negro que acompaña.

Recuerdo bien el verde que ahora se esconde en las imágenes.
Arroz de agua entre bancales.
La montaña que saluda al viajero que se desliza ante ella con la modestia del que se sabe inútil para poder abarcarla.
Sapa lejana.
El runrún del tren que se aproxima en la mañana.
Y todo por descubrir en sus laderas.

domingo, 30 de enero de 2011

Mañana empiezo XC







Si supiera dibujar una tira transparente, que dejase ver tras de sí las tripas de vuestros ordenadores, lo haría.
Y es que uno no sabe muy bien si la mano se desvanece o se funde con su entorno.

El caso es que nunca estuvo en tanta simbiosis con la nada.

Falta diluir la propia tira, diluir el ordenador, diluir el cuarto, diluir la casa, la calle, la ciudad y la Tierra entera.
Y entonces, diluidos con el universo -entonces sí- empezar mañana.

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (IV)



022) Porque podemos convenir (aceptando que es una generalización estándar y que depende de cada sitio) que llueve una media de un quinto de los días del año.
Y entonces, si resulta que sumamos "uno más uno" los días de lluvia, el "más" no, el "más" permanece mojado pero impertérrito, pero los "unos", los "unos" -sobre todo si los dibujamos sin el remate de arriba- se confunden con las gotas de lluvia, y entonces no hay manera de que salgan las cuentas.
ENTONCES UNO MÁS UNO ES INFINITO, como bien puede apreciarse en la imagen adjunta.
Y sí, listillos, os preguntaréis qué pasa los días que hace sol, ¿no?, ¿que qué pasa?...
Pues os lo diré: Esos días están para salir a beber cerveza o pasear con una bicicleta verde al lado del mar, no para sumar, y mucho menos una suma tan rematadamente complicada y ambivalente como es "uno más uno"...

023) Porque si cogemos el dedo índice de la mano izquierda y lo sumamos al dedo índice de la mano derecha, poniéndolos juntos a cosa de cinco centímetros de distancia entre ellos, lo que tenemos es una bravucona imitación de un toro pequeñito.
Sólo nos falta una servilleta roja y ponernos a hacer el ganso, digo el loco, digo el...tú ya me entiendes..

024) Porque la mitad de las veces que nos ha dado por sumar uno más uno estábamos borrachos (podremos engañarnos, tratar de decirlo con otras palabras pero era así: borrachos) y entonces nos sale siempre siempre veintidós (aunque nosotros, en nuestra limitada y doble percepción, veamos dos mil doscientos veintidós).

025) Porque 1+1 son 11, eso lo saben Miguel Ángel, los cuánticos, Parada, un chino que vive en Suiza y Stephen Hawkings.

026) Porque una gota de lluvia (sí, otra vez las gotas de lluvia, qué pasa) porque si una gota de lluvia cae sobre la palma de una mano abierta y otra gota de lluvia cae poco después sobre esa misma palma, sobre esa misma gota, lo que tendremos es una gota más grande, no dos gotas.
Las gotas de lluvia siempre suman, y no dan dos.
Ahora, si sigue lloviendo, lo mejor que puedes hacer es cerrar la palma de la mano, gilipollas, y buscar un buen paraguas, o en su defecto el amor, que seguro que está por aquí, si yo anoche lo dejé encima de la mesita de noche, no puede haber ido muy lejos...

027) Porque un espermatozoide y un óvulo no suman dos (o sí, pero no es muy frecuente).
Un espermatozoide y un óvulo suman un escalofrío.

028) Porque si sumamos un pie derecho y un pie izquierdo estamos sumando dos pies, pero no tenemos ni dos pies derechos ni dos pies izquierdos, lo que tenemos es unas ganas de salir corriendo que no veas, y que sea domingo otra vez, pero temprano a la mañana.
Si sumamos dos pies lo que tenemos es unas ganas locas de que el tiempo sea volátil y regresar al futuro para borrar esa coma que tanto estropeó aquel precioso escrito.

sábado, 29 de enero de 2011

Llueve a mares



Nada tan fascinante, hipnótico, contradictorio e inevitable como el caer de la lluvia...

jueves, 27 de enero de 2011

Las definiciones de un coche a vapor XXXVIII











El coche a vapor sólo quería comer, pero una y otra vez se ve sobrepasado por las circunstancias que le rodean.
Y es que el pez grande se come al chico, y el más grande al grande, y así hasta el infinito...es el signo de nuestro tiempo.

Quizá lo sea también el formato panorámico y la promiscuidad, pero esto último no está tan claro.
Al menos nos quedan los besos, que -para qué nos vamos a engañar- nunca sobran.

miércoles, 26 de enero de 2011

Historias del otro lado XVII



No hay que buscar, mucho mejor encontrar.
Y cuando aparecen las cosas, hacerse el despistado...
Si uno supiera silbar, la vida sería perfecta, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida.

