358) Porque acuno el tuno vacuno.
Porque reúno veintiuno ayunos.
Porque desayuno un oportuno porcuno
y porque desuno importunos faunos.
Y todos los unos del mundo suman 12.
359) Porque Antonio Rico García estaba mirando las estrellas un 24 de enero de 1957 cuando de repente y sin venir a cuento, una de las estrellas se le acercó de improviso y le espetó un "tú que miras chaval" que le dejó loco.
Ta loco lo dejó, que su familia lo ingresó en el hospital psiquiátrico de Villarrobledo, tras intentar infructuosamente que jugase a la comba (y comprobar efectivamente que estaba perdido) a principios de febrero de ese mismo año.
Estando ingresado, una buena mañana mientras tomaba el aire en el pequeño jardín de violetas que había en la parte trasera del hospital, el bueno de Antonio comprobó atónito cómo a pesar de la luz radiante del mediodía, otra estrella vino a posarse en su hombro y le susurró un hermoso secreto teñido de color malva, y que tenía que ver con dos cervatillos y un albornoz blanco robado en un hotel NH.
Desde ese momento Antonio supo saltar vallas de más de seis metros y fue campeón olímpico en cuatro competiciones consecutivas hasta que tres ejecutivos del COI decidieron prohibir su estilo alegando unas "imperfecciones de forma" que no venían a cuento.
Pero desde entonces, en las profundas noches de marzo, retirado como está en un cortijo de Almayate, Antonio sabe y entiende, en el interior de su fragmentado corazón, que 1 estrella + 1 estrella más que un doble estrellamiento es una fortuna carioca con forma de brinco indisoluble.
360) Porque en su cuarta acepción según el diccionario de la RAE, sumar significa: "Resumir, compendiar, abreviar una materia que estaba extensa y difusa". Los unos nunca han sido especialmente extensos o difusos, con lo que propiamente sería imposible sumarlos.
Sí ocurre que los hunos, esos nobles guerreros de corazón salvaje, mirada vidriosa y calzones amarillos siempre se sintieron extensos, es verdad, pero en su canto matutino, ese que exhalaban sus gargantas tras el primer cuesco en ayunas, nada había de difuso y sí bastante de fusa y semifusa.
361) Porque la poesía es rima.
De qué coño van esos poetas arrítmicos, volubles y bohemios, esperanzados y caóticos a un tiempo.
De qué coño van esos rapsodas que piensan que sus tripas exhalan palabras como vómitos al aire mientras se pudren camino del papel.
De qué palo van esos literatos de medio pelo que creen que basta con sentir, arañar y llorar asonantemente para transmitir un sentimiento.
"Vaya vaya/aquí no hay playa", eso sí que es una rima, "qué suena lejos/es agua" menudo truño.
Así es, amigos, y por mucho que os duela, UNO + UNO = VEINTIUNO
362) Porque Nicolas Blatz, reconocido administrador de fincas de la baja Sajonia, siempre tuvo problemas con los signos de puntuación, y eso acabó siendo un tremendo inconveniente en su prometedor futuro como político de la zona.
Aparte de sus conocidos cambios de "Señor muerto, esta tarde venimos" en vez de "Señor, muerto está, tarde venimos", se le atribuye por el juez Pedralbes, de vacaciones por Alemania en el verano de 2008, un "uno más uno, menos" en vez de "uno más, uno menos", con lo que cuando su hijo viajó a California y mordió sin querer queriendo a un agente de bolsa en el aeropuerto, toda la costa oeste de los Estados Unidos acabó contagiada pensando que 1+1=menos.
363) Porque Juan Ramón Carneros Pardo, creador de la mítica serie de "365 razones" y a la sazón emperador de una nube que ya se deshizo en lluvia, viajó toda su vida andando y en avión, dibujó cuatro trazos que merecieran la pena y gastó gran parte de su tiempo viendo películas que olvidaría con la rapidez del rayo.
Estaba sentado en su casa, escribiendo la antepenúltima razón de su ensalzada por críticos e historiadores "365 razones de por qué 1+1 no son dos" ("obra irrepetible espero" habían dicho de ella, "un megalómano anda suelto", "1+1 no son 2 porque si lees esta obra una sola vez ya eres un bendito" o "WTF" habían sido otros de los elogios recibidos), estaba sentado en casa, frente a esa razón 363 cuando se dio cuenta de dos cosas:
a) no había pensado en cual iba a ser la última razón, programada para el próximo domingo y
b) no se le había ocurrido coger una calculadora hasta ese momento y el resultado que acaba de ver no le gusta pero nada
así que sin más vergüenza, esa que nunca tuvo, pinto con tipex su iPhone 4 y salió a correr a las 12 de la noche, con el frío cordobés y la ayuda de un ventolín, para que se le congelaran las ideas y conseguir así que, a las puertas de acabar su magna obra, 1+1 fuera un conglomerado informe de hielo, unos y penurias.
364) Porque esta es la penúltima razón, y ya vamos acabanDOS. no acabanUNO...