Conservando aun ese -aunque sea leve- asombro ante lo que aparece ante tus ojos puedes pensar que ha merecido la pena.
Cuando no sabes, cuando no lo reconoces, cuando te sugiere o simplemente cuando lo descubres distinto a ti.
Habiendo cuidado o dejándose llevar, habiendo pensado o arrastrado la mano.
Todo lo demás no importa.
Conservando aun ese -aunque sea leve- asombro ante un nuevo dibujo, todo vale.
Aunque mañana lo vuelvas a ver, y te des cuenta, dita sea, que es lo mismo de siempre...