Como decía Muchachada...
Que el mundo es un lugar contradictorio no lo vamos a descubrir ahora. Que podamos a un tiempo admirar la lluvia y odiar mojarnos no está para nada reñido.
Que podamos al mismo tiempo disfrutar del caos y la serenidad, de The Lounge Lizards y Ruibal, o del mar y el asfalto no es en sí contradictorio.
Viva pues lo ecléctico.
Ahora las palomas...
Viví durante tres años en una buhardilla en Madrid, en un sexto sin ascensor, y escucharlas regurgitar en mi duermevela no era de lo más agradable.
Son pájaros, saben volar, sí... Pero no, no puedo con ellas.
Muchas son las amigas que así se llaman, sí... Pero no, los pájaros son otra cosa.
Hace poco me encontré con un buen grupo de ellas y me sirvieron para jugar con la obturación y el movimiento.
Asustarlas un poco y dejarlas volar para que las alas desplegadas hicieran el resto.
Unas cuantas fotografías hechas en un santiamén para recordar aquellos años de campanario y aleteos.
Instantes detenidos de las más conocidas como ratas del aire.
Ay, las palomas...