miércoles, 2 de marzo de 2011

Historias del otro lado XX



Siempre pensé que si alguna vez se te aparecía un duende y te concedía un solo deseo, había que tenerlo pensado.
Si te concede tres no, con tres no pasa nada (siempre está la opción de que con el tercer deseo pidas que venga otro duende que conceda cinco), pero si es un solo deseo, la cosa es más complicada.
Y no creo que esté la cosa para tener a un duende esperando.

Así que lo pensé.
Lo pensé mucho.
Y pude llegar a la conclusión de que hay tres grandes deseos: Volar, ser invisible y la teletransportación.
No voy a contar por qué, pero yo tengo claro que si dentro de media hora se me aparece un duende, yo le pediré ser invisible.
No voy a contar por qué.

Pero hoy me he puesto a dibujar y me ha salido otra cosa.
Así es la vida, qué cosas.