jueves, 15 de octubre de 2009

Vecinos



"Vecinos" es el primero de los cortos de una trilogía de comedia que hicimos los de Yaumate
Enero del 94, quién lo diría, quince años nada menos son los que nos contemplan.

A la espera de que Pelu los vaya colgando en la web me permito tomar algo de delantera y os iré enseñando en este blog algunos de los trabajos que hicimos en aquella época.
Ya mostré un cortometraje anterior, "Los recuerdos siempre son engañosos", y alguno más irá cayendo seguro por estos lares.

Hay cosas que saltan a la vista: Éramos más jovencitos y se ve, algo más de pelo (en mi caso más largo) qué duda cabe, más ingenuos probablemente, aunque esto último no se notase tanto en el registro de la cinta de súper VHS.

Pero ahora que lo pienso, y probablemente sea la primera vez que he caído en ello, con "Vecinos" nos hicimos mayores.
No sé cómo explicarlo pero creo fue sin duda nuestra obra más redonda hasta la fecha. Cuestión de ritmo, desarrollo narrativo y sencillez en las resoluciones.

(Sí, es verdad, sólo fallaba mínimamente la duración de la canción con la historia, cosa que Pelu ha arreglado y encajado perfectamente en esta revisión de montaje).

De verdad, no sé, pero le tengo un cariño muy grande a este corto. 
Pese a lo de siempre -medios limitados fundamentalmente- funciona con mucho orden, coherencia, y hasta dura lo justo cuando siempre se tiende a pasarse.
Y es que encima es una comedia.

Me hace gracia como hace poco escribía que en el decálogo del cortometrajista estaba el no empezar un corto con un despertador que suena y el protagonista en la cama. 
Comentaba que mis dos últimos audiovisuales habían comenzado así (no hace mucho Pelu también se reía al decirme que la nueva idea con la que estaban trabajando tenía ese principio) y resulta que en este cortometraje tenemos una muestra más.

Sí, es verdad, "Vecinos" empieza en la cama...

Aunque, si tenemos memoria y somos sinceros, para nosotros este corto comienza realmente en una habitación, en una habitación muy especial donde gastamos muchas tardes de risas y de compartir. De compartir música, pipas, charlas, pelis, proyectos y algo tan sencillo como ahora añorado: tiempo. 

Sí, era otra época.