lunes, 15 de febrero de 2010

Viaje a Vietnam VI















Parecía que no pero Vietnam sigue muy presente en mi día a día (hoy he recibido un mensaje de mi yo del pasado, precisamente desde allí), así que volver la vista sobre estas fotografías aún hace que se haga más presente, qué duda cabe.

Hay recuerdos de calor y humedad, y de ser consciente de que no existe el tiempo.
Recuerdos de un enorme país que parece una lágrima pero que no llora sino que vive, que sale a la calle y que grita, que bulle, que compra, que viaja y que se expande.
Y uno que se suma, cual viajero despistado.

Recuerdo los mercados llenos de color y olor; la vida alrededor del Mekong y una comida exquisita; el caos absoluto de motos, urbe y ruido; la tranquila noche de Hoi Ann, mucho menos húmeda y densa que la de Halong Bay, y recuerdo igualmente las miradas de los niños, absortas ante la tierra que no acaba.

Vietnam te ofrece facilidades en su tránsito, a veces con demasiada gente alrededor y demasiado encima pero en general con afabilidad y de un modo cómodo.
Vietnam tiene selva, ciudad, tiendas, montaña, mercados y playa. 

Y es Oriente, claro, con todo lo que ello implica...