Calor y noche...
La humedad que se cuela en la cabaña, los sueños que no llegan.
Imágenes negras que se entrecruzan con la luna tibia.
Con la silla como excusa me imagino un viaje a lo más profundo del Mekong en mitad de la selva. Con la humedad en el ambiente, los mosquitos, la pesada noche que no te deja dormir y unos ojos rasgados que te vigilan.
Una simple silla y sus reflejos. Y a fabular.
Todo -para variar- acaba siendo juego.