lunes, 28 de junio de 2010

La luna que no era



Mirar no siempre es ver. 
Lo que hay delante se forma detrás, y así no hay manera.
Luces, sombras, tenues formas, luna mora o luna nueva. Si es la luz se comba entre sueños, si es la sombra lo que enseña es el sol, si son las dos lo que se mece es la esfera liviana.

Yo sólo me entiendo.
La luna pálida que se esconde a nuestros ojos no es luna para el que contempla aunque sea luna emergente, aunque sea reflejo de luz corpórea, aunque manifieste en su tibieza un mísero esfuerzo por permanecer y ofrecerse.
Ahora ni yo me entiendo.

Pero la luna está ahí, frente a mis ojos, ofreciéndome todas sus caras, ofreciéndome hasta al propio sol que tapa majestuosa.
Y entonces luna y sol se dan la mano, luna y sol se convierten en lo mismo.

Y la sombra es luz, y la luz es sombra.

domingo, 27 de junio de 2010

Mañana empiezo LXV






No, definitivamente, así no hay manera...

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano XLIV



302) PORQUE CUANDO VAS EN EL METRO, CORRES EL GRAVE PELIGRO DE CAMBIAR DE RELIGIÓN Y ACABAR SIENDO UN CONVERSO... (intentaré explicarme...)
Nosotros, los humanos, aunque tengamos alma y miedo, en el fondo sólo somos dinero.
Unos somos un billete de 5 euros, otros de 20 y los de menos de 500.
Todos somos dinero.
Así, en realidad, nuestros padres son las tarjetas de crédito.
Nosotros nacemos gracias a que las tarjetas se introducen libidinosamente en las ranuras de los cajeros automáticos.
Nuestro hogar, la Tierra que nos acoge, es la cartera (plana aunque a veces gruesa), y ahí cohabitamos padres e hijos.
Pero la cosa se complica con Dios.
Dios es la mano.
La mano que introduce la tarjeta en el cajero, la mano que recoge los billetes, la mano que nos guarda en la cartera.
Pero el problema es que no hay una sola mano. Todos tendemos a pensar que hay una sola mano pero no. Hay muchas manos, muchos dioses, y en el metro ya ni te cuento.
En el metro hay tantas manos que como te descuides, una mano que no es la que te ha creado te roba, y hace que tu Dios -el único, el verdadero- de repente sea un tío con unos vaqueros sucios y muchas ganas de cambiarte rápido por unos polvos que se disuelven en papel de plata.

303) Porque como dije ya una vez, las palabras que empiezan por la letra P son más bonitas si la P desaparece. Así la PROSA se convierte en ROSA y la PRISA en RISA.
Pero de eso la P no tiene la culpa.
Por eso hay palabras que se vuelven más bonitas si le añadimos una P.
Por eso ELLA se convierte en PELLA y la LANA se nos vuelve PLANA.

304) Porque si no, las bolas de billar, los balones de Nivea y el ojo de cristal del famoso filibustero Malcom Terry dirían "papá" cada vez que se caen al suelo.
Y no es el caso.

305) Porque las mentiras, cuanto más grande son, más redondas se vuelven.
Si no dices la verdad (sabedlo, niños, no lo hagáis nunca) las mentiras se hinchan, se hinchan, se hinchan, y cuando son tan inmensas que ya no se pueden mantener ni con los ojitos de Bambi, te explotan en la cara y se vuelven planas.

306) Porque cualquiera que haya ido a la consulta de Amanda Eustaquia Vitela, la vidente ciega de la calle O'Donnell, habrá comprobado con irrefutable pragmatismo cómo todas sus predicciones basadas en el Tarot se cumplen escrupulosamente, pero, aunque nadie se haya atrevido a preguntarle nunca, podríamos igualmente ver cómo su bola de cristal, empañada y con polvo por encima, sólo sirve de elemento decorativo.
En el plano tarot está nuestro plano futuro.

307) Gilipollas Absoluto Liándola Incluyendo Lerdos Estudios Obsoletos.

308) Porque aunque nadie cuestione la absoluta supremacía de las tortas de Alpandeire sobre las franquiciadas bolas de los Conguitos, estas últimas, sin estar malas, ya sabemos cómo acaban tras ser masticadas, digeridas y expulsadas en la intimidad de nuestro cuarto de baño...

sábado, 26 de junio de 2010

Un tonto, un lápiz, el calor y la goma











Las tardes en que el calor se cuela y se mete y se instala hasta en la sombra aislada de las habitaciones más frescas, esas tardes no son del todo propicias para el desarrollo de ninguna actividad medianamente razonable, que no sean la siesta o la contemplación.

