Mirar no siempre es ver.
Lo que hay delante se forma detrás, y así no hay manera.
Luces, sombras, tenues formas, luna mora o luna nueva. Si es la luz se comba entre sueños, si es la sombra lo que enseña es el sol, si son las dos lo que se mece es la esfera liviana.
Yo sólo me entiendo.
La luna pálida que se esconde a nuestros ojos no es luna para el que contempla aunque sea luna emergente, aunque sea reflejo de luz corpórea, aunque manifieste en su tibieza un mísero esfuerzo por permanecer y ofrecerse.
Ahora ni yo me entiendo.
Pero la luna está ahí, frente a mis ojos, ofreciéndome todas sus caras, ofreciéndome hasta al propio sol que tapa majestuosa.
Y entonces luna y sol se dan la mano, luna y sol se convierten en lo mismo.
Y la sombra es luz, y la luz es sombra.