lunes, 16 de noviembre de 2009

Viaje a Malí VIII















Se van acercando las diez entregas por viaje que me prometí a mí mismo para no resultar pesado.

Aún así siguen apareciendo determinadas imágenes sobre las que misteriosamente no te habías detenido demasiado y que ahora se te presentan sugerentes y llenas del aroma de aquellos días.
Caras que se cruzaron en tu camino, paisajes, estampas, miradas y demás.

Otra cosa más a agradecer a este blog, que me permite volver la vista hacia unas fotografías que quizá el paso del tiempo habría terminado condenando al último rincón de la carpeta de un disco duro.

Siempre digo -y me repito- que me encanta la posibilidad de revisitar estas imágenes porque supone un reencontrarse con aquellos días, aquellas casas y aquellos lugares.
El aroma indescriptible capturado en un sensor CMOS (dejamos la emulsión de plata, ay) y que nos transporta a un pasado escondido en un sesentavo de segundo.

Malí tiene ese poder
Tiene olor a tierra y al tiempo que no despega.
Malí tiene en su pasado reflejos de mis horas presentes.
Hoy se dan la mano las dos, y yo las observo embobado.
Y me dejo llevar...