Pero el lápiz gustoso y el tonto que lo contempla no le temen a la deshidratación ni al desencanto.
El lápiz graso que se mantiene a mano, y el tonto un lápiz que también necesita de la goma se dan un baile entre limonada y caída de sol, lentas y alargadas ambas.

Algunos lo llaman dibujar, otros la pereza que emana de un levantarse ocioso de la siesta eterna.
Y o son felices, o son tontos, o lo mismo las dos cosas.
Y se les nota.

viernes, 25 de junio de 2010

jueves, 24 de junio de 2010

Viaje a Vietnam VIII (mujeres vietnamitas)















Me gustan las sociedades donde la presencia de la mujer, especialmente en la calle, es visible e importante, es permanente y acaparadora.
La mujer que sale, que compra, que pasea, que ordena, que come, que mira y que comparte.
La visibilidad de la mujer no sólo es necesaria: es hermosa, en todos los sentidos.

Vietnam es un país que vive su día a día en la calle, y ahí las mujeres comparten el espacio de igual a igual con el hombre.
Sin duda es una sociedad matriarcal donde muchas de las labores del hogar no están aún compartidas, pero su presencia en la vida diaria de los mercados y los restaurantes es más que efectiva.
Compran y venden, sirven y comen.
Organizan, distribuyen, controlan.
Siempre me ha fascinado esa capacidad sintética y pragmática, y encontrarme con ella todos los días a pie de calle supone un aliciente más para este torpe viajero que camina.

Sus gestos, sus confidencias, sus enfados, sus besos, su vergüenza, sus riñas, todo al alcance de la mano. 
La presencia de la mujer en la calle engrandece los rincones de asfalto, la humedad y el calor del paseo.

Pronto se cumplirá un año de mi presencia en Hanoi, Saigón y demás ciudades vietnamitas.
Hoy cierro los ojos y comparto, con estas imágenes, con estos rostros, los recuerdos de las niñas, las mujeres y las ancianas que me acompañaron en el trayecto.

Y mis ojos y mi cabeza vuelan ya hacia el destino próximo...


miércoles, 23 de junio de 2010

Las definiciones de un coche a vapor XX











Como quien no quiere la cosa nos preparamos para el verano, para las vacaciones...

El coche a vapor se tomará un merecido descanso coincidiendo con esta su entrada número veinte, su tira número 100 al impecable ritmo de cinco tiras por entrada.
Las tiras (agrupadas en 1, 2, 3 ó 4) se articulan en mini historias, definiciones que se complementan y que dan, o al menos lo intentan, una lectura más amplia.

Lo mostrado hasta ahora se corresponde con un trabajo que hice hace más de quince años (al que lo único que he añadido es el color y la tipografía) y que se correspondía con las definiciones que escribí entonces.
Después hice varios cortometrajes con el mismo personaje (que también he ido mostrando alternativamente, aunque quedan todavía) basadas en las mismas historias.

Ya lo he dicho en más de una ocasión, pero una de las cosas -y son varias- que me ha ofrecido el mundo blog, es la posibilidad de retomar trabajos que ya tenía hechos para mostrarlos y en algún caso continuarlos.
Esa es la intención con "El coche a vapor".
He ido escribiendo alguna cosita más (de momento poca cosa), añadiendo alguna definición, y mi intención es descansar un poco para retomarlo con más fuerza.
También era la intención con "Pájaros", aunque esa tardará algo más de lo previsto.

El verano es un buen momento para mirar las cosas con calma, para descansar, imaginar mucho, dibujar poco y planificar al estilo de "después del verano empiezo" al que estoy tan acostumbrado.
Al menos lo intentaré.

Descanse pues nuestro amigo el coche, y esperemos que si vuelve, que sea pronto y que venga moreno.

martes, 22 de junio de 2010

Cuento de verano (Cines Renoir)



Como no pude -parafraseando a "Aterriza como puedas"- elegir un mal día para dejar de fumar, elijo un buen día para hablar del verano, que ya estamos metidos en él, y las ganas aprietan.

Así que hablaré de cómo el olor a verano se cuela en tu butaca, sentado en un cine, a oscuras, en plena primavera.

Y es que hay películas que llegan hasta ti por los lugares más diversos.
Por la risa, por la historia, por el misterio, por un personaje, una canción o algún diálogo.
Hay un momento -sólo hace falta uno- en que se te cuela dentro y ya te pertenece.
Quizá no sea la mejor película, las mejores interpretaciones, el mejor desarrollo.
Pero cuando una cinta te toca no hay racionalidad que pueda encumbrarte.

