Hoy han aparecido -casi de casualidad- estas fotografías en mi disco duro y he cambiado mis planes.
En mi cabeza -esa que organiza las entradas mientras voy caminando por la calle- hoy tocaban fotografías de habitación de hotel, fíjate tú, pero paso página.
Después de las panorámicas que hice para la Escuela de Arte me encargaron una del Instituto Miguel Fernández de Melilla.
Allá que me planté con Juande, cámara y trípode en mano, y se hicieron las imágenes necesarias.
Ese amplio vestíbulo, esas columnas verticales, esos juegos de líneas que enmarcan los suelos... Todo se daba para que pudiese quedar una fotografía vistosa.
Y al menos a ellos les gustó.
Un día habrá que perfeccionar la técnica del giro sobre el eje nodal, pero eso es -qué duda cabe- otra historia.