lunes, 23 de noviembre de 2009

Le voyeur


Hay un chiste tan malo como significativo, a modo de frase lapidaria, y que dice aquello de que "la Coca-cola no engorda, el que engorda eres tú".
Pues eso.
Que a mí me pasa igual.
No sé cuántos años diciendo que para fotografiar lo importante es la mirada, que lo más importante es saber mirar, cuando resulta que la fotografía no es la que mira, el que mira es uno.

Porque al final es eso. 
Tras el escudo del pequeño visor del cuerpo de cámara nos parapetamos, miramos y gozamos. 
Es ese pequeño agujero por el que nos dedicamos a mirar la vida, nos dedicamos a mirar las cosas que permanecen tan cerca de la emulsión plata y de los ojos, y tan irremediablemente lejos de nuestras manos y nuestras ganas.
Ese pequeño mirón que todos llevamos colgado en el ojo patio de nuestro bloque, tan cercano y enigmático a un tiempo.

Quizá por eso le tengo un cariño especial a esta fotografía y quizá por eso la muestro hoy sola, sin más acompañamiento que estas palabras.
Está realizada en la bajada a la playa de Salón, en el mismo corazón de Nerja.
Una pequeña ventana abierta al mundo. una sombrilla de playa, una mañana cualquiera, alguien que pasea buscando conchas, el sol y la arena, alguien que descansa, la cal que frena los impulsos.
Una historia tras la historia, una ventana tras el espejo, una mirada tras la mirada que es la misma.
Una fotografía que se abre al mundo, o que al menos en su ingenuidad lo intenta.

La mirada que todo lo puede, la fotografía que es mirada, la mirada que es uno, uno que nunca sabe.
Y lo que a partir de ahora diré siempre: La fotografía no engorda, el que engorda eres tú.