Los dibujos vuelan porque tienen hojas libres en sus entrañas más modestas.
Los dibujos no existen porque son soñados por nómadas armenios que viajan por la estepa con calcetines encriptados.
Los dibujos se sueñan cada vez que cubrimos una piel con saliva y deseo, cada vez que rescatamos el honor de un príncipe depuesto injustamente.
No podemos dejar de inventar.
No se puede dejar de crear.
Los dibujos vuelan, los dibujos no existen, los dibujos se sueñan mientras son traídos a la vida por una cigüeña con anteojos que peina canas en sus alas.
Los dibujos existirán mañana, y ahí estará uno para verlos.
Anda que no.