En los dibujos que tuve la oportunidad de hacer para la revista "Viajar" se unían casi por arte de magia dos de mis pasiones más cercanas: El dibujo y viajar, viajar y el dibujo.
Si tengo que poner un pero, aunque no tenga derecho, sería eso de tener que dibujar lo que te piden, y no dibujar lo que me da la gana (a lo que por otra parte estoy siempre -qué duda cabe- mucho más dispuesto).
Pero de los retos y de las obligaciones siempre se sacan cosas positivas, o al menos yo así lo intento.
Hice mapas, hice horóscopos e hice ilustraciones para artículos de opinión.
Me pilló con el pie cambiado, recién llegado al mundo de los ordenadores y de la gestión de color, y hay mucho de lo que hice que no me hace sentir excesivamente satisfecho, pero aun así lo sigo defendiendo -aquel trabajo- como dibujos, que son, que salieron de mi mesa.
Esos viajes que deseo son siempre más -para mí- los que me quedan por hacer que los que ya he podido realizar.
Las tierras desconocidas, las ciudades no pisadas, los rincones y las calles que aguardan pasos, ojos y fotos.
Añoro más los viajes pendientes que los que ya hice.
También en eso, qué duda cabe, se parecen también viaje y dibujo, dibujo y viaje.
Siempre.