Dando un pequeño repaso por las fotografías que tengo de mis viajes me doy cuenta: tiendo a ser demasiado clásico.
No sé si será el respeto por personas y sitios, lo cohibido de mi ánimo, cierta disponibilidad interior o que simplemente salen así, pero -sin ser bueno ni malo- la mayoría de las imágenes que obtengo, tanto en composición, temática y técnica se mueven por el ámbito de lo establecido.
No en vano, a fin de cuentas, las fotografías de un viaje lo documentan como tal, y así, al regreso de los mismos, me encuentro mayormente con monumentos, lugares significativos, y con los rostros y gentes que los pueblan.
Pero en fotografía siempre hay momentos para dejarte llevar por el rincón perdido, el reflejo inusual, el encuadre extraño.
Dejan así esas imágenes de ser fotografía de viaje para convertirse en eso, simplemente en fotografía.
He rebuscado entre mis fotos de China y me he encontrado con algunos de esos encuadres.
Aquí os los muestro.