Por mucho que no suela aparecer mucho por aquí, una de mis entradas más queridas es la que se aúna bajo el epígrafe de "lo peor de mi vida".
Y es que, aunque tampoco haya escrito tantas, detrás de todas y cada una de ellas se esconde una historia.
Y eso es, muchos lo sabéis, lo que más me gusta a mí, la razón última de este blog: contar historias.
Esta historia, la historia del gurruño, tiene ya lo menos quince años. Había estado yo buscando la evidencia gráfica o visual que sustentase la historia y por fin ha aparecido.
La verdad que cada vez que lo veo no puedo sino esbozar una sonrisa en mi rostro, por lo absurdo, por lo genial, por lo estúpido.
Muchos quizá la conozcáis, otros me la habréis escuchado algún día, pero mañana la contaré, por fin, desde el principio al final, con todas sus consecuencias.
Que en la historia aparezca Madrid, una regla, Miguel Bosé, la falta de sueño, Enrique Morente o la desgana es lo de menos.
Esta historia será, porque lo importantes es lo importante, la historia de un gurruño. Del peor gurruño de la historia.