Estas son lo se se dice fotogramas de cajón.
Fotogramas por haber sido realizadas sin negativo, y de cajón porque es precisamente ahí donde las he encontrado.
Jugueteando con las formas o el color, investigando, experimentando y buscando -as usual- se acababan encontrando imágenes sugerentes que iban y venían, que dialogaban con uno, con el pasado y con vete tú a saber qué.
Lo que me hace más gracia de estas fotografías es que se conserven a pesar del tiempo.
Es el juego con el tiempo.
No pertenecen a ningún pasado, a ningún referente (¿o sí?) y sin embargo me pertenecen, pertenecen a mi pasado, a la luz atrapada en aquel instante.
Igual divago, igual no son ni fotografías, igual ni importa.
Estas imágenes son de cajón.
Sirven, y ahí vuelven, para ocupar su espacio, su cajón, para exiliar al aire, que falta hace, de vez en cuando al menos.
Y la primera, sobre todo, es un claro y sentido homenaje a uno de mis pintores favorito, el delicioso Paul Klee.
Dejémonos de gaitas.
