Domingos que esperan a la noche deseando que el aire se vuelva nuevo, fresco y oscuro.
Hay noches de lunas sin bombilla, bombillas sin ideas, ideas sin sueño, sueños sin cama, camas sin manos, manos sin luna.
Y cuando llegue el día la mano se encontrará sin sábanas, y como no tiene ojos, abrirá sus dedos al día.
¿Dibujar? Eso es otra historia.