lunes, 5 de diciembre de 2011

Dibujos al aire
















Siempre me gustó dibujar en el aire. Y aún más, si me apuráis, dibujar sólo con la mente.
Pensar que dibujas, eso sí que era bueno.

No hace mucho, acabando mi nuevo cortometraje como estaba, saturado de dibujos repetitivos que nunca sabes muy bien adonde van, decidí estrenar mi recién adquirido trípode con unas fotografías del rastro de esos dibujos perdidos en el aire, perdidos en la imaginación.
Y aunque queden más bonitos en su no existencia, qué le vamos a hacer, son rastro también del cansancio de la bien entrada noche, de la intensidad de aquellos días, del trazo invisible que habitaba y habita en nuestros pensamientos.

Tuvieron que ser peces, pájaros, flores, caracoles y manos.
Cómo no.
Ellos no salen de mi cabeza tan fácilmente si no es para significarse en luz, tan vanidosos que se me muestran, y tanto que yo los perdono.