He encendido una luciérnaga
para que nos alumbre en este parto.
He visitado moradas del color del universo,
he vaciado mis días en tu hombro
y he mostrado heridas a quien no desconfiaba.
Te sigo queriendo como ayer
y me vuelvo loco en tu presencia.
Quiero bañar de vino el regreso a tu perfil,
a mi atolondrada percepción
de guiños y engranajes.
Quiero buscar tu nariz en la penumbra,
quiero matar gusanos a dentelladas,
quiero herir mi afilada verdad escondida entre dos monstruos.
No volveré a saber de ti hasta el próximo desembarco
y el mar arrojará mi almohada por la borda
para que me sueñen otros.