La noche llega y el resto no importa.
Las mesas se encorvan, los lápices se sienten pigmeos, las navidades visitan a su otro yo en forma de cuento clásico, los folios brillan entre tristeza y la luna reniega de los poetas.
La noche cae.
Dormimos, soñamos y pensamos en un mañana lleno de dibujos maravillosos que no reconoceremos como nuestros.
La noche profunda.
El azul marino.
Y los ojos cerrados que se abren a lo imposible...