Con "Cuento de Verano" de Erich Rohmer me pasó.
Con "Cuento de Verano" entró, a través de la pantalla de un cine, el verano en mi butaca.
Me trajo los recuerdos de la brisa del mar, de los atardeceres en la orilla, de las conversaciones apostados en el rebalaje. 
Supongo que mucha culpa de ello -aunque la peli se desarrolle en Francia- tiene el haber nacido y haberme criado en Nerja.

Cuento de Verano encuentra esos lugares comunes que se desarrollan en un entorno turístico con adolescentes como protagonistas. 
La amistad, el amor, los juegos, las mentiras, las inseguridades, los anhelos, las dudas o las inquietudes.
Todo lo conocemos bien.
Y es precisamente esa identificación la que abre, de par en par, la puerta a tu rendición más absoluta.

Aunque entres en un cine de Madrid, en los Renoir, a más de 500 kilómetros de la playa más cercana, la arena, de repente, se cuela en tus zapatos. Escuchas cómo el mar rompe contra las rocas en el pasillo en penumbra de la sala.
Y te entran unas ganas locas de sol, lunas y verano.

Mención aparte merece el actor Melvin Paupaud, que interpreta a Gaspard en la cinta, metido en un personaje mitad ingenuo mitad egoísta; frágil, despistado, ligeramente crápula, vanidoso y ambiguo.
A través de su mirada el director canaliza toda la historia, todo ese mundo femenino que le rodea y que -cómo no- le supera.

"Cuento de verano" se desarrolla tranquila -su historias, los devaneos, las mentiras y los desengaños- mientras tu identificación crece progresivamente.
Con la naturalidad de actores que no conoces, con la frescura (no debería usar esta palabra pero no encuentro otra) de unos diálogos que reconoces, y de un gusto por hablar y por compartir los sentimientos en los que no tanto.
"Cuento de Verano" empieza y acaba, como todos los veranos.
Recuerdo que, cuando acabó la película y regresé al asfalto madrileño, a caminar por la Gran Vía camino de mi casa, pensé mucho más en los veranos pasados que en los que me quedaban por pasar.
Supongo que eso que entendíamos por juventud ya por aquel entonces se estaba terminando y entraba uno -aún sin quererlo- en el terreno de la nostalgia.

Siempre recordaré las caminatas de Gaspard por la arena de la playa, sus conversaciones con Margot, la sensualidad de la bella Solene, o las canciones compartidas en la cubierta de un barco, pero no podré olvidar, y me quedo con eso, cómo una sola película consiguió llenarme de verano, de un verano como el que ahora empieza, de un verano que -por qué no- siempre habita y siempre habitará en nosotros.

domingo, 20 de junio de 2010

Mañana empiezo LXIV








El atardecer es el ocaso (si acaso).

Las bombillas que ciegan las ganas con luz, el cubre polvos que se convierte en lencería, un teléfono desconocido y odioso.
Todo forma parte de lo mismo.
Un lápiz boca abajo que acumula desencanto, la mano que canta rancheras o el ya nombrado atardecer.
Todo habla de cielo oscurecido, de quietud en la orilla y de la brisa húmeda que acompaña a la negra noche.

Y ya puestos lo mejor es dormir...

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano XLIII



295) Porque yo siempre me he quedado con el interior de las personas y las cosas, no con el exterior.
Si pensáramos en un huevo, yo me quedo con un huevo frito antes que con su frágil cáscara...
Pues con la Tierra igual.

296) Por el conocido como factor éter:
En 1887, Albert A. Michelson y Edward W. Morley trataron de calcular la velocidad absoluta de la Tierra respecto del éter fijo, para poder así refutar las teorías de Efimovitch.
Vale que Michelson no le puso las pilas gordas al aparatejo Hozlen que compró Morley en un Chino por sólo 3 euros, pero los resultados de la velocidad de la Tierra fueron concluyentes: Velocidad 0, Tierra Plana 1.

297) Porque entre la sempiterna lucha entre flamencos y "valones" yo siempre me quedaré con un buen quejío...

298) Porque etimológicamente (aparte de que suene a plano), la palabra "Planeta" viene del latín planetes (vagabundo errante), y decidme la cantidad lamentable de vagabundos y parias que esta Tierra ha dejado por los descampados llanos y desconsolados...

