Un domingo que termina no es sólo un domingo que termina.
Termina todo un fin de semana: termina al mismo tiempo el viernes por la noche, la limpieza del sábado, las cañas del domingo.
El domingo se cierra una puerta al mismo tiempo que el lunes, lo que se abre, es toda la semana.
Así que, siguiendo esa lógica, si mañana empiezo -en realidad- es que empezaré a lo largo de la semana.
Más o menos.
Entretanto nos iremos a dormir con los clásicos del desdoble, con los bosques y los vientos, con las frases hechas, con las bibliotecas perdidas o quemadas y con el cursillo inevitable de cómo escribir con la izquierda.
Igual es que el futuro está en la izquierda...