domingo, 27 de enero de 2013

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y que el fin del mundo llegó el 21/12/12 (VI)


36) Porque Ayurte Hmbengo, cartonero feliz de la República Samoa, se levantó la mañana del 22 de diciembre de 2012 diciéndose para sí un "toma, mayas, que os habéis equivocado", y se bajó al Canto de la Playa a tomarse un coco con pajita.
Cantonero feliz y poco dado a las matemáticas, olvidaba Ayurte que la República había decidido, poco menos de un año antes, saltarse porque sí el 30 de diciembre de 2011, así que, sin querer, ellos disponían de un día más.
No puso la Cope Ayurte, ni Intereconomía, así que no se enteró de los dislates, los catastrofismos y el final del mundo sobrevenido, sí, en todos los lugares ya menos en Samoa.
Ni tiempo a pensar tuvo, cuando el mundo finalizó también en aquella playa, en que al menos lo había pillado con un coco, y con el típico calor de un soleado día de diciembre.

37) Porque los augures de los mayas se escriben casi casi como la palabra agur.
Y auguraron el agur, vaya si lo auguraron.

38) Porque Michael Parks Allen era un caza recompensas avezado en una y mil afrentas, hasta que se encontró en su buzón, entre facturas de Endesa y ofertas del Tele Pizza, la orden de SE BUSCA, vivo o muerto que el condado de Wisconsin había ordenado sobra Land Mortimer.
Lo único malo es que la barba mal crecida mezclada con la alopecia areata que éste padecía, junto con el mal hacer del dibujante, hicieron que el dibujo se pareciese bastante al del mundo. Y sí, el nombre de Land y las prisas de Michael no ayudaron tampoco.
Así que el hijo de Levin Parks se cargó el mundo de tan mala manera, que no hubo nadie que le pagara las tres bolas de alcanfor y la nueva xbox que el folleto prometía.

39) Porque con las gomas Laufer, si se tiene paciencia, se consiguen maravillas.

40) Porque más-allá de profecías, los ma-yas hacían unas migas de sémola con almejas y puerro de quitar el sentido.
Pero ellos sabían el futuro:
Que si los españoles iban a venir, que si los andaluces les iban a arrebatar la fórmula de las migas y las iban a mejorar con su puntito de calor de brasa, de sartén alunarada, de tarde de campo y vino, acompañadas de alegría y ensalada.
Sí.
Ellos lo sabían.
Así que lo del fin del mundo fue, ni más ni menos, que por joder.

41) Porque Gina Hawks estaba en un after de Guadalajara, en su primera visita a España, compartiendo un batido de vainilla con Alá, con Dios y con Yahveh.
Llovía cuando todavía no eran ni las diez de la mañana, un par de coches de policía iluminaban más que el sol, y la ambulancia del Samur tenía las luces apagadas.
Dios estaba profundamente dormido sobre las rodillas de Alá, en un gesto que a Gina le pareció especialmente conmovedor, mientras que Yahveh se fumaba el último Nobel mientras escuchaba a Coldplay en su iPod.
Entonces Gina lo vio.
Vio cómo el batido de vainilla caducaba justo al día siguiente, el 21/12/12, y lo entendió todo (la policía, el sueño, el humo de Nobel y la cucaracha que acababa de salir por la alcantarilla) como una metáfora perfecta del fin del mundo que se avecinaba.
Y se bebió la vida que quedaba, justo antes de que un ángel bajase del cielo para cantar a capela el "Te quiero" de Juan Antonio Canta.

42) Porque el fin del mundo leré, me dijo anoche leré, que si quería leré, montar en coche leré.
Y yo le dije leré, con gran salero leré, no quiero coche leré, que me mareo leré.
Y el fin del mundo leré, me dijo facundo leré, si te mareas en coche leré, cuando acabe el mundo leré, lo vas a flipar leré.