jueves, 24 de junio de 2010

Viaje a Vietnam VIII (mujeres vietnamitas)















Me gustan las sociedades donde la presencia de la mujer, especialmente en la calle, es visible e importante, es permanente y acaparadora.
La mujer que sale, que compra, que pasea, que ordena, que come, que mira y que comparte.
La visibilidad de la mujer no sólo es necesaria: es hermosa, en todos los sentidos.

Vietnam es un país que vive su día a día en la calle, y ahí las mujeres comparten el espacio de igual a igual con el hombre.
Sin duda es una sociedad matriarcal donde muchas de las labores del hogar no están aún compartidas, pero su presencia en la vida diaria de los mercados y los restaurantes es más que efectiva.
Compran y venden, sirven y comen.
Organizan, distribuyen, controlan.
Siempre me ha fascinado esa capacidad sintética y pragmática, y encontrarme con ella todos los días a pie de calle supone un aliciente más para este torpe viajero que camina.

Sus gestos, sus confidencias, sus enfados, sus besos, su vergüenza, sus riñas, todo al alcance de la mano. 
La presencia de la mujer en la calle engrandece los rincones de asfalto, la humedad y el calor del paseo.

Pronto se cumplirá un año de mi presencia en Hanoi, Saigón y demás ciudades vietnamitas.
Hoy cierro los ojos y comparto, con estas imágenes, con estos rostros, los recuerdos de las niñas, las mujeres y las ancianas que me acompañaron en el trayecto.

Y mis ojos y mi cabeza vuelan ya hacia el destino próximo...