Mientras esto pasa, lo mejor es dejarse caer por las esquinas, y esperar...
Y no hay más.

martes, 25 de enero de 2011

Pájaros XLII











Refranes intercambiados, viajes pendientes y nubes acariciadas.
Hay que volar torcido para darse cuenta.

Los pájaros se sientes solos aunque hay que mirarlos con unos ojos cerrados en forma de sonrisa para comprender que en realidad son unos desvergonzados de aúpa.
Y entonces el aire se torna brisa, el cielo se despeja, y los nidos esperan mil nuevas aventuras.

Eso es así.

lunes, 24 de enero de 2011

Autorretratos IV


















Fotografiarse a uno mismo es como mirarse en un espejo, así que fotografiarse a uno mismo mirándose en un espejo puede resultar un tanto redundante.
Pero es divertido.

Todo lo demás es juego.
Luz, pelo y movimiento. Desenfoque, acercamientos y reflejo. Textura y claustrofobia.
Evitar la presencia de la cámara, oler la respiración frente al cristal, mezclarse con la otra cara que se ofrece y que se esconde al mismo tiempo.
No saber qué va a salir forma parte del encanto, y disparar cien para que te gusten diez, parte de lo ya sabido.
Y uno se reconoce en ese buscar, aunque lo demás básicamente se le escape.

domingo, 23 de enero de 2011

Bartolomé contando






Cuando los espacios vacíos se llenan...

Cuando los espacios vacíos se llenan aparece la historia.
Cuando el personaje entra en escena la narración se desarrolla, las peripecias se suceden, la acción comienza.
Los espacios vacíos existen en espera de alguien que los ocupe, los habite, les ofrezca su esencia.
En eso, más o menos, consiste la realización de un cortometraje.

Aun siendo consciente de todas las limitaciones (las mías, las de mi entorno) no puedo dejar de sentir esa necesidad de contar con imágenes.
Y luego pienso que si con más tiempo, y luego pienso que si con más calma, y luego pienso que si con un poquito más de profesionalidad.
Pero no puedo.
Porque nada más terminar ya estoy metido en otra vorágine, pensando en lo siguiente, mirando el freno roto y desbocado, queriendo estrellarme de nuevo en la próxima inconsciencia.
Algún día llegará el sosiego, pero ahora no estoy en esas.

"Bartolomé contando" en la apócrifa continuación de "Bartolomé concretando". Una suerte de segunda parte llena de fondos coloristas y espacios cotidianos.
No hay mucho más.
Losetas, conguitos y andares. Folios, dedos y panteras rosas.
Liquidado en apenas un mes de trabajo, elevando la desvergüenza a la categoría de cena, alternando este trabajo con textos, dibujos y fotografías, sacándole tiempo a la noche de donde parecía no haber.

Cada vez que vuelvo a verlo tengo ganas de reposar -esta vez sí- mi próximo proyecto.
Pero no sé si podré.
Hay dos historias nuevas entre las que elegir, y las que se van quedando por falta de tiempo.
Entre estas últimas destaco un cortometraje exclusivo del caracol bombero y la tercera parte de Bartolomé, que de momento no verán la luz y dormirán en el cajón de los justos.
Por cierto que esta última ya tenía título ("Bartolomé de las Casas") pero deberá esperar su turno en la cola de la carne.

Quién sabe qué será lo próximo, si yo ya estoy pensando en lo siguiente...
Pero eso sí, para los que no lo hayáis visto, aquí está, "Bartolomé contando".
Y os lo digo yo, que no sé contar...

Mañana empiezo LXXXIX







Y es que antes de que llegue mañana siempre aparece la noche...
La noche negra de bombillas fundidas, la noche de luna nueva aparcado en la otra orilla, la noche después del día en espera del que está por venir.

Y la mano vaga se siente cómoda entre inactividad y silencio. Confunde grúas con focos e ingenua no se preocupa de la obsolescencia programada.

Antes de que llegue mañana siempre aparece la noche. Y cuando cerramos los ojos para dormir, la oscuridad ya es total...

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (III)


015) Porque Christopher Lambert no sabía de matemáticas y aun así pasó lo que pasó:
Estudió en Conneticut hasta los quince años y después se metió a actor. Ni siquiera eso le salió bien. Pero Herbert Bucowitz, su profesor de "Matemáticas aplicadas a la trigonometría en contraposición con el álgebra euclídea" de 1º de la E.S.O. todavía recuerda como en el año 82 le puso un problema de lo más simple sobre derivadas compuestas de permutaciones inversas y el bueno de Christopher se puso a contar con los dedos. Para castigarlo por su ineficacia lo sacó a la pizarra y le preguntó, delante de toda la clase: "¿Uno más uno?" Y el hijo de Lambert, aquel bonachón carpintero de Iowa ofreció la que hasta el día de hoy ha sido la única respuesta coherente que ha dado en su carrera (si exceptuamos, claro, cuando aceptó el papel protagonista de "Resurrección"). Christopher dijo: "Depende"
Años más tarde, para vengar aquella afrenta, él le preguntó lo mismo a Sean Connery.
Oye, Sean, ¿cuántos son uno más uno?
No sé, pero solo puede quedar uno...respondió el escocés pendenciero...

