Pasa el tiempo y los bomberos suman a cada año cumplido un peldaño más en su escalera.
La escalera crece y crece y crece.
Los bomberos no quieren ni pensar qué pasará cuando la escalera roce la luna y se convierta en estrella para el resto de planetas.
Probablemente entonces no apagarán incendios y sí iluminarán a las tortugas sus noches de luna nueva.
Por no hablar de su sombra, proyectada en el suelo, que dará la vuelta al mundo al menos dos veces, y se saludará ella misma, cuánto tiempo sin verte, como si fuese una gran desconocida.
A Elena, por su cumple.