299) Por la fuerza de la gravedad.
Si es la fuerza la que tira para abajo tanto a una persona en el Polo Norte como en el Polo Sur (y mira que sería raro), lo normal es que con el paso del tiempo tanta fuerza para abajo todo el rato hubiera hecho que la forma de la Tierra cediera y se achatase, chatos.

300) Porque la Sociedad de la Tierra Plana construye su teoría sobre 5 argumentos y 8 razones básicas de por qué el mundo no es redondo.
Pues yo llevo 300.
300.
Y encima irrefutables...

301) Porque no sólo ya el mundo (que también) sino la vida en general es como el pan tumaca. 
La Tierra es el pan y nosotros el tomate.
Si en este silogismo os preguntáis quién sería el aliño, a qué corresponderían la sal y el aceite, mi única respuesta debería ser: 
¡Ah, el aliño!

sábado, 19 de junio de 2010

Russell Preston Brown no es un pirandello



A los más fieles seguidores de este modesto blog no necesitaré explicar qué es para mí un pirandello.
Un pirandello es un personaje en busca de un autor, un ser normalmente rechazado, ninguneado, outsider.
Los fuegos artificiales que van para atrás, Escancito, el bombero cartel de no hay murciélagos, la barra de progreso, el acento-tilde del diptongo, el marcador injusto o el signo de exclamación del principio son sólo algunos ejemplos de ellos.
Están por ahí, entre nosotros, viviendo nuestra cotidaneidad y en esta entrada lo único que pretendía era sacarlos a la luz.

Pero hoy no voy a hablaros de ningún pirandello.
Hoy simple y llanamente voy a contaros una historia...

Y la historia empieza hace una semana, cuando estaba yo buscando y pensando en un nuevo personaje para esa entrada.
Pensé: En la página de arranque del programa Photoshop, ahí hay un pirandello.
El caso es que cuando le damos a arrancar a Photoshop (¡cuántas veces lo habré hecho en mi vida!) aparece el staff técnico de los creadores del programa.
Son muchos y apenas si da tiempo a leerlos a todos. Tres o cuatro nombres a lo sumo de más de cuarenta.
Pensé pues que cualquier nombre de los últimos, que cualquier persona más o menos anónima (que no sean los conocidos Thomas KnollSeetharaman Narayanan) me valían como pirandello.

Es cierto, por una sola vez en mi vida, la velocidad de mi iMac jugaba en mi contra.
Mientras arrancaba el programa intentaba escribir los nombres de Maiko Mia, Jackie Linconl-Owyang o Xingming Jia pero mi capacidad de retentiva no funcionaba.
Así que, con mi pragmatismo habitual, decidí ir a Photoshop/Acerca de Photoshop, que como casi todo el mundo sabe ofrece igualmente información sobre el staff del programa.

Le di, y mientras decidía cual era el nombre más sonoro para convertirlo en pirandello e inventarme una historia de mentira sobre su vida en los lupanares noruegos, comprobé cómo la parrilla técnica de Photoshop era bastante más amplia de la que aparece en el arranque.
La cosa se ampliaba con los "Core Engineering", los "Photoshop Adittional 3D Engineering", los "Development Management" o los "Product Marketing".
Hasta que apareció.
Allí, entre todo ese staff.
Uno llamado "Evangelism"...

Aquello no podía ser pasado por alto.
De entre tantos ingenieros, productores, informáticos y desarrolladores unos evangelistas sí que podían ser unos buenos pirandellos.
Había dos: Julieane Kost y Russell Preston Brown.
No sé por qué, pero me decanté enseguida por el segundo.
Me gustaba la contundencia y sonoridad de su nombre.
Russell Preston Brown era mi pirandello...

Pero me equivoqué.
Al teclear su nombre en Internet descubrí un gran personaje, una gran y divertida historia, pero no un pirandello.
Las imágenes de Russell no dejan lugar a dudas: Él es director creativo senior de Adobe Systems Incorporated, pero tiene un alter ego, el Dr. Brown, que resulta ser el personaje más demandado en las presentaciones del programa alrededor del mundo (la evangelización, claro).
He aquí el Dr. Brown:



El loco Dr. Brown, aparecido a mis ojos por casualidad tras una concienzuda investigación, se convertía por arte de magia en toda una celebridad, desconocida por mí hasta entonces.

