viernes, 6 de noviembre de 2009

Arena, mar e invernadero











Estas imágenes no son sólo imágenes. 
Estas fotografías son espejo de la memoria, acompañamiento de los recuerdos, perpetuación de la infancia y reflejo de lo que siempre me acompaña.

Arena, mar e invernadero. 
Final del verano en Nerja, y eso que falta el sonido.

La arena, el mar y los invernaderos de Maro, al menos para mí, definen mejor que nada el mes de septiembre.
Mi mes de septiembre...
Un cambio en el aire, la soledad, el agua cristalina, la lluvia que no llega, el aroma de la tierra aposentada.
El plástico que es mar, la arena que es mar, el mar que es más mar que nunca.

Es difícil separarte de algunas imágenes porque de algún modo ya te pertenecen. Te han pertenecido y te pertenecerán aunque no las hubieras tomado, aunque no hubieses disparado la cámara aquel día.
Están en tu cabeza, tuyas son.

Estas imágenes no son sólo imágenes. Son parte de las diapositivas que tomé en la primera ruta fotográfica que se organizó en Nerja, allá por el año 91.
Qué color, qué maravilla las tristemente olvidadas diapos.
Y  sí, estaban en un cajón, pero muy al fondo.

Estas imágenes representan -de algún modo- una parte de mi pueblo que siempre veo cuando cierro los ojos.
Están ahí, y no sólo por haberlas fotografiado.
Han estado ahí, mucho más cercanas que en el fondo de un cajón.
Y estarán ahí, siempre.