Hay un poco de todo, como en botica.
Las definiciones no han hecho sino empezar, y ya se cuelan por aquí la indecisión, la timidez, la desilusión o el otoño.
Todo muy así.
En "El coche a vapor" intentaba usar los recursos mínimos para definir lo máximo.
Sin pasarse, claro.
O para dejar la ventana abierta al espectador, que para el caso es lo mismo.
Con tres viñetas basta para definir cualquier cosa.
Cualquiera.
Hasta un bostezo, el aguamarina o un pinchito moruno. Todo es definible.
Principio, nudo y desenlace.
Y ya.