Y como digo, gané una historia que contar, aunque perdí un pirandello...¿o no?...

jueves, 17 de junio de 2010

Góndolas, naufragios y maletines











Dibujos pequeñitos que se pierden en su propio espacio.
Ideas que resbalan a tu vera justo en el momento en que la mano baila.
Góndolas fantasma, naufragios que se convierten en fiesta, maletines que viajan por épocas antiguas, barcos que se elevan misteriosos, o los sempiternos sueños que se balancean al compás de una nube.

Son dibujos pequeñitos que se pierden entre colores pálidos.
Son ideas que te rozan cuando menos te lo esperas.
Y acabas mirándolos a lo lejos, una vez que sin querer los has hecho.

miércoles, 16 de junio de 2010

De bomberos XXIX



Había que tener el valor de ser un coche de bomberos en la Alemania del 39. Había que tener la suficiente entereza para que no se te torciera el guardabarros ni que la escalera se oxidase en mitad de los tumultos.
Veíamos lejos los días de las risas.
La lluvia no sonaba igual en las tardes de adobe.
Había en nosotros un espíritu especial que nos hacía levantar la vista al cielo aún sin pájaros. 
Algunos lo llamaban esperanza.

Han pasado setenta años de aquellos atardeceres en silencio. 
Hoy todos los coches nos hemos convertido en tazas.
Viajamos por las estaciones entre el frío glacial de una buena cerveza y el despertar ofuscado que se relaja con un té.
No tenemos recuerdos.
Un día abrigamos la loza para aposentarnos en la cocina y nunca más apagamos un incendio.
Somos impresión de mentira, pequeño reflejo de un recuerdo lejano, somos la caricia lejana que tu mano olvida.
Pero somos, a fin de cuentas, y el orgullo nos mantiene en pie a pesar del viento. 

Había que tener valor para seguir viviendo y nosotros lo tuvimos.
Y el tiempo, de común tan implacable, fue benévolo con nuestros sueños.

martes, 15 de junio de 2010

Las definiciones de un coche a vapor XIX











Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que un marino experto como yo ha confundido en las noches de alta mar, navegando con los grandes pesqueros japoneses, a las ballenas con islas desiertas.
Y es que ni veinte años embarcado en mercantes le da a uno la posesión de la verdad.

Es por eso que a un personaje como el coche a vapor hay que perdonárselo todo.
Que se gane la vida anunciando carteles que no llevan nada, que acabe quemado y obtuso de su experiencia como coche-bala, que se deje agredir por un muro volador disgregado que poco o nada pinta en su vida, o que trate de imitar a las ballenas haciendo que su chimenea parezca una fuente más bien pobre.

Un experto marinero como yo -que a estas alturas debería estar pescando atunes en el Índico- sabe muy bien que al coche a vapor, ese ser que de vez en cuando se cruza en su camino flotando ingenuo sobre los océanos, sabe que a ese bicho sin norte hay que perdonárselo todo.

Y se le perdona, palabra de marino.

lunes, 14 de junio de 2010

Las sombras del baile















A veces, con una cámara en la mano, no te queda otra que buscar algo un poco distinto (pensar en algo distinto de verdad son palabras mayores), buscar algo al menos diferente a lo que normalmente haces, buscar una nueva manera de encontrar fascinante ese hecho tan simple de apretar un disparador y capturar el momento.

Y en esos instantes, ante esas búsquedas, siempre aparecen caminos nuevos que desechar, nuevas vías por las que no seguir o miras distintas a las que prestar un poco de atención.
Y ese simple descoloque, esa pequeña catársis que se provoca, aunque lo encontrado no se ajuste a lo que a uno le gustaría, sólo por el sobresalto o el riesgo implícito habrá merecido la pena.

Tampoco es tan importante detenerse sobre esas cosas.
En la mayoría de los casos lo mejor es no pensar y apretar y disparar y capturar y disfrutar con ello.
O al menos intentarlo.

En este caso las sombras proyectadas en una pared, las sombras de un baile, las sombras de esos cuerpos que se muestran y se esconden y se expanden.
El juego de proyecciones, de movimiento en negro, de figuras agigantadas y estilizadas que se solapan unas con otras.
Mirarlas y dejarse llevar.

No hay mucho más.


domingo, 13 de junio de 2010

Mañana empiezo LXIII








Hay mucho sueño alrededor del mundo mano y eso es algo comprensible si tenemos en cuenta que cuanto más se duerme más cansado se está.
Eso es así.

Por otra parte hay camas, hay lunas, hay futuros llenos de sueños y hay despertares que se convierten en la antesala de acostarse.
Mucha desvergüenza mezclado con hastío a la expectativa.

Y ya no hay mantas, porque el calor aprieta...