016) Porque uno más uno son unouno.

017) Porque un moco y otro moco suman un moco más grande, no dos, y forman de hecho una pelotilla lanzable hasta el infinito y más allá, después claro de ser masajeada convenientemente entre dos dedos (o en su defecto ayudados con la tela de un pantalón vaquero) que la seque hasta alcanzar la textura y sequedad adecuadas.
Dos mocos (de los lados izquierdo y derecho de la nariz) acaban siendo una pelotilla lanzada al aire.

018) Porque UNO al revés es la ONU, y no hace falta sumarle nada, que con la que hay todo es ya de por sí bastante inútil.

019) Porque una mano más una mano suman un buen saludo, recio y clásico donde los haya. Siempre claro que la mano no sea la misma (derecha/derecha o izquierda/izquierda) ya que entonces no podrán ser estrechadas como marcan los cánones y tendremos que conformarnos con un saludito típico de jugadores de baloncesto, y que no suman dos ni de coña.

020) Porque un Laurence Oliver y un Michael Caine suman una peli cojonuda.

021) Porque uno rima con folluno. Y uno más uno también.

sábado, 22 de enero de 2011

Bombero es mi pasión, año II



Jueves 22 de enero de 2009, viernes 22 de enero de 2010...y hoy.
Dos años embarcado en esta aventura absorbente, curiosa, absurda y fascinante. Y sigo sin cansarme.

Ahora que me paro a pensarlo fueron varias las razones que me impulsaron de aquellas a meterme en estos berenjenales. Algunas ya las he comentado (mostrar lo ya hecho, obligarme a seguir creando), y alguna hay incluso inconfesable.
Pero ahí está. Pero aquí estoy.

"Bombero es mi pasión" ha ido evolucionando bastante sobre la marcha.
Y eso me gusta.
Curiosamente, con bastante coherencia dentro de su despiporre y falta de vergüenza, con una cierta unidad pese a lo excesivo de su devenir.
¡Qué vamos a hacerle!
Para mí se ha convertido, he de reconocerlo, en un compañero de viaje. Y aunque la historia se acabará algún día (mañana, dentro de tres años) sé que siempre estará ahí. Porque yo mismo vuelvo algunas mañanas ociosas sobre lo que escribí un seis de octubre de 2010 y todavía me sorprendo.

Que es bastante yo, no lo niego.
Suelo ir andando por la calle con las manos en los bolsillos, despreocupado y soñando, y convertir eso en espejo a través de esta plataforma, casi setecientos días después, es una verdadera gozada.
Tener la oportunidad de expresarte, crear y compartir sin necesidad de pensar en límites, beneficios o acotaciones es algo que se acerca bastante a la libertad.
Y cómo lo disfruto.
Una vez alguien dijo que para que la revolución triunfe debería ser divertida, y aunque no venga a cuento, yo no puedo estar más de acuerdo. Ande yo caliente.

Mañana.
No sé qué será mañana. Uno nunca sabe que será mañana, si es que existe.
Seguiré dibujando, escribiendo y fotografiando el mundo, o al menos rinconcitos.
Intentaremos seguir con una entrada diaria, porque llevo dos años diciendo que el ritmo bajará y cada noche me sorprendo.
Pero es que uno es de rituales, y las cosas hay que celebrarlas como merecen.
Dos años, hemos dicho, así que mañana no sé que será, pero toca festejarlo.
Y como es domingo habrá "Mañana empiezo", y como es domingo habrá "365 razones" y como es domingo y cumplidos dos años mostraré mi nuevo cortometraje de animación, un reencuentro con el amigo Bartolomé, esta vez contando.

Y para despedirme, recordando cuando concretaba, os dejo con el cortometraje anterior.
Hasta mañana.

viernes, 21 de enero de 2011

jueves, 20 de enero de 2011

Las definiciones de un coche a vapor XXXVII











Aunque no siempre estar en minoría es estar triste.
Aunque no siempre ir ciego es dársela de trompazos.
Aunque no todos los relojes llevan el mismo sentido.
Aunque no siempre ser miope es estar borroso.
Aunque no siempre la goma nos borre ni la luz nos ilumine.
Aunque no siempre sea más triste el blanco y negro.
Siempre no.
Algunas veces.

miércoles, 19 de enero de 2011

Historias del otro lado XVI



No es el sueño lo que me hace soñar,
es el sueño
lo que me hace ir a la cama...

martes, 18 de enero de 2011

Pájaros XLI











La imaginación es esa joven esquiva que te mira desde las esquinas sabiendo como sabe mil cosas más de las que tú sabes...
Y si para alcanzarla hay que volar, volemos.

La imaginación es un señor con bigote en el fondo de un armario.
La imaginación es una decoración de guirnaldas, una olla exprés, mil botones cosidos a una tela invisible.

La imaginación es un ticket para un viaje sin retorno. Una vez que empiezas a volar, ya no hay manera de estarte quieto.
Que se lo digan a los pájaros...